Armas alemanas matan en todo el mundo
La mayoría de los investigadores tienen grandes problemas para comprobar la existencia de armas alemanas en zonas de conflicto
México, Libia o Georgia: el fusil G36, del fabricante alemán Heckler & Koch, ha sido utilizado en regiones del mundo a las que no debería haber llegado nunca. El control sobre las armas alemanas ha fracasado, según muestra el documental Armas para el mundo, exportación fuera de control, del director Daniel Harrich.
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Alemania ocupa desde años, junto con China y EEUU, los primeros puestos del ranking de países exportadores. Su superávit comercial le ha granjeado incluso críticas por parte del gobierno de Obama, que en un informe del Tesoro acusaba al país teutón de lastrar la recuperación económica en el viejo continente. El país gobernado por Angela Merkel es una potencia líder en la exportación de maquinaria o automóviles pero, también, en la exportación de armas.
El fusil de asalto G3 y su sucesor el G-36, la metralleta MP5 y un número ingente de pistolas fabricadas en Baden-Würtemberg por la empresa Heckler & Koch, son armas ampliamente utilizadas en la guerra contra el narcotráfico en México. Las dispara el ejército y la policía que lucha contra los cárteles de la cocaína, las milicias urbanas que tratan de expulsar a los narcotraficantes de sus barrios y también los policías corruptos que son contratados por las bandas.
El documental "Armas para el mundo, exportación fuera de control" del director Daniel Harrich, emitido este martes por el canal franco-alemán ARTE, muestra cómo el armamento fabricado en Alemania está presente en numerosos países del mundo. Harrich sigue el rastro al fusil de asalto G3 en Sudán y en Sudán del Sur, donde los ejércitos de ambos países y también los rebeldes y las milicias utilizan esta arma alemana. La cinta también se ocupa de ventas de armas dudosas en Bosnia y Colombia y se plantea la cuestión de si México ha recibido apoyo de la empresa Heckler y Koch para el desarrollo del fusil FX-05, muy similar al G36.
A pesar de las sospechas y escándalos puntuales. en muy pocos casos, las empresas armamentísticas y los traficantes de armas han sido acusados de perpetrar negocios ilegales. De hecho, la mayoría de los investigadores tienen grandes problemas para comprobar la existencia de armas alemanas en zonas de conflicto. El camino que siguen las armas en el mercado mundial es muy confuso, por eso todavía no está hoy en día claro como, por ejemplo, los fusiles G36 han podido llegar a Libia. Se sabe que los rebeldes capturaron durante la guerra civil los depósitos del dictador Gaddafi pero, sin embargo, el gobierno alemán nunca otorgó una licencia de exportación de armas al país africano.
El fabricante alemán Heckler & Koch asegura no haber entregado fusiles ni a Libia ni a Georgia pero lo cierto es que en este segundo país, a pesar de que no debería tener acceso al arma made in Germany, el G36 fue utilizado por soldados de élite en la guerra contra Rusia.
En el caso de Libia, las pesquisas siguen un ritmo lento y los investigadores alemanes no han podido comprobar el origen del armamento porque los números de serie de las pistolas fueron borrados. ¿De dónde vino entonces el G36? Los fiscales de Stuttgart guardan silencio, señala el diario alemán Die Zeit en su versión online. La situación es todavía peor si hablamos de Georgia porque las investigaciones ni siquiera han comenzado, a pesar de que el Gobierno de Merkel ha confirmado que allí han aparecido rifles de asalto y que no había ninguna licencia de exportación con el país.
El caso de México es diferente: había permisos de exportación de armas aunque con excepción de algunas provincias en las que se libra la batalla contra el narcotráfico de drogas. No obstante, estas limitaciones han servido de poco porque los fusiles G36 han llegado a manos de las fuerzas de seguridad de cuatro provincias en las que no había licencia de exportación. Según el diario Die Zeit, trabajadores de la empresa alemana Heckler & Koch sabían que las armas fueron entregadas en las provincias prohibidas, aunque la empresa asegura que siempre ha cumplido con la ley.
Los clientes mexicanos de Heckler & Koch reaccionan con asombro ante las acusaciones de Alemania. Desde el Ministerio de Defensa del país norteamericano no descartan una reventa del armamento y mientras en Alemania, Jürgen Grässlin, de la Oficina de Información de Armamento de Freiburg señala que no existe un control por parte de Alemania de donde van a parar en última estancia las armas que un día fueron exportadas.
Así lo demuestra el caso de México, donde no está ni siquiera claro cuántos G36 alemanes se exportaron al país. Según datos propios, México cifra el número de fusiles en 9.652 entre 2006 y 2008. No obstante, de Alemania solo salieron 8.710. La pregunta está clara ¿Dónde están las 942 que faltan? La respuesta seguramente esté en manos de una nueva investigación.
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