Julia: "La muerte por COVID-19, en directo, es muy dura. Gestionar un duelo por teléfono es muy complicado"

María Luisa y Julia

Pamplona

María Luisa y Julia comparten un lugar, la residencia Virgen de Jerusalén, en Artajona. Durante los primeros compases de la pandemia de COVID-19 se contagiaron prácticamente todos los residentes, algunos murieron y, además, hubo casos graves entre las trabajadoras. Ellas dos, María Luisa y Juana, también contrajeron el virus, pero fueron asintomáticas. Fue, dice Julia, un torbellino, una cascada en el que cayeron trabajadoras y residentes. "Pasa a menudo que la gente fallece aquí, evidentemente es la naturaleza. Pero esto fue como muy condensando. Pero la muerte por Covid, vista así en directo, resultaba dura. Y costó".

Nos recibieron a principios de marzo en la habitación de María Luisa, de 89 años. Un lugar coqueto, ordenado, y en el que las fotos de sus sobrinos ocupan gran parte de las baldas de la pequeña estantería. En la primera de ellas, tiene una imagen de la virgen de la Milagrosa, a la que reza tres avemarías todas las noches. María Luisa es una persona de costumbres, y entre ellas, no se pierde un solo partido de fútbol. Reconoce que es fan del Atlético de Madrid y Osasuna.

Tanto María Luisa como Julia, residente y trabajadora de la residencia, recuerdan aquellos primeros momentos de confusión, de dolor, en el que salió lo mejor de cada persona.

Julia cree que las trabajadoras han salido reforzadas, que han trabajado mucho como equipo y que eso las ha impulsado hacia adelante. Por su parte, María Luisa, sigue demostrando que las ganas y la alegría de vivir no desaparecen con la edad.

Recuerda Julia lo complicado que fue gestionar el duelo por esas muertes por teléfono porque la residencia seguía cerrada... y la frustración de sentir que no llegaban a poder atender a cada uno de los residentes como se merecían. María Luisa, por su parte, estuvo veinte días confinada, aunque sin síntomas... lo peor, dice, permanecer encerrada. "Como no tenías más remedio que hacer lo que te manden, pues no se podía salir y para que te ibas a enfadar". 

Ahora, concluye Julia, están trabajando a nivel psicológico todo lo que esta pandemia les ha supuesto a nivel profesional y personal

Esta es la historia de Maria Luisa y Julia.

Voces de una pandemia

'Voces de una pandemia' es una forma de escucharos a vosotros, a los que estáis al otro lado del micrófono. Es un modo de narrar lo más duro de la pandemia de COVID-19, pero también, lo más esperanzador.

En este ciclo de testimonios vamos a escuchar a Feliciano, a María Luisa y a Julia, a Luis y a Elena, a Juana, a María, a Isabel... Personas que han sufrido en mayor o menor medida la pandemia de COVID-19 y que nos han abierto las puertas de su casa, de su trabajo, de su vida.

Iniciamos este proyecto con el objetivo de conocer cómo habían vivido la pandemia personas más o menos conocidas, pero sus voces han logrado algo más: que nos demos cuenta de que, a pesar de todo, seguimos con ganas de vivir, de disfrutar, de volver a abrazarnos.