"Aprende a trabajar con escasez": el alegato de una campesina que se anticipó a la crisis del campo
Pili Sanmartín pide un cambio de modelo para paliar los excesos del regadío y las energéticas
Barcelona
Pili Sanmartín no lidera un sindicato agrícola, ni se reúne con políticos en Bruselas, pero sí habla con la legitimidad de formar parte de la sexta generación de una familia que trabaja el campo y vive de ello. En su caso, está al frente del Celler Bàrbara Forés, una pequeña bodega familiar situada en Gandesa (Tarragona) y fundada a finales del siglo XIX.
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"En casa siempre se ha hecho vino blanco brisado, en contacto con las pieles, pero en los años 90 mis padres decidieron apostar por el vino de calidad elaborado con garnacha blanca, un tipo de uva que no estaba en su mejor momento por la presión de las variedades francesas", explica orgullosa. "Así que mis padres, Manolo y Carmen, fueron pioneros".
Con una producción de poco más de 60.000 botellas, Bàrbara Forés ha acudido al espacio Artisan de la feria Barcelona Wine Week con el objetivo de ampliar su cartera de clientes internacionales. "Vendemos el 60% de nuestra producción en Cataluña, pero aquí hay compradores que buscan vinos artesanos de calidad, de los que no se venden en el supermercado, sino en tiendas especializadas o restauración. Algunos distribuidores e importadores buscan vinos con una historia, un paisaje, un territorio y una singularidad. Vinos pequeños y más libres que no están tan sujetos a normativas excluyentes".
Del secano al regadío
Pili Sanmartín reivindica su condición de campesina y detalla que en su bodega solo trabajan "con viñedo propio, en ecológico, con perspectiva regenerativa y siempre en secano".
"Hace 10 o 12 años, cuando se empezó a instalar el regadío de apoyo a la viña, hablé con mis padres y les dije que llegaría un momento en el que no tendríamos agua y que eso desataría guerras. ¡Pero no pensé que ellos llegarían a verlo!", confiesa resignada. "Tenemos un problema de sequía brutal. Pero eso deberían haberlo empezado a gestionar hace años. Ahora solo piensan en cogerla de aquí para llevarla allá. ¡No, perdona, lo que no tendríamos que haber hecho es regar en los cultivos de secano!".
La bodeguera catalana recuerda que el secano da menos producción, pero con la ventaja de que ya está adaptado al suelo y a la climatología. "Necesitas agua para las lechugas y los tomates, pero no para la aceituna, la almendra o la viña. Tenemos que ser más hábiles y pensar a largo plazo".
"Es un problema de modelo"
Las protestas de los agricultores que llevan días cortando calles y carreteras por media Europa no le han pillado por sorpresa. "Es una crisis que venimos pensando y anunciando desde hace años", explica. "Es un problema de modelo, de paradigma. Hay pequeñas familias que se encargan de trabajar la tierra y de salir a vender el vino porque vender la uva al precio que marca el mercado es insostenible. Para eso tendríamos que trabajar muchísimas más hectáreas".
En su opinión, más allá de la sequía, muchos pequeños agricultores llevan años enfrentándose a la presión por el acceso a la tierra que ejercen las grandes empresas. Muchas de ellas, del sector energético: "En Terra Alta tenemos un problema ingente de masificación eólica desde hace más de 20 años. Los campos agrícolas no pueden transformarse en campos de producción de energía".
Sanmartín denuncia que las compañías eléctricas aprovechen la menos resistencia de las zonas despobladas para construir centrales eólicas y fotovoltaicas que utilizan para abastecer a la industria y las grandes ciudades. "Hace dos años se hablaba del colapso por las reservas de petróleo; el año pasado era una crisis energética y ahora parece que es la sequía. Pero todo son problemas que, al final, son estructurales y de modelo. Lo que pasa es que hemos llegado a un punto en el que ya solo se habla de emergencia y parece que solo se puede actuar en las zonas rurales.
"Señores y señoros"
Pero, más allá de la sequía y de las protestas del campo, Sanmartín critica que, en pleno 2024, parezca que las mujeres sigan estando vetadas en ciertos lugares. La foto de inauguración de la Barcelona Wine Week, sin ir más lejos, no requiere mucho análisis. Vale más una imagen que mil palabras...
"Son todo señores y señoros. Hay que preguntarse dónde estamos las mujeres y de qué manera, pero también en qué no estamos y por qué. En una feria con tantas elaboradoras, ¿por qué sigue habiendo cierta invisibilidad? ¿Por qué no estamos en esos sitios de poder? ¿No nos ven, no podemos estar, no nos interesa? Los organizadores deberían replantearse quién aparece en esas fotos. A veces no nos buscan porque ni siquiera estamos en el imaginario".
Un micrófono y 185.000 copas de vino
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...