Centenares de personas hacen cola bajo la lluvia para estar entre los invitados
La mayoría son mujeres procedentes de fuera de Madrid
Madrid
Unas 200 personas, la mayoría mujeres llegadas de fuera de Madrid, forman cola esta madrugada en las inmediaciones del Palacio Real y la catedral de la Almudena, bajo una lluvia intermitente, y de pie en la mayoría de los casos, para poder entrar en el Patio de la Armería como invitados a la Boda Real.
Pese a las incomodidades y el mal tiempo, afirman que el enlace del príncipe Felipe "bien vale" una noche en vela, a la intemperie, sin apenas dormir ni comer porque, como dice una de ellas: "Es un día histórico y con la ilusión por la boda, no tenemos ni hambre".
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No obstante, algunos de los que esperan a entrar en el Patio de la Armería, donde cinco mil ciudadanos podrán seguir la boda, se han quejado de que la policía no les trató correctamente cuando, poco antes de la medianoche, se desalojó toda la plaza de Oriente por motivos de seguridad.
Las personas esperan en tres colas: la principal y más numerosa se encuentra en la plaza de Ramales y las otras están en la calle Carlos III, junto a la Ópera, y en la calle de Mayor. Desde Ramales, esquina calle de Vergara, en un alto desde el que se divisa la entrada del Patio de la Armería, se encuentra el público que lleva más horas esperando.
Una de ellas es María Cruz, de 56 años, dueña de una peluquería que avisó a su clientela que el sábado no contarán con ella porque pensaba pasar toda la noche esperando en la cola. "Llevo desde las ocho y media de la tarde y estoy muy contenta, tan contenta que no tengo ni hambre y no he cenado", ha afirmado. Sus palabras las corrobora su vecina de cola, Buenaventura Pérez, de 61 años, que llevaba ya todo el viernes haciendo cola y que se ha hecho popular por salir en la televisión vestida con un traje regional de toledana: "Soy de Toledo y me he puesto mis mejores galas para venir a la boda del Príncipe".
AMBIENTE FESTIVO
El ambiente en la cola de la plaza de Ramales es festivo y decenas de mujeres no dejan de cantar y llamar la atención a las cámaras de televisión que toman imágenes.
Lorenzo Fernández, de 78 años, es un señor que aguanta también sus horas para entrar en palacio: "Soy muy monárquico y esto merece la pena. Mi mujer dice que estoy loco; soy enfermo oncológico, pero esto no me lo podía perder". Mientras que Martina Mayer, una joven estudiante de Hamburgo (Alemania) que se encuentra en la capital haciendo un cursillo de español, afirma muy seria: "En Alemania no hay reyes y los españoles son muy simpáticos".