Juan Carlos I ha regresado a España después de pasar 655 días en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), país al que se trasladó en una decisión histórica ante la polvareda que suscitaron las informaciones sobre sus negocios en el extranjero y la decisión de la Fiscalía del Tribunal Supremo de investigarle. El rey Juan Carlos I ha aterrizado sobre las 19.15 con una aeronave privada con capacidad para 14 personas, en el aeropuerto de Peinador, en Vigo. La infanta Elena y su anfitrión, su amigo íntimo Pedro Campos, han sido los encargados de recibir al emérito. Tras unas ocho horas de vuelo y más de 6.000 kilómetros, Juan Carlos I ha elegido el aeródromo de Vigo para volver a España. El regatista y presidente del Real Club Náutico de Sanxenxo, Campos, lo ha esperado a pie de pista para llevarlo a descansar a su domicilio, en el que se alojará durante sus tres días y cuatro noches de estancia en Galicia, y en el que, como el propio Campos ha contado esta mañana, está previsto que en las próximas horas el padre del rey Felipe VI reciba a sus amistades más cercanas para saludarle e intercambiar impresiones con él. Es en Sanxenxo, donde prevén que Don Juan Carlos haga su primera aparición pública en torno al mediodía del viernes al acudir a un acto de bienvenida en el Club Náutico de Sanxenxo. Tras la decisión de los fiscales de archivar la causa el pasado 2 de marzo, don Juan Carlos comunicó por carta a Felipe VI cinco días después su deseo de regresar a España tras lamentar “sinceramente” cómo actuó en su vida privada. La localidad pontevedresa de Sanxenxo es la puerta de entrada escogida por el rey emérito para su regreso, la misma por la que abandonó el país el 3 de agosto de 2020 a bordo de un jet privado para evitar que fuera de conocimiento público su destino. Se marchó con sigilo horas antes de que la Casa Real desvelara su plan tras pernoctar en la casa de su amigo Pedro Campos, la misma en la que se va a alojar en Sanxenxo. «Se entra por donde se sale», dijo a sus amigos de regatas una vez que decidió, de forma “meditada”, instalarse en el emirato para no perjudicar a Felipe VI, aunque con el empeño de regresar a España cuando lo permitieran las circunstancias. Han sido varios los intentos que don Juan Carlos ha hecho por retornar en estos 21 meses. El primero fue en las primeras Navidades, pero finalmente desistió excusándose en la pandemia y en que era una persona de alto riesgo. No fue hasta que la Fiscalía archivó su caso el pasado 2 de marzo cuando se sintió libre de ataduras y formalizó, en una nueva carta a Felipe VI, su intención de volver a España, aunque manteniendo su residencia en Abu Dabi de forma estable y permanente. Dos meses y medio después de su misiva, el que fuera jefe de Estado durante 39 años hace su primera visita a España que se prolongará durante cinco días, coronada el lunes con el encuentro que mantendrá con Felipe VI, la reina Sofía y el resto de su familia en el Palacio de la Zarzuela, donde no pernoctará. Será el primer encuentro de padre e hijo desde enero de 2020, cuando coincidieron todos los Borbones en el funeral de la infanta Pilar, la hermana del emérito. A sus 84 años, su intención es viajar a España “con frecuencia” para visitar a su familia y amigos y hospedarse en residencias privadas, como comunicó este miércoles la Casa del Rey. Agasajado por el príncipe heredero de Abu Dabi, don Juan Carlos vivió inicialmente en un hotel de lujo de los emiratos para mudarse posteriormente a una villa en la que ha llevado una vida tranquila, en permanente contacto con sus amigos y pendiente de la actualidad de España. «Aquí no molesto a la Corona», justificó don Juan Carlos su decisión de ir al país árabe, después de pensar en un primer momento en buscar refugio en Portugal, país en el que transcurrió su infancia durante el exilio de sus padres. Han sido varias las fotografías de don Juan Carlos publicadas desde su marcha. La última de ellas en la pasada Semana Santa, cuando las infantas Elena y Cristina y sus hijos le visitaron en Abu Dabi. A finales de año, también se hizo pública una foto con el tenista Rafael Nadal, acompañado de alguno de los empresarios que le han visitado en estos meses. Al contrario que sus hijas, ni Felipe VI, ni la reina Sofía le han visitado, lo que ha denotado el distanciamiento con don Juan Carlos, que ya se constató cuando renunció a su herencia y se le retiró la asignación del Estado en marzo de 2020. En la visita relámpago que el rey Felipe VI hizo el pasado domingo a Abu Dabi, se limitó a llamar a su progenitor por teléfono tras lo que ambos se convocaron para un encuentro en Madrid. Felipe VI también le llamó en los dos cumpleaños que ha celebrado don Juan Carlos alejado de España. Aunque las primeras fotos dejaron entrever un empeoramiento en su salud, la vida sosegada y los ejercicios de gimnasia diarios le han permitido mantener un buen aspecto y adelgazar más de diez kilos, si bien sigue caminando con muleta por sus problemas de movilidad. En todo momento ha estado asistido por tres ayudantes, cuyos costes ha sufragado Patrimonio Nacional a petición de Felipe VI por su condición de exjefe de Estado. Desde su acomodo en el emirato, Juan Carlos I hizo dos regularizaciones a Hacienda por valor de unos cinco millones de euros. Evitó así ser acusado de delito fiscal por el uso de tarjetas opacas con fondos donados por un empresario mexicano y por los viajes y servicios que le costeó la fundación Zagatka, administrada por su primo Álvaro de Orleans-Borbón, cuando perdió su inviolabilidad al dejar el trono en 2014. Juan Carlos I retorna a España sin dar las explicaciones que le ha exigido en los últimos meses el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por comportamiento “incívico” en sus últimos años. En su carta de despedida, Juan Carlos I aseguró que era consciente de “la transcendencia para la opinión pública de los acontecimientos pasados” de su vida privada y que lamentaba «sinceramente». Durante los 21 meses de ausencia, la controversia que ha rodeado a Juan Carlos I ha puesto a la Corona en el centro del debate político, aunque el Gobierno ha insistido en establecer un corta fuegos sobre Felipe VI para valorar su «ejemplaridad» y no asociarla con la conducta del emérito.