Elecciones 23 de julio

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Elecciones Generales 10-N 2019

Los giros ideológicos de los partidos en los últimos cuatro años: dónde estaban, dónde nos llevan, cuál es su identidad

Coincidiendo con cuatro citas electorales, el proyecto de las cuatro grandes formaciones que han dominado el escenario político desde 2015 ha ido variando hasta cambiar de socios y objetivos en numerosas ocasiones

Los candidatos de los cuatro partidos más Vox en el plató del debate del pasado lunes miran hacia distintos lados. / Pierre-Philippe Marcou (Getty Images)

Madrid

La búsqueda de un nuevo eje, el caballo de la regeneración, la inclinación a la izquierda, a la derecha, más España, otra España y el endurecimiento y ablandamiento del lenguaje que, sobre los mismos asuntos, se afila o redondea en función de la semana. En cuatro años, atravesados por otras tantas citas electorales, el discurso de los cuatro partidos que se han repartido, hasta la emergencia de Vox, las mayorías en el Congreso ha mutado sin apenas descanso. Los asuntos que los portavoces políticos introducen en el debate público pasan de centrales a desaparecidos y la ideología que proyectan con su discurso vacila entre acariciar el extremismo de su bloque y el regreso a la moderación. Una papeleta del mismo partido ya no significa lo mismo en las urnas de 2015 que en las de 2019. Repasamos los virajes de los últimos tiempos y nos preguntamos por la identidad de los partidos, el comportamiento del votante y qué ocurre para que parezca no existir un proyecto de país sino estrategias intercambiables.

PSOE: de la España plural a la duda federal, del "socio prioritario" a perder el sueño

Las batallas internas, de las que Sánchez salió vecendor tras un dramático proceso que incluyó su caída y regreso, evidenciaron las diferentes almas del partido. Después de abandonar el Congreso de los Diputados y de ser cesado como líder del PSOE, Sánchez pasó a encarnar un ala más izquierdista frente a los barones. Defendió entonces, mientras se fraguaba el proceso de primarias del que saldría de nuevo vencedor, que el PSOE tenía que trabajar "codo con codo con Podemos", que en la idea de la España plural cabía el reconocimiento de otras naciones y que los poderes mediáticos y empresariales habían empeñado toda su fuerza en tumbarle.

Antes, sin embargo, se había presentado a las elecciones de 2015 con una enorme bandera de España y se había referido a Podemos durante toda la campaña -las dos campañas- como "los populistas" con los que el PSOE, al igual que con el PP, "no pactaría nunca". Entonces "llegó a un acuerdo con Ciudadanos que no prosperó" y después sus socios no tan lejanos le vetaron, recuerda el doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid, José Rama. Pero en su vuelta a la primera línea, en una gran victoria personal al imponerse al aparato del partido, el hoy presidente en funciones emergió como el candidato que había torcido el brazo al 'establishment'.

Volver a buscar el espacio

Rama señala que "lo normal es que los partidos tradicionales, PP o PSOE, sean los más reacios a cambiar. De hecho les suele costar posicionarse ante los nuevos temas como la inmigración", lo que abre la puerta a partidos nicho que hacen de estos asuntos su punto de anclaje. Hasta ahora, porque hoy "los giros discursivos pasan por todos los partidos", concluye. El surgimiento de nuevas formaciones obliga "a volver a posicionarse porque reconfigura el espacio de los que ya estaban", apunta el investigador de la Autónoma Andrés Santana.

Reuters

Basta con observar los últimos meses para percibir otros giros de los socialistas buscando posición. Diversas informaciones apuntaron hace unos meses que en la visita a Moncloa de Pablo Iglesias, el director de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, mostró a la comitiva de Podemos el salón del Consejo de Ministros acompañando el gesto con un "aquí vais a estar". Los hechos evolucionaron de tal modo que, poco después, el PSOE hizo prioridad el gobierno en solitario y Sánchez llegó a explicar que un pacto con Unidas Podemos no le permitiría dormir.

La Declaración de Granada, "un nuevo pacto territorial para una sociedad plural", decía el documento, relanzó en 2013 la solución federal de los socialistas. El PSOE de Sánchez se acercó y alejó de esta posición varias veces y acabó incluyendo la idea de la España federal en su programa para los próximos comicios por las presiones de Miquel Iceta.

Podemos: del eje arriba-abajo a reivindicarse como la verdadera izquierda

La irrupción de Podemos en 2014 trajo consigo el intento de crear crear un nuevo lenguaje, hededero en algunos aspectos del movimiento 15M . El partido de Iglesias persiguió en sus inicios el desplazamiento del eje izquierda-derecha, que identificaba con el sistema tradicional de partidos, en favor del nuevo eje arriba-abajo. Fue lo que sustanciaron en la división entre "la casta" y "la gente", según explica el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Javier Franzé.

