¿Los melones de septiembre siguen siendo los mejores?
El cambio climático está menoscabando la credibilidad gastronómica del refranero
Madrid
España produce anualmente más de 600 millones de toneladas de melón, así que algo de experiencia tenemos con una fruta de la familia de las cucurbitáceas —como la sandía, la calabaza, los pepinos y los calabacines— de la que, por lo general, nos pasamos todo el verano sacando tajadas (para el postre), pero que también se ha hecho fuerte —y no todas pueden decir lo mismo— como ingrediente de la cocina salada: migas, melón con jamón...
La última campaña, sin embargo, no ha sido una de las mejores. Pedro García, del puesto Frutas Virginia, en el Mercat Central de València, la define como "muy mala" a causa de las tormentas de principios de junio, que afectaron mucho la cosecha de la zona de levante. "Este verano hemos notado un incremento de precio bastante grande y, de hecho, ha habido tanta escasez de producto que ha habido semanas en las que los supermercados no vendían ni melones ni sandías, así que la gente tuvo que ir al mercado o a las tiendas de barrio".
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En Extremadura se suele decir que "por la Virgen de Carrión [8 de septiembre], deja la sandía y vete al melón". Un consejo gastronómico que alude a la madurez y al dulzor de los melones del final del verano y principio del otoño. Para mucha gente, los mejores de todo el año.
La credibilidad del refranero
De hecho, como sucede con las calabazas, el grosor y la dureza de la piel permite que muchos melones aguanten bien durante semanas. Hay dichos que incluso atestiguan el consumo de melones hasta San Antón (17 de enero). Pero el cambio climático está menoscabando la credibilidad del refranero a marchas forzadas.
"Los mejores melones, para mí, son los de agosto y septiembre", explica Teresa Gutiérrez, del restaurante Azafrán (Villarroble, Albacete). "Lo de octubre depende del año porque a veces, en esa época, nos traen melones que ya no saben a nada".
Dulce y salado
A la cocinera manchega le encanta el melón. Lo usa para preparar una compota que sirve con queso frito de pastor, para las migas de vendimia y también para un postre (alba) que acompaña con vainilla, sopa de lima, violetas. Pero este verano, como le ha pasado a millones de españoles, se ha pasado semanas enteras sin poder comprarlo... ¡porque no había!
Pedro García tampoco recomienda que los amantes del melón se reserven para el final del verano: "A mí me gusta más el de julio, que es de aquí —de Chilches o de Almenara— y sale muy dulce. Además, está más duro que el de La Mancha, que también es dulce, pero que es un poco más blando. ¡Pero va a gustos! Los de Villaconejos también son famosos".
¡Hola, Brasil!
Su proveedor de melones manchegos, de todas formas, ya les ha dicho que la temporada está a punto de acabarse y que, a partir de la semana que viene, empezarán con los melones de Brasil, por lo que el precio volverá a subir: "Que la temporada de melón valenciano ha hecho que la de Mancha también se acabe antes y que se haya adelantado la de Brasil, que suele empezar en octubre-noviembre, y no a mediados de septiembre".
Lo que no cambia es el ritual —casi místico— previo a la compra de un melón. ¿De verdad sirve darle unos golpecitos y fijarse en cómo suena? "El truco, para mí, es que pese, que sea macizo... Pero me suelo fiar de intuición", explica Pedro García. "Cuando lo tocas, te dice como está".
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Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...