Los músicos, más allá de la jubilación
En 2012 han presentado disco artistas veteranos como Leonard Cohen, Bob Dylan, Patti Smith, Van Morrison o Neil Young
Este año han coincidido en las tiendas los trabajos de veteranos artistas como Leonard Cohen (Old ideas), Bob Dylan (Tempest), Neil Young (Psychedelic Pill), Van Morrison (Born to Sing: No Plan B) y Patti Smith (Banga). Todos ellos han firmado grandes trabajos que figurarán en las listas de los mejores discos del año. Todos ellos han sobrepasado la edad de la jubilación.
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Los artistas no se jubilan, no hay pensión ni descanso. Las motivaciones que mueven al arte no entienden de edad, de retiros. Se trata de oficios que se mueven al margen de estos conceptos. Una emoción sale cuando necesita salir, es una fuerza superior a la que mueve al resto de trabajadores. Algunos artistas sí han conseguido despedirse, aunque pocos consiguen mantener su palabra.
En algunos casos, como el de Leonard Cohen, el regreso es por dinero, para arreglar estropicios. En otros, como el de Bob Dylan, el artista vive encerrado en un universo en constante movimiento que le mantiene en la carretera eternamente, ajeno a otras necesidades, alejado del descanso. La necesidad de sentir la adrenalina del directo o la emoción de crear es superior a cualquier retiro dorado. Qué mueve a los músicos a seguir activos es algo que solamente saben ellos.
Leonard Cohen volvió a los escenarios en 2008 tras descubrir que todos los ahorros de su vida habían volado durante los años que pasó en un monasterio de California. El poeta canadiense regresó a las tablas y su casa de discos se dedicó a editar directos y recopilatorios. En 2012, tras ocho años de silencio discográfico, ha editado Old ideas, un álbum genial que demuestra que el músico seguía vivo dentro de este hombre que comenzó su carrera en 1967 y que siempre ha sostenido que podía dedicar semanas a un único verso. Su disco ha venido acompañado de una nueva gira mundial en la que Cohen ha demostrado que el tiempo, como al resto de músicos de este reportaje, le ha sentado bien. Su voz ha envejecido con elegancia dando a su versos nuevos matices y mayor profundidad. El artista, de 78 años, vive uno de los mejores momentos de su carrera con grandes reconocimientos internacionales como fue el Príncipe de Asturias de las Letras 2011.
El caso de Bob Dylan es diferente, más abierto a debates, más estructurado en distintas etapas que dividen a sus seguidores. Al margen de polémicas, la crítica se ha rendido al Dylan del siglo XXI tras la edición de trabajos como Love and theft (2001), Modern times (2006), Together through life (2009) y el reciente Tempest (2012). Todos estos álbumes han presentado al músico de Duluth ante una nueva audiencia, han reconquistado a otras y han contentado a los fieles de siempre. Todo ello viene rodeado de la extraña costumbre que mantiene a Dylan en la carretera desde hace 20 años con cerca de 100 conciertos anuales. Además, el músico, ha hecho magnificas incursiones literarias como Crónicas o en el mundo de la pintura con distintas exposiciones.
El regreso de Patti Smith, algo más joven que el resto, también ha sido una de las sorpresas del curso. Smith volvió a la primera plana hace dos años con la edición de su increíble libro Éramos unos niños, obra que se convirtió en un éxito de ventas y que recibió prestigiosos premios como el Book Award 2010. Quizá esa experiencia la llevó a volver a escribir canciones, a sentarse en su estudio y dar forma a los temas que componen Banga, una obra excelsa, familiar y política que la crítica ha calificado como su mejor álbum desde Horses (su debut de 1975). Banga ha llegado a las tiendas ocho años después del último disco de Patti Smith con canciones nuevas.
La genialidad de Neil Young
Los casos de Neil Young y Van Morrison son diferentes. Los dos artistas, que comenzaron sus carreras en 1966 y 1967 respectivamente, han mantenido, como Dylan, una carrera llena de proyectos de distinta índole, han experimentado y se han aproximado a nuevas corrientes sonoras, como mayor o menor acierto, hasta llegar a la edición en 2012 de dos magníficos álbumes.
Neil Young, que también ha presentado este año disco de versiones junto a Crazy Horse y que prepara para 2013 sus esperadas memorias, ha grabado un álbum sensacional (Psychedelic Pill). Un trabajo repleto de guitarras eternas, de experiencias sonoras, del folk intimista, que figurará en las primeras posiciones de las listas de lo mejor del año. Que Young, que en 2005 fue operado de un aneurisma cerebral, y que tiene 67 años, sea capaz de presentar un trabajo de tal calibre es admirable, más aún si se tiene en cuenta que además ha escrito un libro, organiza un festival benéfico anual y cuida de su hijo Ben, que nació con parálisis cerebral.
Van Morrison ha vuelto este año a grabar con el prestigioso sello Blue Note, un sello que ya le abrió las puertas en 2003 con What's Wrong With This Picture?. Born to Sing: No Plan B es un trabajo estupendo que muestra la evolución vocal y musical del artista de Belfast. Un disco que ha recibido el beneplácito de la crítica y que ha obtenido buenas ventas tanto en Reino Unido como en EEUU.
Todos estos músicos, y muchos otros, han superado la edad de la jubilación y siguen activos. La mayoría de ellos comenzó su carrera en los años sesenta y desde entonces no han dejado de editar discos, de trabajar, aunque algunos parasen un tiempo. Este 2012 ha sido un año especial, un buen año musical con grandes apariciones y descubrimientos, pero sobre todo ha sido el año en el cinco músicos que debieran estar jubilados han coincidido en las tiendas de discos con álbumes geniales, trabajos que muestran el aprendizaje de unas carreras intensas, largas, con etapas, con momentos buenos y malos. El tiempo, la experiencia, siempre es algo positivo.