El melón o el dueño del verano
Esta fruta vive su momento de esplendor entre junio y octubre. Para reconocer si está buena: que huela dulce junto al tallo
Aunque el verano sea un fastidio lleno de mosquitos y sudor, la llegada del melón al mercado nos hace la vida un poco más soportable hasta que podemos volver a dormir con edredón. Esta cucurbitácea —es familia del pepino, seguramente por eso cuando está verde tienen un sabor parecido— vive su momento de esplendor entre junio y octubre, así que es el momento de ponerse como la moñoño de melón.
Se puede reconocer un ejemplar maduro cuando pesa bastante en relación a su tamaño, si al golpearlo suena a hueco y si luce una mancha amarilla en la piel, que indica que han madurado en la planta y no en una cámara. Que huela dulce en la parte donde tenía pegado el tallo también es una pista interesante, pero lamentamos comunicar que tampoco es infalible al 100%: hay misterios del melón que escapan al raciocinio, el olfato y todo lo humano.
El mercado nos ofrece diferentes tipos de melones, entre los que podemos destacar el piel de sapo —grande, alargado y con la piel estriada de color verde y amarillo—, el cantalupo, más pequeño y redondeado, con la cáscara verde intenso y pulpa de color naranja, muy aromática, y el Galia, parecido al anterior pero de carne blanca y exterior amarillo. Cortarlas en rodajas y comérselas mientras el jugo te resbala hasta los codos es una buena manera de disfrutarlas, pero también ofrecen muchas posibilidades gastronómicas.
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Por ejemplo, caramelizarlo con un poco de mantequilla y melaza, miel de caña o azúcar moreno, y servirlo tibio y acompañado de frutos rojos, menta y —ay— helado de vainilla. Si la sola idea de encender el fuego te mata, prepárate un agua fresca con un poco de cantalupo, zumo de lima y mango y sírvela con un montón de hielo (y, si quieres, un poco de soda). Hazle un sitio en una merendola a base de brochetas de frutas variadas —con sandía, melocotón, piña o papaya, por ejemplo—, funde un poco de chocolate al microondas y deja diferentes frutos secos como pistachos o almendras picados para espolvorear sobre las brochetas chocolateadas.
Además de en postres, bebidas y preparaciones dulces el melón tiene mucho que ofrecer en platos como ensaladas y sopas frías. Añade unos trozos de melón a un ajoblanco y verás como su sabor se multiplica. Puedes preparar una crema con pepino, melón, menta y yogur: si la tienes siempre a mano en la nevera no querrás tomar otra cosa. También se lleva muy bien con el queso feta: puedes añadirlo a una ensalada de melón con almendras, perejil y cebolleta, o usar los mismos ingredientes para preparar una sopa fría. Seguramente cuando hayas acabado de preparar todas estas delicias, ya volverá a ser otoño: enemigos del calor, de esta también saldremos.