Ni una olla gigante, ni abuelas en red: así se preparan la fabada y las lentejas más famosas del supermercado
Los platos preparados son una buena opción para comer legumbres
Madrid
Las legumbres son parte esencial de la dieta mediterránea y, aunque se pueden comprar ya cocidas, también pueden prepararse en poco tiempo con la ayuda de una olla a presión. Pese a todo, hay a quien le sigue pareciendo un ingrediente complicado. El consumo per cápita en España, de hecho, apenas llega los 3,5 kilos/año. Para toda esa gente, los platos preparados en lata puede ser una fantástica opción y, de hecho, es un segmento que —como el del resto de platos preparados o el delivery— no deja de crecer.
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"La calidad nutricional de legumbre cocida es similar a la del congelado o la legumbre seca, con la ventaja de que a mucha gente le siente incluso mejor a nivel digestivo", señala el nutricionista Aitor Sánchez, autor de Mi dieta cojea y cocreador del juego de cartas 'Food Market'.
Pero los platos preparados en lata, como las lentejas a la jardinera, los garbanzos con espinacas o la fabada asturiana, también le parecen un buen recurso para comer de forma saludable. "Antes solo te encontrabas lentejas con chorizo y fabada, pero se han hecho avances para reducir la sal y también han aparecido recetas 100% vegetales. Incluso el bote de fabada, con su parte de embutido, me parece un recurso bastante saludable que a muchas familias le ha facilitado la posibilidad de comer un plato caliente de forma digna. La receta quizá no sea de 10 y faltaría mejorar el tipo de aceite, que suele ser de girasol en vez de aceite de oliva virgen extra, pero lo considero como algo positivo".
Cata a ciegas: elegimos las mejores lentejas en lata
Un anuncio que ya es cultura pop
La lata de fabada más famosa de España es, sin duda, la de Litoral. Una marca que permanece en el imaginario colectivo —¡cultura pop!— gracias a los anuncios de televisión protagonizados por una abuela que, al verse sorprendida por la visita inesperada de la familia, decidía recurrir a las conservas para servir la comida y, al parecer, nadie notaba la diferencia. En eso consiste la magia de la tele...
Pero esas fabadas no las cocina una red de abuelas. De hecho, ni siquiera se cocinan en una olla. "Se mete todo dentro de la lata en crudo y es la propia lata la que funciona como una olla exprés", explica Miriam de Carlos, responsable de Marketing de Litoral.
La historia de esta marca tan popular se remonta a 1948, "cuando los señores García y Liñero empezaron a fabricar conservas de pescado y de fabada asturiana en el barrio de Cimadevilla, en Gijón". Años después, en 1965, se trasladaron a las actuales instalaciones de Litoral y empezaron a elaborar otros guisos, como el cocido y las lentejas. En los años 70, de hecho, decidieron centrarse solo en platos preparados, dejando de producir conservas de pescado.
Recetas reformuladas
Pero Litoral ya no es una empresa familiar: desde 1985 forma parte de la multinacional suiza Nestlé y, a día de hoy, elabora más de 25 millones de platos de legumbres al año, con un repertorio que supera la veintena de recetas. "Todas se elaboran con ingredientes naturales, sin colorantes, sin conservantes y sin gluten", señala Miriam de Carlos. "Tenemos una cocina experimental en Gijón y allí Armando, nuestro chef, que pasó por restaurantes como ABaC o El Celler de Can Roca, desarrolla nuevas recetas".
Tal y como señalaba Aitor Sánchez, Litoral cuenta con una línea de platos de legumbres con un 30% menos de sal y grasas, con recetas vegetales y con una gama ecológica que solo emplea ingredientes locales. Pero su producto más vendido sigue siendo la fabada: "Somos líderes en el mercado y también los mayores productores de compango asturiano porque elaboramos el chorizo, la morcilla y el tocino que usamos en nuestras latas".
Cata de lentejas a ciegas en Código de Barras
Según la cata a ciegas organizada por el programa Código de Barras, de todas formas, las mejores lentejas del supermercado son las de la marca gallega Albo, que empezó a producir platos preparados en 1960, cocinándolos en una fábrica ubicada en Tapia de Casariego (Asturias) y comercializándolos bajo la marca Dick. Un nombre —poco exportable, por lo que significa en inglés— inspirado en el nombre del perro de los dueños y que surgió como respuesta a otra marca de conservas: Miau.
Ollas, latas y autoclave
"En 1960 se comercializaban lentejas, cocido y otros platos, pero luego se dejaron de hacer y no lo retomamos hasta 2014", explica Katerina Varenkow Rodríguez, directora de Marketing de Albo. "Pero este año sacaremos nuevas referencias".
El proceso de elaboración de las lentejas de Albo, según detalla Pablo García Sánchez, el responsable de cocina en la fábrica de Tapia de Casariego, sigue siendo muy manual: "Se dejan las lentejas en remojo durante 12 horas, cortamos la panceta y el chorizo a mano, añadimos codillo triturado y lo cocinamos en una olla. Luego, con el agua de cocción y el resto de ingredientes, lo metemos en la lata y lo esterilizamos en el autoclave, donde se acaba de cocer la lenteja".
Las lentejas son un producto tan arraigado en España que hasta forman parte del refranero popular y del Quijote. Pero más allá de su valor nutricional y de su espléndido sabor, la gran ventaja de tener algún bote de lentejas en casa es que aguanta años en buen estado, por lo que nos puede apañar la comida de un día cualquiera, pero también una situación apocalíptica.
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Carlos G. Cano
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