Es hora de que Puigdemont y el independentismo se pongan las gafas de ver la realidad

El mensaje que dejaron los resultados electorales del domingo en Cataluña fue claro, solo Salvador Illa puede ser el próximo president de la Generalitat, o a la primera o en una segunda convocatoria, que la responsabilidad de todos debería evitar. Y solo él puede serlo por los números, nunca antes el PSC había obtenido tanta ventaja en unos comicios, y por el proyecto que plantea, el proyecto de mirar hacia delante y soltar definitivamente las amarras del procés que ha paralizado durante más de una década la gestión política en Cataluña, con las consecuencias evidentes y demostradas para los catalanes: educación, sanidad, gestión de la sequía...

Los independentistas deben empezar a digerir la realidad. Pere Aragonés ya lo ha hecho, lo deja tras el varapalo de las urnas, pero la huella tras de sí es un campo minado con la negativa inicial a un apoyo al gobierno de Illa. Y luego está Puigdemont, a quien alguien debería decirle que el rey va desnudo, que no puede gobernar con esa minoría independentista que arrojaron las urnas. Él sigue creyendo en sus propias mentiras, en sus propias fantasías y previsiones que nunca acaba de cumplir. Ahora dice que va a someterse a la investidura, y le pide al ganador de las elecciones a Salvador Illa, que se lo facilite. Bueno, pues ya que dicen que Puigdemont parece haberse envuelto en el halo de Convergència, deberían explicarle bien en que consiste la convergencialidad, y perdonen por la palabra.

Ya va siendo hora que Puigdemont y el independentismo se pongan las gafas de ver la realidad, el mensaje de los electores no deja lugar a dudas, desde el domingo están en minoría. Así que ahora deberían empezar a plantearse el retorno a la senda de la institucionalidad y ponerse a trabajar para que en un futuro Cataluña vuelva a ser lo que fue. Y este trabajo recorre dos caminos paralelos, permitir que el partido más votado se ponga al frente de la reconstrucción de Cataluña y facilitar en Madrid la labor de un Gobierno, el de Pedro Sánchez, que ha sido capaz de encontrar una salida al conflicto que ellos provocaron. Y deberían hacerlo, aunque solo fuera por puro egoísmo, ellos mimos, los independentistas serían los primeros damnificados de la inestabilidad en Madrid.

Pero claro, para eso Puigdemont debería empezar a pensar en alguien más y no solo en sí mismo y en su futuro. Se presentó a las elecciones para conseguir su restitución, y perdió, ya está, es así de sencillo.