Israel mata a 23 civiles en los territorios palestinos

Israel sigue atacando a civiles en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania, con la justificación de garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Tras terminar ayer la operación Nubes de otoño, que ha dejado 57 muertos, hoy el Ejército hebreo ha matado a 23 civiles, entre ellos diez niños y 7 mujeres. La ministra de Exteriores de Israel ha pedido disculpas por el ataque, pero lo justifica en defensa de la seguridad de sus ciudadanos.

El Ministerio de Sanidad palestino ha informado de que Israel ha matado esta madrugada a 18 civiles palestinos en un bombardeo en el norte de la franja de Gaza. El portavoz de la Autoridad Palestina ha explicado que entre los muertos hay diez niños y siete mujeres. Trece de las víctimas son miembros de la misma familia, que residían en las siete viviendas atacadas con artillería. Según varios testigos, la mayoría de las muertes se produjo cuando los palestinos huían de sus residencias. Otros cinco civiles han muerto en Cisjordania.

El ministro israelí de Defensa, Amir Peretz, ha ordenado que se suspendan los ataques de artillería en la franja de Gaza mientras las autoridades investigan el ataque de esta madrugada. La ministra de Exteriores ha pedido disculpas por la masacre, pero ha vuelto a justificarla en defensa de la seguridad de sus ciudadanos, y ha responsabilizado de la misma a los grupos armados palestinos.

Por su parte, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, y el primer ministro, Ismail Haniye, han pedido una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU.

La ONU todavía no ha condenado la masacre

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Tras conocerse las muertes, un dirigente de Hamás ha animado a cometer atentados suicidas en Israel en respuesta al bombardeo israelí en Gaza, dando por terminada la tregua. Además, han hecho un llamamiento a cometer ataques contra intereses de EEUU en Oriente Medio.

Todavía no se ha producido ninguna condena oficial por parte de las Naciones Unidas, pero sí de la Liga Árabe, la Unión Europea y de varios gobiernos comunitarios, entre ellos el español, que ha expresado su "enérgico rechazo".