"Ya no quedamos con los amigos para comer pizza", así afectan las restricciones por el coronavirus en Italia
Con los colegios cerrados, las canguros para el cuidado de los hijos nunca habían estado tan buscadas
La pasta y la harina se acaban con rapidez en los supermercados que recuerdan por sus altavoces la obligación de mantener al menos un metro de distancia con el resto de clientes y con los cajeros
Madrid
Trabajar desde casa para una multinacional suiza y cuidar a sus gemelas de 6 años no es compatible para Susana, una española que vive desde hace más de una década en Florencia donde las escuelas permanecen cerradas como en el resto de Italia hasta el 15 de marzo a causa del coronavirus. "Mi suegra prefiere venir lo menos posible porque sabe que forma parte del grupo de riesgo y está preocupada por si coge el virus. Trabajo en el departamento de finanzas y pedí poder trabajar desde casa pero no puedo cuidar a la vez a mis hijas así que necesito una canguro. Antes solo iba a recoger a las niñas al colegio y ahora pasa seis horas en casa", explica.
Italia suma cerca de 5.000 casos y al menos 148 muertos.
Irene es otra española, una enfermera que vive con su pareja y sus hijos de 3 años y seis meses en Pescara, en el centro de Italia. "El ambiente está tenso y la gente está asustada. En el supermercado, a través de los altavoces recuerdan que debemos de estar alejados de los clientes y los cajeros al menos un metro. Y te quedas pensando. Luego están los vecinos que prefieren no venir por si contagian a los niños. Los amigos evitamos ir juntos a comer pizza y no quedamos con los niños porque si tienen un moco no sabes qué puede tener ese moco", explica.
"La gente está asustada"
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Los parques están vacías niños. Irene fue ayer pensando que se encontraría a otras familias del colegio pero no había nadie. "La gente está cansada, asustada y en alerta pero es que en la tele es un continuo con el coronavirus. Dicen que los hospitales van a colapsar. Creo que hay que tomarse las cosas de forma más tranquila, con coherencia e ir poco a poco", sostiene.
La demanda de canguros se ha disparado. No hay para todos. Irene está de permiso por maternidad así que puede quedarse con su hijo mayor al cerrar los colegios. "¿Qué hacen los que no pueden tener canguros? ¿Se piden una excedencia y dejan de cobrar? Todas las canguros están ocupadas".
A la familia de Irene le tomaron la temperatura en el avión cuando aterrizaron en Italia hace poco y no daba crédito cuando fue al supermercado y se había acabado la pasta y la harina. "Los productos indispensables aquí se habían acabado. Creían que pasaría como en Milán que hubo desabastecimiento. Nosotros por ahora estamos todos en casa e intentando mantener a los niños lo más entretenidos posible", relata.
"Los coles comienzan a mandar deberes y hay que mantener el ritmo"
Antes de que cerraran sus puertas, a las hijas de seis años de Susana les enseñaron en el colegio a extremar las medidas de higiene y a lavarse las manos de forma adecuada. "Espero que todo pase cuando llegue el calor. Mientras tanto intentamos tomar precauciones y no ir a sitios muy frecuentados. Salimos a la calle, no podemos mantener a las niñas todo el día en casa. Ahora los colegios comienzan a mandar deberes y hay que intentar seguir el ritmo", explica.
"Como familia lo estamos viviendo con calma. A las niñas no les hablamos del coronavirus de forma muy radical pero tampoco lo ocultamos", cuenta.
Confiesa Susana que al principio no creían que la situación llegara a este punto: "Pensábamos que iba a impactar menos pero luego cuando hemos visto la bajada en bolsa y la multiplicación de casos, la preocupación ha aumentado".
Maika Ávila
Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño de la conciliación al cambio real'. Ha formado parte...