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Tokio 2020

Lydia Valentín, una campeona en diferido

La triple medallista olímpica sueña con un colofón en lo más alto del podio de Tokio, una experiencia que en el pasado le fue arrebatada por los dopajes de sus rivales

Lydia Valentín celebra un ejercicio en Río de Janeiro 2016 / Getty Images

Desde Pekín 2008, la halterofilia se ha convertido en una apuesta de medalla segura para el equipo español. El peso de toda esta responsabilidad ha recaído en los brazos de Lydia Valentín, quien ha cumplido sin excepción en todas las citas olímpicas que ha disputado. En Tokio, la berciana aspira nuevamente a conseguir un nuevo oro que poder disfrutar en el podio, un hito que hasta el momento han impedido los dopajes de sus rivales.

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Pese a las trampas constatadas de sus principales competidoras, Lydia Valentín cuenta en su haber con las preseas olímpicas de todos los colores. Una plata en Pekín, un oro en Londres y un bronce en Río de Janeiro, además de decenas de éxitos acaparados en otros torneos nacionales e internacionales, sitúan a la española como un referente mundial en su disciplina. Sin embargo, solamente en la gran cita de Brasil ha podido saborear la gloria subida en su escalafón correspondiente.

En este sentido, la deportista de Camponaraya se ha mostrado realmente crítica a lo largo del tiempo. Su voz se ha erigido como uno de los principales frentes contra los fraudes en su deporte y ni siquiera se ha acallado con la posición tomada por la propia Federación Internacional de Halterofilia al respecto.

Lydia Valentín posa tras recibir su oro olímpico con 7 años de retraso / Getty Images

Esta particular guerra, la misma que propició que Valentín recibiera sus dos primeras preseas en unos Juegos Olímpicos con diez y siete años de retraso, respectivamente, se mantiene en la actualidad. El capítulo más reciente tendría que ver precisamente con el sistema de clasificación para Tokio, el cual ha sufrido unas modificaciones en los últimos meses que otorgarían facilidades de clasificación a los levantadores sancionados en el pasado. “Siento vergüenza”, llegó a admitir la máxima representante española al conocer el enésimo aplazamiento del Campeonato de Europa, último filtro para la cita olímpica, hasta el próximo mes de abril.

A tiro de una medalla de récord

Entre tantos obstáculos, Lydia Valentín ha conseguido abrirse un camino en la historia. No solo en España, donde reina sin discusión en sus categorías desde hace 15 torneos nacionales, sino a nivel mundial. En Japón, la española tendrá la oportunidad de dejar su sello en la historia como la primera halterófila que obtiene cuatro metales en los Juegos.

“Conseguir otro oro sería lo máximo”, reconoció durante su preparación, imaginando la hazaña de hacer sonar por primera vez el himno español en la Villa Olímpica gracias a su modalidad. De la única vez que pudo colgarse la medalla en directo, la berciana recuerda que “supo a oro”, por lo que en el horizonte busca un ansiado colofón dorado a una carrera de lucha y constancia.

Un ‘adiós’ por todo lo alto

Los de Tokio, como ha asegurado la propia Lydia Valentín, serán sus últimos Juegos Olímpicos. Es un evento atípico, lleno aún de incógnitas, que será recordado en los anales de la historia como los ‘Juegos del coronavirus’. Para los deportistas, su aplazamiento de 2020 a 2021 ha supuesto un cambio en su plan de entrenamientos que, en el caso de la halterófila, se ha tomado con total positivismo: “Siento que he tenido un poquito más de tiempo para poder dedicarme a mis objetivos, a reflexionar, a pensar en lo que tengo que mejorar. He sacado un confinamiento bastante productivo, para mí ha sido todo un descubrimiento”, llegó a declarar en el canal de YouTube del Comité Olímpico Español (COE).

Otra de las cuestiones por dilucidar en los próximos meses será la elección de los abanderados en el equipo español, un puesto de honor en el que podría encajar la haltera. “A nivel femenino soy la única española que tiene tres medallas en Juegos Olímpicos diferentes. Lo justo sería que el abanderado en Tokio fuese Saúl (Craviotto) o yo, me encantaría serlo, pero estaría encantada con cualquier decisión del COE”, reflejó durante el ciclo olímpico.

Este argumento, no obstante, no contaba con la novedosa iniciativa de la organización internacional en pos de la igualdad de género en los países participantes. Serán dos, un hombre y una mujer, los deportistas encargados de portar su bandera en la próxima ceremonia inaugural. Ello supone un aliciente extra para que, tras años de sufrir las ilegalidades en su deporte, Lydia Valentín pueda saborear al fin un momento único en suelo nipón.

 
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