Los rebeldes haitianos cercan la capital y ya controlan la mitad del país
La población sufre las consecuencias del conflicto
Los últimos incidentes se han producido en los departamentos de Sur y Grande-Anse que hasta ahora se habían librado de la violencia que vive el país desde hace algo más de tres semanas.
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En la ciudad de Les Cayes, la tercera ciudad de Haití, a unos 200 kilómetros al suroeste de Puerto Príncipe, grupos de personas incendiaron la comisaría de policía local que había sido abandonada por agentes, tal y como han hecho los rebeldes antigubernamentales en otras ciudades del norte.
Poco después, en Fond des Negres, a mitad de camino entre Puerto Príncipe y Les Cayes, otro grupo prendió fuego a la comisaría de la localidad y, según informaciones procedentes de la localidad, al menos dos personas murieron carbonizadas, aunque no se indicó si los fallecidos eran policías.
Los últimos movimientos de los rebeldes encabezados por el ex comisario Guy Philippe siguen la táctica militar más clásica y empiezan a completar un círculo de asedio en torno a la ciudad.
El Gobierno de Aristide ya ha perdido el control de cinco de los nueve departamentos en los que está dividido Haití, aunque realmente parece controlar sólo la capital del país con sus 2,5 millones de habitantes.
LA POBLACIÓN SUFRE LAS CONSECUENCIAS
En la capital, en cuyas principales calles han sido levantadas barricadas desde hace días, empiezan a faltar medicamentos y, por ejemplo, los hoteles de la ciudad han recomendado a sus clientes que restrinjan el consumo de electricidad y agua en previsión de que el sitio a la ciudad se prolongue.
Un funcionario de la ONU informó de que en el departamento del Norte, cuya capital es Cabo Haitiano, empieza a haber graves problemas de abastecimiento y que un barco cargado con 1.200 toneladas de alimentos que tenía que haber partido para paliar la situación está fondeado a la espera de que mejore la seguridad.
Por si fuera poco para el presidente haitiano, la comunidad internacional está cada vez más dispuesta a aceptar la salida de Aristide como única posibilidad para evitar un baño de sangre.
EEUU DUDA DE ARISTIDE
El secretario estadounidense de Estado, Colin Powel, se preguntó si el presidente haitiano puede continuar siendo el líder de su país, la expresión más clara hasta el momento de que los países occidentales están dispuestos a considerar cualquier opción para resolver la crisis.
"Pienso que, como ha comentado mucha gente, él tiene que examinar si es o no capaz de continuar como presidente de forma efectiva", dijo Powell en unas breves declaraciones tras reunirse con el ministro de Asuntos Exteriores de Bulgaria, Solomon Passy.
El Gobierno de Canadá, donde viven cerca de 150.000 personas de origen haitiano en la ciudad de Montreal, también ha cambiado su postura y se acerca a la tesis de que Aristide debe abandonar el poder, tal y como exige la oposición haitiana.
El ministro canadiense de Asuntos Exteriores, Bill Graham, declaró que "claramente el señor Aristide debe aceptar que la situación de su país se está deteriorando. También debe examinar todas las opciones posibles para el bienestar de su pueblo".
En medio de estas declaraciones, en la ciudad persisten los rumores sobre la salida de familiares y altos funcionarios del Gobierno de Aristide, así como de que se están produciendo negociaciones para acogerle fuera el país.
El Gobierno de Panamá ha negado que haya recibido solicitud alguna de asilo para el presidente de Haití, tal y como insinuó el dirigente de la Confederación Unidad Democrática (KID, por sus siglas en creole), Evans Paul, uno de los líderes de la oposición a Aristide.




