"Estoy deseando volver a verte para comerte esos pechos": las cartas de Galdós a Pardo Bazán no se quemaron
Un coleccionista privado conserva las fogosas cartas de Pérez Galdós a Pardo Bazán que se creían destruidas, según confirma un librero histórico de la Cuesta de Moyano a la SER
Madrid
Guillermo Blázquez, librero histórico de la Cuesta de Moyano, cuenta en exclusiva a la Cadena SER que los herederos de un ilustre académico español tienen en su poder desde hace décadas cerca de un centenar de las cartas que Benito Pérez Galdós le envió a Emilia Pardo Bazán a lo largo de los cerca de tres años que duró su relación sentimental.
Las cartas de Galdós a Pardo Bazán no ardieron - Exclusiva Hoy por Hoy Madrid
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Blázquez, que recibió a la SER en su librería de la Carrera de San Jerónimo de Madrid, ha explicado cómo la viuda del académico le enseñó hace años, en la biblioteca de su casa de Madrid, las cartas de Galdós a Pardo Bazán. "Yo estuve ojeando un par de cartas", explica Blázquez, "debe haber unas setenta u ochenta. Posiblemente una parte de la correspondencia se quemó en el Pazo de Meirás, pero estoy seguro de que aún hay más correspondencia en manos privadas".
Un coleccionista privado conserva las cartas de Galdós a Pardo Bazán, según un librero madrileño
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Cartas fogosas
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Cuenta el librero madrileño que tuvo ocasión de leer algunas de las cerca de cien cartas que el escritor canario le remitió a su amante y apunta a que tal vez el carácter fogoso de las misivas haya hecho que la familia se muestre reacia a hacerlas públicas. "Eran cartas subidas de tono, no eróticas, pero sí contenían comentarios que podían resultar excesivamente fogosos para la época. En una de ellas leí que Galdós le decía: ´estoy deseando volver a verte para comerte los pechos´. Los propietarios son coleccionistas y puedo asegurar que tenían las cartas y que éstas aún existen".
Blázquez también ha asegurado que ha intentado comprarlas en alguna ocasión, pero que la familia es reacia a venderlas. Sobre cómo han llegado a manos de esta familia madrileña, el librero cree que "tal vez se las regaló la propia Emilia o les cedió una parte del epistolario. Nunca les he preguntado cómo llegaron a su poder. Me parece una indiscreción".