Franzé resume la trayectoria de la formación morada en una evolución que va del antagonismo al agonismo. Es decir, existe una primera etapa en la que choca frontalmente con lo que llama "Régimen del 78", que propone "romper el candado" para rehacer la verdadera democracia, que no ha sido posible por una Transición pilotada por las élites políticas para dejar fuera del cambio asuntos cruciales. En la segunda etapa, la que este profesor llama del agonismo, el partido de Iglesias comienza a aceptar la utilidad y el marco de las instituciones nacidas de la Transición y, en lugar de llamar a romper, llama a "recuperarlas para la gente". 

El primer Iglesias promete en 2014 acatar la Constitución "hasta que los ciudadanos la cambien para recuperar la soberanía". El segundo sitúa, según Franzé, el punto de ruptura en la crisis de 2008, ya no en el 78, llama a "politizar el dolor" producido por ella y a recuperar las instituciones democráticas. Poco a poco evolucionará a reivindicarse como la auténtica izquierda frente al PSOE.

La cuarta socialdemocracia y la ruptura con Errejón

"La relación con el PSOE es lo que define ideológicamente a Podemos desde la marcha de Errejón", apunta Franzé a la Cadena SER. La formación morada, que desechaba el eje izquierda-derecha por tradicional, hará suyo un término muy tradicional: el de socialdemocracia. Así, presentarán una estrategia electoral basada en la idea de que "los socialistas de corazón votan a Podemos". La relación con el PSOE viene marcada por el tema catalán, en el que el PSOE, cree el profesor, se muestra más rígido por ser partido de gobierno; y por una especificidad española, "el enfrentamiendo de anguitismo (por Julio Anguita) y felipismo (el expresidente González). La herencia de ese choque en la izquierda."

Podemos

Además, el pretexto de la construcción de una maquinaria electoral, ha permitido a sus líderes levantar una estructura de partido sobre "una idea muy jacobina, muy vertical, que justificará las purgas, y muy antigua; pero combinada con elementos muy nuevos como las redes sociales." La ruptura con Errejón se produce por "una diferencia sincera", cree el profesor de la Complutense. "Lo que salta por los aires en Vistalegre II" es el modelo de partido. Íñigo aparece como el moderado aunque en realidad persigue un cambio más radical. "Pablo viene de un sector del anguitismo que cree que se pueden sumar sectores que ya existen en la sociedad. Íñigo cree que hay que construir un nuevo sujeto político, es más ambicioso en ese sentido" y de ahí que crea que el cambio debe ser más lento y modulado.

Para el profesor de Ciencia Política de la Complutense, Podemos ha entrado en una lógica parecida a la de Izquierda Unida. "Cuando el 90% de tus votantes son de núcleo duro es una mala noticia, si lo que quieres es gobernar, como dicen".

PP: del perfil técnico a la vuelta a las esencias, del extremo al viaje al centro

La moción de censura que acabó con el gobierno de Mariano Rajoy derribó también, en primera instancia, a un Partido Popular. "El PP era un partido de corte muy técnico", dice el doctor en Políticas José Rama, y viró con la experiencia dramática de perder el poder y la aparición de Casado. Al menos en su preparación para la primera cita electoral del este año.

Apartó perfiles como el de Soraya Sáenz de Santamaría y miró a su derecha para adoptar parte del discurso de Vox al proponer, por ejemplo, debatir sobre denuncias falsas en materia de violencia de género. Apoyado por el expresidene Aznar, Pablo Casado trató de recuperar lo que identificó con el verdadero PP. "A Casado le va muy mal ese discurso más a la derecha, de ahí que haya vuelto a cambiar" en solo cuestión de meses, indica Rama. Tras el batacazo en las elecciones del 28 de abril, el Partido Popular ha moderado sus propuestas y discursos y ha recuperado voces del otro PP, como Ana Pastor.

Entre medias se libró un cruce de reproches entre Feijóo y Casado, partidario como era el presidente gallego de alejarse del extremismo y seguir la vía del centro. La nueva estrategia del Partido Popular ha enfriando el enfrentamiento, pero el candidato del PP todavía se maneja en algunos aspectos entre dos aguas, preocupado por intentar pescar en sus dos flancos. Casado ha asegurado en las últimas semanas que bajo ningún concepto facilitará una gobierno socialista porque el PP es la única alternativa real a Sánchez; pero a la vez, precisamente junto a Fejióo, presumía de moderación y anunciaba que se entendería con los socialistas si el PP ganaba las elecciones.

Los partidos "han elegido a ciertos técnicos y han abandonado la tierra, el puerta a puerta, el sentir común" en favor de la influencia de estos gurús, opina Rama. "Los resultados son los que dicen si estos gurús son buenos o malos".

