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Gastro | Ocio y cultura

Tres buenas razones por las que desayunar con cuchillo y tenedor

La costumbre popular de desayunar con cuchillo y tenedor ha ido perdiendo su propósito original, pero muchos siguen reivindicándola y el periodista Albert Molins ha puesto en marcha una web colaborativa que reúne los lugares más interesantes en los que empezar el día con albóndigas, 'cap i pota' o un buen bocadillo

Los mejores 'esmorzars de forquilla'

Los mejores 'esmorzars de forquilla'

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Ciutadella de Menorca

El periodista de La Vanguardia Albert Molins reconoce que, más allá de reseñar restaurantes, lo que más le interesa del periodismo gastronómico es reflexionar sobre el hecho de comer. Últimamente, además, se fija mucho en los desayunos: "Forma parte de nuestro ritual de empezar el día y, sin embargo, le prestamos poca atención. ¿Por qué no nos podemos dar un homenaje por la mañana?".

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Su interés por el asunto le ha llevado a crear una web (esmorzarsdeforquilla.net) en la que reivindica los desayunos con cuchillo y tenedor, sumando esfuerzos con su público para geolocalizar los lugares con mejor oferta, sobre todo de Cataluña. El éxito fue inmediato y ya ronda los 200 locales reseñados.

"El esmorzar de forquilla es una cosa muy nuestra y que no se da en otros lugares donde sí se come muy bien, como Euskadi o Galicia. En Valencia sí hay una gran cultura del esmorzaret. Pero el detonante fue que mi amiga Maria Nicolau, cocinera de un pequeño restaurante en la comarca de Osona, suele compartir fotos en Instagram de los lugares a los que va a desayunar de vez en cuando".

Un lujo al alcance de todos

¿Significa eso que el desayuno tradicional le está recortando terreno al brunch? "Seguirá habiendo lugares que ofrezcan brunch y huevos benedictine" dice Molins con cierta sorna. "El esmorzar de forquilla es otra cosa. ¡Producto humilde! Legumbres, tortillas, bocadillos, cordero a la brasa, butifarra, manitas de cerdo, callos, cap i pota... No creo que vayamos a experimentar un boom, pero teniendo en cuenta que lo vamos a pasar mal, quizá estaría bien".

"En estos tiempos no tenemos mucho dinero para gastárnoslo en restaurantes y un esmorzar de forquilla [que te puede costar lo que cuesta un menú del día] es una buena forma de disfrutar con la comida por poco dinero", asegura. 

Molins habla con devoción de clásicos de Barcelona como Gelida, Bodega Bartolí, Bodega Montferry ("seguramente, los mejores bocadillos de Barcelona") o el mítico Granja Elena. Pero asegura que su último gran descubrimiento es La Bikineria, un local situado en el Mercat del Ninot en el que Joan Gurguí propone versiones clásicas y creativas del bikini (sándwich mixto).

Cultura gastronómica

Pero además de haberse convertido en una buena alternativa para mantener viva la llama del ocio gastronómico, no cabe olvidar que el esmorzar de forquilla forma parte del legado histórico de la gastronomía catalana y que buena parte de la oferta de estos desayunos se basa en el —a veces maltratado— recetario popular.

"Antes era necesario para tener energía para trabajar en el campo o en la fábrica. Para actividades físicas que requerían energía", detalla la cocinera Maria Nicolau. "Tomarse un rabo de toro guisado o unas carrilleras con su vino y con su pan a las 8.00 para luego ir a la oficina, no tiene mucho sentido. Pero sí tiene un sentido lúdico. ¡Hasta unos canelones o una carrillera con setas! Incluso hay sitios en los que se puede tomar una buena paella para desayunar. La gastronomía es cultura y es arraigo con el pasado y con el presente".

Otra forma de relacionarse con el campo

La cocinera catalana también reivindica que los desayunos de cuchillo y tenedor pueden ser una buena excusa para salir de la ciudad. "Hacer senderismo, bicicleta, ir a visitar pueblos pequeños, ir a la montaña... e ir a desayunar", dice.

"Los esmorzars de forquilla nos conectan con la tradición de esa zona", explica. "En una comida o una cena hay más protocolo. La liturguia es diferente". Pero puestos a hablar de experiencias casi religiosas, a ella le gusta especialmente desayunar en Cal Penyora, "una fonda tradicioanl en Santa Eulàlia de Puig-Oriol, donde hacen los garbanzos con cansalada perfectos. Apoteósicos. De llorar", cuenta.

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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