Perdones tardíos

Tarde y a deshora llega en 2019, cuarenta años después de cuando debería haberse hecho, el homenaje a los republicanos que tuvieron que sufrir en Francia los desastres causados por el golpe de Estado de ese despótico generalísimo que tan plácidamente descansa en el Valle de los Caídos, bien protegido por parte de la Iglesia, sus nietos y estos pimpollos de la política que nos han caído en suertes, de Casado a Abascal. Pedro Sánchez ha cauterizado, al menos, una parte de la herida aún abierta con su reconocimiento a la altura intelectual y moral de la República, Azaña y Machado.

Como tardíos e hipócritas resultan esos estentóreos golpes en el pecho de la jerarquía católica, envuelta en sus fastuosos ropajes y tapados por los incalculables tesoros del Vaticano al hablar de la pederastia que ha corrompido sus entrañas desde tiempo inmemorial. Manden a la cárcel a los curas abusadores y entonces empezaremos a creerles. Y si tienen alguna duda, lean a Juan Bedoya en El País de ayer. ¿Algo más? Pues sí, que alguien explique a este Ojo, siempre tan obtuso, a qué ha ido hasta Waterloo la señora Arrimadas, que tenemos a Ciudadanos en la pista de circo desde que comen en la misma mesa que Vox. Un viaje que sirve para lo mismo que la victoria de Arrimadas en las elecciones catalanas. Para nada.