Reponedor de supermercado e ideas de suicidio: el infierno de Borja Capponi tras el éxito de 'Malas pulgas'
El adiestrador madrileño sigue ofreciendo clases privadas: "Me llama gente llorando todos los días"
También comenta la actualidad animal desde su canal de YouTube: Borja Capponi Academy
Hace autocrítica de sus antiguos métodos y asegura que le encantaría volver a la televisión
Madrid
El encargado del Carrefour no podía creérselo: el tipo que estaba pidiéndole trabajo de reponedor era Borja Capponi, "el encantador de perros". El mismo que salía en televisión ayudando a familias desbordadas por el furioso comportamiento de sus mascotas. "¿Me estaba vacilando o qué? ¿Será una cámara oculta?".
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Capponi (Madrid, 1974) saltó a la fama gracias al programa Malas pulgas, que Cuatro estrenó en 2010 y que Mediaset lleva años reponiendo los fines de semana por la mañana. El formato, en realidad, fue la adaptación ibérica del exitoso El encantador de perros, producido por National Geographic y protagonizado por César Millán.
"Con 7 años ya me sabía más de 100 razas de perro. A mi abuelo también le gustaban mucho y tenía varios libros", explica por teléfono. "Pero con 12 años recuerdo ir al cine a ver El señor de las bestias y, al ver que podía comunicarse con los animales, pensar que eso mismo es lo que quería hacer yo".
"Adiestro perros. Precios asequibles"
La afición se convirtió en una obsesión y, después de experimentar con su propio perro (un boxer) y el de la gente de su entorno ("recuerdo un dóberman en Manuel Becerra al que adiestraban con salchichas)", Capponi puso un cartel en el Parque del Retiro: "Adiestro perros. Precios asequibles".
Tenía solo 18 años y una sola afición más allá del mundo canino: tocar la batería en grupos de rock. Pero Capponi ya tenía muy claro a qué quería dedicarse.
"Cuando aparece César Millán, en 2006-2007, todo el mundo se queda alucinado. Yo ya había hecho mis pinitos en TVE y una clienta que trabajaba en Antena 3 me dijo que en una productora estaban buscando al encantador de perros español", relata. "Ya habían pasado 50 adiestradores por el casting, pero a ninguno le gustaba César Millán y para mí, en cambio, era un ídolo. Cuando me vieron, fliparon".
Acusaciones de maltrato
Casi de un día para otro, Capponi se convirtió en una estrella de la televisión y, de hecho, a día de hoy, gracias a las reposiciones de Malas pulgas, sigue siendo el máximo referente sobre adiestramiento de perros en los medios. Pero el camino no ha sido sencillo y, de hecho, pasó de la fama al olvido en muy poco tiempo.
Según cuenta Capponi, tras los buenos datos de audiencia de la primera temporada de Malas pulgas, la productora BocaBoca decidió grabar nuevos capítulos y a él no dejaban de llegarle correos electrónicos de personas queriendo contratarle. Pero, de repente, todo cambió. Empezó a recibir acusaciones de maltrato, por cómo manejaba algunos de los perros que aparecían en el programa, y su carrera televisiva se truncó. Ya no recibía ofertas de trabajo sino amenazas de muerte.
Además, con la segunda temporada de Malas pulgas en el congelador, pendiente aún de estreno, Capponi descubrió que Cuatro había preparado otro programa con César Millán (El líder de la manada), y se vino abajo.
Del éxito a la ruina
Durante esos años, según cuenta, pasó por un desahucio, trabajó como reponedor de supermercado y alimentó a sus perros gracias al pienso que le fiaban. "Llamaba a BocaBoca todos días llorando", explica por teléfono.
"Caí en una depresión y me quise suicidar. Solo quería dormir y no pensar. No dejaba de preguntarme por qué me estaba pasando eso a mí. Adelgacé 10 kilos y llegué a pensar que tendría que dormir con mis perros en unos túneles que había cerca de donde vivía", detalla en uno de los vídeos de su canal de YouTube.
De nuevo en la pequeña pantalla
Después de una larga temporada sobreviviendo gracias a algún que otro cliente y, sobre todo, a la ayuda de amigos y vecinos, Capponi recibió una llamada inesperada: "Pon Cuatro", le dijeron. Y al hacerlo descubrió que la cadena, sin haberle comunicado nada, estaba anunciando su regreso, con los capítulos pendientes de emisión.
- NOTA DEL EDITOR
El teléfono de Capponi volvió a sonar y hasta llegó a reunirse con Paolo Vasile, el capo de Mediaset en España, para estudiar la posibilidad de grabar una tercera temporada de Malas pulgas. Pero aunque, a día de hoy sigue siendo su sueño, Cuatro se ha limitado a emitir una y otra vez los mismos programas, por los que ya no cobra absolutamente nada, según cuenta el experto en perros.
"En total, por las dos temporadas, me dieron 20.000 euros. ¡A mí me estafaron!", señala en la entrevista concedida a la Cadena SER.
Vida de ermitaño (youtuber)
A día de hoy Capponi vive con una manada de 15 perros en una finca de 5.000 metros cuadrados en Monte Acevedo, a una hora de Madrid. El presentador de Malas pulgas asegura llevar una vida muy austera, sencilla y sacrificada —"como un ermitaño"—, alternando el estudio y cuidado de sus animales con el trabajo como adiestrador (on line o presencial). De hecho, según cuenta, recibe alrededor de 200 llamadas al mes de "gente desesperada" que requiere sus servicios: "Me llama gente llorando todos los días".
Hace unos años volvió como colaborador a La 1 de TVE, pero también lleva tiempo dedicándose a ser youtuber. Su canal, Borja Capponi Academy, cuenta con más de 11.000 suscriptores y ofrece contenidos diversos: reflexiones sobre el reciente Anteproyecto de Ley de Protección de Derechos de los Animales, explicaciones sobre la psicología de los perros y de sus dueños, comentario de vídeos virales protagonizados por perros, anécdotas de su paso por Malas pulgas...
Pasión, trabajo y autocrítica
Capponi ha recibido muchas críticas por no contar con una formación reglada, pero él se reivindica como autodidacta y, de hecho, se muestra crítico con algunos de los métodos que aplicaba. "¿Tú crees que Marc Márquez ha hecho un curso de conducción? Yo hice adiestramiento hace 27.000 años y ahora, al verlo, me da vergüenza ajena. El toque físico ya no lo hago. ¡Claro que no! Algunas cosas las hacía porque me lo pedían los de la tele, además. El adiestramiento en positivo rompe el instinto del animal y puede generar más ansiedad".
Capponi repite hasta la saciedad que lleva años entregado en cuerpo y alma a los perros, que no deja de leer y estudiar sobre ello, y que a fuerza de observarlo ha aprendido a interpretar su lenguaje corporal.
Habla del anclaje de ojos, del genotipo, del perrotipo, del coaching cuántico-canino, de animales tratados con ansiolíticos y, sobre todo, de que la clave radica en la conducta del dueño, más que en la del animal. "Soy un experto en etología canina", dice. "Pero es duro. Necesito que la gente sepa que esto no ha sido un camino de rosas y solo espero que algún día se reconozca mi trabajo como Dios manda".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...