Así pones en peligro a tus familiares al hacerte un test antes de Navidad
Los expertos alertan de la falsa sensación de seguridad que puede inducir la prueba y plantean otras recomendaciones a tener en cuenta antes de las cenas de Navidad
Madrid
La semana pasada, Vicente Larraga, investigador del CSIC y uno de los mayores expertos en vacunas de España, hablaba en la Cadena SER de "amor práctico" y decía que la única forma de estar seguros de que no vamos a contagiar a la familia en las cenas de Navidad es autoconfinarse diez días antes al encuentro. Para este experto no era suficiente la medida que exige una PCR negativa hecha 72 horas antes de la llegada a España de todos los pasajeros que vengan de países considerados de riesgo. Una exigencia que algunas comunidades autónomas --como Andalucía o Islas Baleares-- también barajan implantar de cara a los movimientos nacionales que se puedan producir durante estas navidades.
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Incluso Pablo Motos defendía en su programa en prime time la semana pasada que "esta Navidad el mejor regalo que le puedes hacer a tu familia es una PCR para cenar tranquilos". Una idea que va calando a pesar de los expertos alertan de que es una "falsa seguridad": "Hay que tener en cuenta que los resultados de las PCR tardan días en conocerse. Tras hacernos la prueba podemos contagiarnos y luego tener un resultado negativo, dando la falsa seguridad. En una cena familiar esto puede ser realmente problemático porque no tomaríamos medidas al pensar que somos negativos", explica el epidemiólogo Javier del Águila que además recuerda que si la PCR se hace demasiado pronto, puede darse el caso de que dé negativo y a los días ya sea positivo.
Del Águila pone un ejemplo práctico: "Yo estoy sano y nada más salir de la PCR me encuentro con una persona en la calle y me paro a hablar con ella. Y resulta que esa persona me contagia porque era sintomática y no lo sabía. Tres días después voy a tener un resultado de PCR negativo, pero resulta que estoy contagiado, pero como la PCR fue negativa llego a la cena con la tía, con la abuela y el resto de la familia y como soy negativo no tomo ninguna medida, ni uso mascarilla ni nada". Por lo tanto, este epidemiólogo, como otros muchos compañeros, también aconseja que, si se hace una PCR vaya acompañada de aislamiento estricto durante los días posteriores porque "se pueden contagiar en cualquier momento".
La viróloga Margarita del Val recordaba este lunes que 9 de cada 10 personas que ha contraído el virus no sabe dónde lo ha podido coger y también señalaba que "estar diez días sin estar en contacto con nadie" es la medida más eficaz para sentarnos a en la mesa con la familia con más garantías de seguridad.
¿Es mejor hacerse un test de antígenos?
A diferencia de las PCR, los resultados de los test de antígenos se conocen a los pocos minutos de haber realizado la prueba pero tienen otra gran pega: su alta tasa de falsos negativos, especialmente en personas que tienen coronavirus pero son asintomáticos que, con toda probabilidad, son el perfil de personas que pensarían en hacérselos para asegurarse antes de ir a una cena tras el contacto con un positivo, por ejemplo. "La probabilidad de que un test de antígenos de positivo en personas asintomáticas puede llegar a ser del 30 al 70% en el mejor de los casos. Eso significa que, de cada 10 personas enfermas a las que yo le haga el test, solo va a dar positivo en 3 de ellas, o sea que 7 no las estamos comiendo como falsas negativas, con el impacto que puede tener esto si voy a una cena de Navidad", aclara Del Águila. Por tanto, destarta también esta opción: "Nuevamente, el resultado negativo de esta prueba daría falsa seguridad y puede provocar un brote familiar muy peligroso".
Entonces, ¿qué sería lo más conveniente?
Más allá de las recomendaciones y restricciones que finalmente decida adoptar el Consejo Interterritorial para estas navidades, el epidemiólogo es partidario de guiarse por tres pautas:
Promoción en lugar de prohibición
"Nosotros, los epidemiólogos, generalmente somos más partidarios de unos enfoques basados en la promoción: en lugar de prohibir a la gente o darle unas instrucciones, ofrecer recursos. Decir, si queréis que la cena sea más segura, tenéis que intentar estar menos de 6 o de 10 personas, tenéis que intentar llevar mascarilla, tenéis que intentar ventilar la habitación. Pero claro, es Navidad, hace frío, hay personas mayores. A lo mejor esas personas terminan con una neumonía por ese frío en lugar del coronavirus, pues hay que intentar adaptar. Es decir, pues si puedes tener abierta la habitación un tiempo y tener el abrigo puesto en ese momento, pues mejor. Si podéis llevar la mascarilla todo el rato, también mejor. Si podéis hacer la cena en una casa grande en lugar de una casa pequeña, pues mejor. Tú tienes que ofrece a la gente un menú de posibilidades para que cada uno elabore la cena más segura que pueda", propone Del Águila.
Siguiendo esa argumentación, cree que la limitación de personas puede tener cierta flexibilidad: "Si el límite son seis personas, pero hay un familiar, un primo, un tío, alguien cercano que vive solo, que ha pasado un año muy malo o que ha perdido a alguien que está aislado pues no se va a cumplir la norma. Por eso es mejor decir, no pasa nada si viene ese tío y si sois 7, 8 o 9, pero cumplid todas estas otras medidas como la mascarilla o ventilar. Eso es un enfoque de promoción. No estás prohibiendo algo para que luego la gente se culpe porque no está cumpliendo las normas, se trata de dar recursos y de dar todas las medidas posibles para ir juntándolas y hacer la cena más segura, asumiendo que nunca hay un riesgo cero".
Responsabilidad individual
Una vez asumimos que no hay riesgo cero y tenemos todos los mensajes y recomendaciones en la cabeza, entra la responsabilidad de cada uno para cumplir esas medidas: "Te toca llevar la mascarilla en la cena aunque sea incómodo, te toca intentar mantener la distancia con tu familia, intentar reducir los abrazos dentro de lo posible. Obviamente te toca", insiste el epidemiólogo.
Este experto hace hincapié en diferenciar la responsabilidad individual de la responsabilidad institucional o social. Cree que "una cosa son los mensajes que te llegan y otra cosa es cómo tú los aplicas" y qué haces para maximizar esa esa seguridad: "Yo siempre digo que una de las cosas que tendría más impacto en las cenas de Navidad es no tener otras cenas antes. La típica cena del trabajo, la típica cena de antiguos compañeros, la típica cena de lo que tú quieras... Es decir, a mí me importa mucho juntarme a cenar con mi familia, pues oye, voy a intentar evitar los grandes eventos sociales entre medias para no contagiarme en ellos y que luego tenga el riesgo de llevármelo a mi casa".
Sentido común
La responsabilidad individual está íntimamente relacionada con el sentido común. En el caso de estas navidades, ese sentido común nos dice "que no van a ser normales, no nos vamos a poder juntar con toda la familia y que vamos a tener que hacer sacrificios": "Hay familias que van a tener que estar separadas y eso hay que asumirlo y tener en cuenta que la situación que es la que es", sentencia el experto, convencido de que "si confiamos en ese sentido común y si lo potenciamos dando herramientas, estamos consiguiendo un conjunto de medidas suficientes como para intentar hacer estas fechas más seguras".
Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...