Todo lo que Casado no entendía del contrato de Ayuso y que, de pronto, entendió
De un día para otro, la postura del líder del PP cambió por completo
Todo lo que el PP decía del contrato de Ayuso (y que ya no dice), por José Luis Sastre
Madrid
El viernes pasado, Pablo Casado se preguntaba si era entendible que Isabel Díaz Ayuso contratara con su hermano y el sábado, después de verse con ella, el líder del PP lo entendió todo. Lo entendió también después de que Feijóo hubiese amagado con un congreso. Ya nadie citaba en Génova lo que acababan de citar, las sospechas que repetían mientras Sol les acusaba de guerra sucia por el intento de contratar a un detective que Génova negó y que el detective admitió, aunque no dijo de quién. Almeida también lo negó y acabó dimitiendo Carromero.
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Ayuso reconoció el jueves relaciones comerciales de su hermano. No dio cifras. Al poco compareció García Egea: "Se puede tener un buen resultado electoral pero eso no exime del deber de rectitud y del deber de lealtad. Que la verdad siempre se abre paso y la justicia prevalecerá", sentenció el secretario general del PP.
"La verdad se abre paso", decía sobre unas sospechas que tenían pero que no denunciaron. Antes de esa comparecencia, Génova hizo saber, en fuentes, que había un contrato irregular. Eso dijeron: "irregular". En su entrevista del viernes, en la que Casado dice que no entiende el beneficio que pueda hacer un hermano, dice algo más: "Yo, cuando presida el Gobierno de España, no permitiría que un hermano mío cobrara 300.000 euros por un contrato adjudicado por mi Consejo de Ministros".
Es decir: Casado ya había convocado a Ayuso. Lo que ocurrió el viernes -esa reunión Casado-Ayuso- ya había pasado antes. Y Casado seguía sin entender: él habla de 300.000 euros. El partido había hablado de 280.000 euros. Y al referirse a los beneficios que se llevó el hermano de Ayuso por el contrato con una empresa de un amigo, Casado va aún un poco más allá todavía: sería un contrato con familiares en este caso a través de persona interpuesta.
Después de eso, Ayuso publica un comunicado -un comunicado- que cifra la ganancia de su hermano en 55.000 euros. Admite que hubo cuatro facturas con la empresa del amigo, pero sólo da el importe de una. Niega que fuera una comisión, que es la palabra que usa Casado, que habla de "comisionista". Ella habla del "cobro de las gestiones" por conseguir las mascarillas. Lo que hubo fue la comparecencia de dos consejeros con esta tesis: la nota de prensa lo aclara todo.
Después llegó la reunión con Ayuso y el PP hace saber que da por buenas sus explicaciones sobre lo que no entendían. Así es como después de hablar de contrato irregular, de preguntarse si hubo influencia de Ayuso, de si había comisión y comisionista, de extender la sospecha por que en esta comunidad tan grande en la que no te cruzas con tu ex acabas beneficiando a un hermano, después de la reunión privada, una cifra en un comunicado y una amenaza de Congreso, el PP propondrá cerrar el expediente. Ya no hay dudas en Génova. Sólo hay, como mucho, gritos en su puerta.