Ciudadanos: el nudo de la corbata que fue de la socialdemocracia a intentar liderar la derecha

Los giros de Ciudadanos empezaron mucho antes, con el partido persiguiendo su identidad hasta en extrañas alianzas. Aunque se fundó en 2006 al calor de un manifiesto firmado por intelectuales de diferente cuño, definiéndose como movimiento transversal contrario al nacionalismo, y a pesar de que tras su primera Asamblea se bautizó a sí mismo como de "centro izquierda", el partido naranja pronto coqueteó con grupos de una adscripción ideológica muy distinta.

En el año 2009, la formación naranja pactó con Libertas para presentarse en una coalición electoral a los comicios europeos. Libertas, fundado por un multimillonario irlandés, defendía abiertamente postulados contrarios al aborto, euroescépticos y de tintes xenófobos. La decisión costó a Rivera su primera gran crisis y las críticas internas que acabaron con la huida del partido de Antonio Robles y José Domingo, entonces ambos diputados en el parlamento catalán. Tiempo después, el propio Rivera admitiría que aquel acuerdo con Libertas fue un error.

“Ciudadanos es un caso muy llamativo. Si analizas dónde lo ubicaban sus electores hace unos años en la escala ideológica (donde 1 es la extrema izquierda y 10 la extrema derecha), ves que los votantes le daban un 5,1, una posición de centro. Hoy este valor supera el 7”, apunta Rama. Durante ese periodo, el partido que siempre ha liderado Albert Rivera dio el salto al Congreso desde Catalunya y se fue escorando a la derecha hasta eliminar definitivamente de su ideario el término “socialdemócrata” en el año 2017. Desde entonces la formación se autodefine únicamente como “liberal”.

El liberalismo de Ciudadanos chocará más tarde con su acercamiento a Vox para pactar gobiernos tras las elecciones autonómicas y municipales; con su regreso al discurso más identitario, que quiere oponerse al independentismo catalán; y con su aspiración de aglutinar a gran parte de la derecha y lograr el sorpasso al PP. “Creo que quienes votaron a Ciudadanos el 28-A no se creían del todo su cambio hacia la derecha”, de ahí que aún conservara parte de su votante moderado, opina el investigador del departamento de Ciencia Política de la Autónoma de Madrid, Andrés Santana. “Ahora, ya todo apunta a que van a penalizarle” por ello. Las salidas de Javier Nart o Toni Roldán, junto a la carta de Francesc de Carreras, uno de los fundadores del partido, que describía al actual Rivera como "un adolescente caprichoso", certificaron la otra gran crisis ideológica del partido.

Los expertos coinciden en señalar la dificultad de tratar de crecer partiendo del espacio del centro, de poca tradición en nuestro país. Eso, creen, ha incentivado los bandazos de Rivera, a quien señalan como el político que más ha bailado en su discurso. Parece que “Ciudadanos se encuentra en el nudo de la corbata. Tira el extremo de arriba, tira el extremo de abajo y corre el peligro de ahogarse”, define gráficamente el profesor Rama.

¿Partidos y votantes desorientados?

Un clima de cambio constante, en el que todo movimiento parece de preparación para una nueva batalla electoral, de una realidad tan volátil, "hace que el elector esté perdido y que los partidos no sepan por dónde competir", si por su izquierda o por su derecha, indica José Rama. En ese desconcierto nacen los virajes que, en cuestión de unos meses, llevan a que un mismo líder sea el rostro de dos ofertas que se oponen.

En cierto modo, "los partidos construyen un poco a sus propios votantes", señala el profesor Franzé; pero en la tensión de recoger sus mensajes y acomodarlos y a la vez tratar de moldearles enviándoles otros, tantos cambios concentrados en tan poco tiempo pueden pasarles factura. "Sabemos que al votante no le gustan los giros estratégicos", los que identifica como meramente electoralistas, subraya Santana, y tiende a castigarlos. Esto intensifica la batalla por el relato, que se libra cada vez en un plazo más corto bajo la creencia de que "el elector tiene memoria de pez y solo recuerda los últimos tres meses", señala Rama.

Santana matiza que, a pesar de los vaivenes, los cambios de los partidos "se producen dentro del espacio que les es cercano", lo que permite que el elector sepa dónde están, aunque no sea sencillo saber cuál es, dentro del espectro, su plan real. El problema reside en si con estos mimbres es posible formar las estructuras de alianzas que alumbren las reformas más importantes, las que requieren acuerdos amplios, o si la dificultad para enarbolar posiciones conciliadoras, más difíciles de vender en la arena electoral, nos condena a prorrogar la situación actual. Si el país está inmerso, de forma irremediable, en la dictadura de la estrategia y el gurú o si existe salida. "O los ciudadanos cambian, que no parecen estar por la labor de otorgar un cheque en blanco a nadie, o tendrán que hacerlo los líderes de los partidos. Tendrán que aprender a ponerse de acuerdo", concluye Santana.

 
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