Sorpresa en la Biblioteca Nacional: el segundo libro digital más consultado es un recetario desconocido
'Cien fórmulas para preparar salsas' recibe más consultas que el 'Cantar de mio Cid' o 'Don Quijote de la Mancha'
Madrid
La desconocida obra Cien fórmulas para preparar salsas, de Rose Mademoiselle, es el segundo libro de la Biblioteca Nacional (BNE) más consultado en línea —desde que se creó este servicio, en 2008—, por encima de clásicos como el Cantar de mio Cid o de Don Quijote de la Mancha y solo por detrás de El Beato de Liébana.
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Firmado por Rose Mademoiselle y editado por Saturnino Calleja entre 1896 y 1915, el libro tiene 157 páginas, es de pequeño formato —apenas 12 centímetros— y salió a la venta por 50 céntimos. La periodista e investigadora Carmen Alcaraz se muestra muy sorprendida por el alto índice de consultas que ha recibido esta obra y dice que es posible que Rose Madmoiselle fuese, en realidad, el pseudónimo de una cocinera que trabajaba para una familia pudiente.
"En una sociedad tan misógena como la de antaño, muchas mujeres optaron por refugiarse en el pseudónimo", explica. "Mademoiselle Rose era un apelativo usual entre las cocineras que trabajaban para las casas burguesas en Francia, pero no me atrevo a afirmar si fue francesa o española porque tanto esta obra como Cien platos vegetarianos podrían haber sido firmadas aquí o allí".
Alcaraz añade, de todas formas, que "emplear nombres de mujeres fue una estrategia de muchos editores utilizaron ara conectar con el público femenino", por lo que resulta complicado saber quién escribió la obra realmente.
Lo que sí está claro es que Rose Madmoiselle defiende la utilidad de las salsas para acompañar carnes, legumbres y pescados: "Ningún país posee en tan alto grado como el nuestro el arte de variar los condimentos de las salsas, que dan a los platos de nuestra cocina un sabor particularmente delicado", se lee en la introducción.
Cien fórmulas para preparar salsas incluye recetas como la de la salsa al limón, a base de este cítrico, agua, sal, pimienta, perejil picado y manteca, que se calienta durante cinco minutos y que se aconseja para los asados. También de elaboraciones populares como la bechamel o la mahonesa y de otras más singulares como la de pistachos o la de miel, todas muy detalladas y con recomendaciones sobre su uso.
Incluye además anécdotas como la referida por Brillat-Savarin, quien en una venta en medio del campo, donde ya sólo quedaba un guiso dispuesto para un comensal inglés, pidió que le dejaran tomar "un poco de la salsa de aquel asado con unos huevos". El autor de Fisiología del gusto disfrutó de una magnífica cena, mientras que el guisado del inglés quedó "completamente seco y desabrido".
Encuadernado en cartoné con cubiertas al cromo, el recetario tiene una colorida portada con el logo del editor en la parte posterior, aunque en el interior del tomo hay apenas un par de ilustraciones. Fue impreso en el número 28 de la calle de Valencia (Madrid), donde Calleja abrió un gran complejo editorial en 1896, dentro de la colección Biblioteca Popular, con la que quería "difundir conocimientos útiles y de inmediata aplicación a las necesidades de la vida, sin excluir lo que pueda ser motivo de honesto solaz y esparcimiento del ánimo".
La Biblioteca Nacional lleva tiempo promocionando sus fondos gastronómicos a tavés del proyecto Chef BNE, que ha involucrado a 12 chefs y a otros tantos investigadores para prepar 12 platos inspirados en contenidos sacados de la Biblioteca Nacional y, así, difundir la enorme riqueza que almacena.
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...