Zohran Mamdani: del burrito viral a la batalla contra Trump cocinada a fuego lento
El candidato demócrata a la alcaldía de Nueva York, figura emergente de la izquierda de EEUU, ha llenado su Instagram de momentos cotidianos con comida

Reportaje | Zorhan Mamdani: mucho más que un burrito viral
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Madrid
En España aún no se habla demasiado de Zohran Mamdani, el (inesperado) candidato demócrata a la alcaldía de Nueva York. Pero si este joven político musulmán, nacido en Uganda (aunque de familia hindú) y criado en Manhattan, consigue imponerse en las elecciones del próximo 4 de noviembre, todo apunta a que la izquierda estadounidense le verá como una de sus grandes esperanzas para ir cocinando una futura alternativa al establishment de Donald Trump. Y la metáfora de la cocina, en este caso, está justificada.
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Mamdani, que se presenta como "socialista", critica a Netanyahu y apoya la huelga de trabajadores de Starbucks, es un joven milenial de 34 años que se sitúa en la órbita de Bernie Sanders y que domina las redes sociales. Solo en Instagram, de hecho, ya cuenta con más de cuatro millones de seguidores. Pero lo que más sorprende es el tono de muchos de sus vídeos, en los que recuerda más a un influencer que a un candidato. La comida, además, es una constante en sus publicaciones.
El pasado 8 de marzo, por ejemplo, compartió una imagen en la que, para romper el ayuno del Ramadán, se le ve partiendo un burrito en el metro de Nueva York. Una foto por la que recibió muchas críticas a las que él respondió con un troleo en toda regla: "Ya han pasado 12 horas desde el burritogate y solo quería decir que os leo, que os escucho... y que, si fueseis un burrito en el metro, os comería".
Le chifla comer
El gran acierto de Mamdani es que no necesita fingir: ¡le chifla comer! Según The New York Times, el joven candidato ha construido una campaña alrededor de la comida. Algo que, de entrada, ya le distingue del exalcalde De Blassio, al que muchos neoyorkinos no le perdonan que coma pizza con cuchillo y tenedor; y del alcalde Adams, al que, habiéndose declarado vegano, han sorprendido comiendo pescado.
Pero, más allá de conceder entrevistas en sus restaurantes preferidos de toda la vida, ya ha prometido crear tiendas que garanticen un acceso a la comida a precios asequibles, apoyar al pequeño comercio (delis y bodegas), derogar algunas normas que encarecen la comida callejera... y, sí, limitar el precio de los alquileres.
Algunos de los expertos consultados por The New York Times señalan que la relación que Mamdani proyecta con la comida es algo "nuevo y poderoso" porque le presenta como alguien cercano que frecuenta lugares asequibles (Sami’s Kabab House, Kabab King o Three Way Restaurant), por lo que no necesita hacerse una foto estratégicamente pensada para lanzar un mensaje concreto, como hacen otros políticos.
La política de las madalenas
Mamdani sostiene que la gastronomía siempre ha estado muy presente en su vida y que le encanta hablar de comida con la gente. Pero, aunque su estilo haya sorprendido en EEUU, en España hubo una alcaldesa que, a su manera, ya puso en práctica esa receta: Manuela Carmena.
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Gastro SER | Manuela Carmena y la política de las madalenas
En un contexto de máxima crispación, la exalcaldesa de Madrid convirtió sus madalenas caseras en un símbolo de amabilidad y cortesía. "Estar frente a una taza de café y un panecillo une mucho", explicaba en la reciente entrevista concedida a Gastro SER. "Si los desayunos dieron resultado para mejorar el servicio de notificaciones cuando era la jueza decana de Madrid, pensé que quizá también podíamos conseguir que los concejales, que estaban tan ásperos y decían tantas barbaridades, tuvieran una actitud más agradable".
Carmena recuerda divertida la vez que ningún concejal se atrevía a coger una de sus madalenas... hasta que Esperanza Aguirre rompió el hielo: "Es interesante cómo podríamos ir dando pasitos para que la confrontación fuera desapareciendo", asegura.
Una cuestión de sensibilidad
Pero, como en el caso de Mamdani, su sensibilidad gastronómica impregnó muchas otras decisiones: cocinaba para sus invitados, proyectó una gran biblioteca gastronómica (que no prosperó), dotó a las escuelas infantiles de comedores ecológicos, reforzó la creación de huertos escolares, creó una feria de productos agrícolas...
"En comunicación política es bastante normal mostrarse como alguien humano, desempeñando tareas cotidianas", señala el politólogo Pablo Simón. "Eso tiene sentido por una doble razón. De un lado, la política tradicional y profesional está bastante denostada, así que los políticos quieren mostrarse como gente normal. Del otro lado, como vivimos un mundo en el que la personalización es cada vez más importante (pesa más el candidato que las ideas). El tema de las magdalenas iba en esa dirección. Ahora bien, para Carmena funcionó porque era un mensaje que transmitía autenticidad. Todos la veíamos como una ancianita que hacía repostería y eso ayudó a dulcificar su figura".
Pablo Simón, que también recuerda la asociación de Miguel Ángel Revilla con las anchoas o la polémica foto en una cocina en la que aparcían brindando Idoia Mendia (PSE) y Arnaldo Otegui (Bildu), cree que, más allá de los formatos televisivos, "este tipo de mensajes se van a ver cada vez más", sobre todo en un ámbito local o regional.
El algoritmo quiere cosas llamativas
Una idea que suscribe Marina Lobo, quien participa en la Tertulia de Cómicos del A Vivir y coordina los guiones de Hora Veintipico. La periodista leonesa señala que "en todas las profesiones con cierta proyección pública", también en la política, se ha producido una adaptación a las redes sociales. "Trump se metió en un McDonald's y Claudia Sheinbaum, la presidenta de México, se grabó preparando chilaquiles y café con su madre en casa. La cocina puede cambiar tu imagen política porque puedes mandar un mensaje de culto a la tradición o transmitir deseo de modernidad".
"Si no estás en TikTok, desapareces como opción política para un montón de gente", añade. "Además, al algoritmo ya no le vale que comuniques de una manera institucional, sino que premia que hagas cosas más llamativas, como la comida, los trucos de maquillaje y los viajes. En esos tres ejes se van a mover los vídeos que veamos próximamente con nuestros políticos y políticas".
A Marina Lobo, autora de La mejor empleada del mundo, le encantaría ver a Gabriel Rufián cocinando mientras suelta comentarios ácidos, pero también cree que sería interesante aprovechar el hecho de que la cocina une: "Ver cocinar a alguien es como compartir un trozo de intimidad, humaniza muchísimo... y acerca al político con su electorado".


Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...




