El PP y sus contactos con ETA
A pesar de los ataques a los contactos del Gobierno de Zapatero con la banda terrorista, la hemeroteca demuestra que los conservadores no siempre estuvieron tan en contra de la negociación
Cuatro de noviembre de 1998. Mes y medio después de que ETA declare un alto el fuego "total, unilateral e indefinido", el presidente Aznar autoriza conversaciones con la banda y comunica así a los españoles su decisión: "Yo he querido que los ciudadanos españoles sepan y tengan muy claro que el gobierno y yo personalmente he autorizado contactos con el entorno del Movimiento Vasco de Liberación".
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Es el primer gesto de Aznar: llamar a ETA como le gusta ser llamada. Al día siguiente ETA hace público un nuevo comunicado en el que condiciona el fin de la violencia a la independencia de Euskadi. Y Aznar responde: "Por la paz y por sus derechos no nos cerraremos, sino que al contrario, nos abrimos a la esperanza, al perdón y a la generosidad". Los editoriales de la derecha son concluyentes: "Valiente paso de Aznar hacia la paz", dice El Mundo. "Es hora de la grandeza de miras", añade la prensa conservadora.
Durante 1999, se suceden los comunicados de ETA, en los que advierte de que "se reserva acciones para aprovisionarse" y alienta a la kale borroka. Pese a ello, los contactos se producen en mayo, en Suiza, teniendo a Javier Zarzalejos, Ricardo Martí Fluxá y Arriola como representantes del Gobierno.
En septiembre, el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, anuncia: "Llevamos quince meses sin muertos y sin asesinatos, y nos parecía que el Gobierno tenía que dar un paso más". Ese paso más es el acercamiento masivo de 105 presos etarras a cárceles del País Vasco. Aunque Mayor Oreja ha asegurado en varias ocasiones que la política penitenciaria no la marca nadie, esta vez añade: "La cuestión esencial es demostrar y confirmar que el Gobierno asume con plena responsabilidad su papel".
Este gesto, sin embargo, no hace avanzar el proceso de diálogo. El estancamiento es interpretado por la prensa conservadora como muestra del talante de Aznar, al que llaman "el hombre tranquilo". En agosto de 1999 la propia ETA acusa al PP del uso electoralista de los contactos: "La tregua está rota por su falta de discreción y la utilización electoral del único contacto mantenido". El entonces presidente del PP del País Vasco, Carlos Iturgaiz, responderá: "¡No se puede hacer electoralismo con un tema tan importante!".
El presidente José María Aznar señala que ha autorizado "contactos con el entorno del Movimiento de Liberación Vasco" (04/11/1998)
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