"Son 9 horas, pero tardamos 15": el viaje que ha convertido a Lluc Cruseras en el mejor chocolatero del mundo
La gran especialidad del pastelero catalán se llama Chocosú y cuesta 3,90 euros
MADRID
Cuando tenía 17 años, Lluc Cruseras trabajó un verano en el restaurante Can Jubany. Una experiencia de alta cocina de la que salió decidido a convertirse en pastelero. Este lunes, a los 26, se ha proclamado ganador del World Chocolate Masters, un concurso celebrado en el Salón del Chocolate de París que, hasta ahora, no había ganado ningún español y que le convierte en el mejor chocolatero del mundo.
Para imponerse al resto de finalistas, Cruseras ha tenido que presentar diferentes creaciones: un pastel de chocolate, un bombón con aceite de oliva... En total, 22 horas de competición divididas en tres jornadas. "Lo más difícil ha sido tener todo siempre bajo control", explica. claro que la imagen que todo el mundo recordará es la de un espectacular elefante de casi dos metros de altura y 200 kilos de peso.
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Pero el viaje hacia la gloria no ha sido sencillo. ¡Literalmente! "Para poder prepararlo todo allí, el concurso tendría que haber durado dos semanas", explica el pastelero catalán. "Las bases nos permitían llevar algunas piezas, así que nosotros subimos a París con todo por duplicado, por si alguna se rompía por el camino. Viajamos a París de noche y, aunque el trayecto desde Santa Eulàlia de Riuprimer se suele hacer en 9 horas, nosotros tardamos 15".
Aunque el certamen era individual, Crusellas atravesó Francia hace cuatro días con un equipo de ocho personas y dos autocaravanas llenas de chocolate. Los preparativos, sin embargo, empezaron muchos antes: "El año pasado gané la preselección española y, desde entonces, no he pensado en otra cosa. Llevo dos meses dedicándome en exclusiva a preparar el concurso. Todos los días, de 5:00 a 21:00", detalla.
Formado en dos de las escuelas de pastelería más prestigiosas de Cataluña, Hofmann y Espai Sucre, Crusellas pasó también por La Pastisseria Barcelona, de Josep Maria Rodríguez, y actualmente trabaja en El Carme (Vic, Barcelona), donde elaboran bollería clásica y también algunos dulces más creativos. "Lo que más vendemos es la tarta de queso, pero me identifico más con el Chocosú (3,90 euros), que es una mezcla entre tiramisú y milhojas de chocolate, con forma de grano de café", explica.
"Me presenté al concurso porque suponía un reto personal y profesional. Algo con lo que crecer, tanto si ganaba como si no. Pero el premio supone una gran recompensa y hay que aprovecharlo", dice. "Era superimportante que le pasara esto a la pastelería española porque se está haciendo un trabajo increíble, de lo mejor del mundo. Mi proyecto, en realidad, es la herencia de todo lo que he aprendido".
Crusellas lamenta que, mientras que en el ámbito de la cocina todo el mundo conoce a los chefs con estrella Michelin, en la pastelería no sucede lo mismo. "Tenemos que educar bien a la gente para que aprecie la diferencia entre una buena pastelería y el producto de una gran superficie", asegura. "El movimiento bean to bar está siendo muy positivo porque lleva lo artesano al mundo del cacao".
De todas formas, ¿por qué un elefante? "Mi concepto se resume en el hashtag #simplygreat", responde Crusellas, que es muy aficionado al ciclismo y a la naturaleza. "Es una reflexión sobre el pasado, el presente y el futuro. La tecnología puede ser muy útil, pero también es necesario cuidar lo natural. Un equilibrio".
La escultura del elefante se ha quedado expuesta en el Salón del Chocolate de París, pero —por si alguien se lo pregunta— en estos casos el chocolate no se parte y se reparte, si no que se vuelve a fundir.
Play Gastro Lalalá 1x09: Helen Chocolate (2/5/18)
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Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...