Defendamos el Gazpacho
Jose Berasaluce
Defendamos el Gazpacho
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Jerez de la Frontera
Mi perversión de hoy es para el Gazpacho. El gazpacho está en peligro de extinción. Sopa fría que se prepara con hortalizas crudas trituradas, principalmente tomate, cebolla, pimiento y pepino, mezcladas con vinagre, ajo, aceite y miga de pan para emulsionar la mezcla.
Ha sido injustamente desplazado por el salmorejo, ese yogur de tomate y pan que ha colonizado nuestras mesas con texturas imposibles y cremosidades espantosas en perversa alianza con las afiladísimas cuchillas de la Thermomix.
Sin embargo, un gazpacho es la huerta andaluza en tu boca y es una sopa fresca que pasa como un trago de hortalizas. Recientemente, se creó en Sevilla la Academia del Gazpacho Andaluz, en Casa Robles, con varios gastrónomos, Chefs y reconocidos hosteleros de la capital. Realmente, al gazpacho no le hace falta una Academia para fijar un canon. Es imposible hacer dos gazpachos iguales y es necesario, además, innovar con el gazpacho.
No tiene sentido sentar cátedra del gazpacho cuando en cada casa se hace uno diferente. Antes que las minipimer y las batidoras eléctricas aparecieran, el gazpacho se pasaba por un chino, un colador metálico y un mazo de madera y veranos de tu infancia.
Eugenio, el pepino no se repite. El gazpacho tiene muchos enemigos ocultos y tenemos que destaparlos. Es necesario defender el gazpacho andaluz, luchar contra los estereotipos y reivindicar sus cualidades. Tómenlo en vaso fresquito e incluso con unas gotitas de amontillado NPU. Defendamos el Gazpacho.