Claves para aumentar la concentración
Mitos y realidades en torno a los alimentos que vienen bien a nuestro cerebro
La Defensora del Pueblo ha pedido a todas las comunidades autónomas que mantengan abiertos los comedores escolares en verano. En los últimos meses, algunos colegios han alertado de que muchos niños pierden la atención en clase -e incluso se quedan dormidos- porque no comen lo suficiente. Siempre, a todas las edades, es importante estar bien alimentado pero, tras cubrir las necesidades básicas, existen una serie de nutrientes que potencian la productividad porque disminuyen la sensación de fatiga y aumentan la capacidad de concentración.
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Diversos estudios han demostrado que la dieta mediterránea es la que ofrece mayores garantías para retrasar problemas cognitivos. Un alto consumo de verduras, frutas, cereales y grasas no saturadas, principalmente aceite de oliva, mejora la salud cerebral. En cambio, no conviene abusar de los lácteos, la carne y grasas saturadas.
En el día a día, a veces es complicado tener en cuenta todos estos factores a la hora de comer pero hay algunos consejos que pueden ayudar a construir una dieta equilibrada: "Planificar el menú diario posibilitará la inclusión de estos alimentos a lo largo de la semana, obteniendo así la energía y vitalidad necesarias para el desarrollo de las tareas cotidianas", señala Óscar Galindo, médico especialista en Medicina del Trabajo y director de Salud Laboral en Unipresalud. Veamos qué nutrientes aportan la energía necesaria y qué hábitos nos pueden ayudar a dar lo mejor de nosotros en el colegio, en el trabajo o en el bar con los amigos.
Glucosa
El cerebro supone alrededor del 2% de la masa corporal pero consume un 20% del oxígeno y 25% de la glucosa del cuerpo. En un estudio de 2010, los científicos suministraron 50 gramos de glucosa o sacarina (como placebo) a adultos mayores sanos que habían ayunado durante 12 horas. Según se explica en el libro Cómo invertir en su cerebro, los que tomaron glucosa mostraron una mejor atención que los que no.
La glucosa en sangre proviene fundamentalmente de los hidratos de carbono, presentes en almidones y azúcares que se consumen en forma de cereales, frutas, verduras y productos lácteos. Los hidratos de carbono complejos, presentes en alimentos naturales, se descomponen más lentamente en nuestro cuerpo, proporcionando así un flujo de glucosa continuado y estable. Por el contrario, los alimentos procesados y azucarados proporcionan un estímulo de muy corta duración y altamente ineficiente.
Omega 3
El cerebro es un órgano graso en el que las grasas están presentes de una manera muy destacada. Así, los dos grupos principales de ácidos grasos, el omega-3 y el omega-6, deben tener una presencia equilibrada. Lo que ocurre en nuestros días es que se consume mucho más omega-6 que omega-3. Los ácidos omega-3 se encuentran en el pescado de agua fría -como el salmón y el atún- y también frutos secos como las nueces y las almendras aportan gran cantidad de ácidos omega 3, omega 6 y vitaminas que contribuyen a mantener la mente ágil y fuerte.
Antioxidantes
Otro factor de nutrición que se ha hecho muy popular para la salud cerebral es el consumo de un grupo de moléculas conocidas como antioxidantes, que incluyen algunas vitaminas comunes. Los antioxidantes se encuentran en una gran variedad de alimentos como los frutos secos, verduras de hoja verde, patatas o el brócoli.
¿Sirven los complementos alimenticios para algo?
Pese a numerosas investigaciones, los suplementos que supuestamente mejoran la memoria y la potencia cerebral no han demostrado ser eficaces para personas sanas. Lo que importa es la dieta equilibrada y saludable y se pueden utilizar estimulantes naturales como el cacao, que mejora el estado de ánimo y la concentración. Los especialistas recomiendan consumir entre 25 y 30 gramos de chocolate al día.
¿Qué pasa con el café y el alcohol?
La mayoría de los resultados sobre el consumo de café a largo plazo son algo más positivos que negativos, de forma que no parece que produzca daño claro. No obstante, tomar café no tiene tampoco ningún efecto protector probado.
En el caso del alcohol lo único que está claro es lo dañino que puede ser su consumo excesivo. Los efectos de un consumo moderado no están claros aunque algunos estudios apuntan que, en moderación, el alcohol puede retrasar el declive cognitivo.
Mejor evitar comer delante del ordenador
No sólo el equilibrio nutricional del menú afecta a la jornada laboral, también hay ciertas actitudes en torno a la comida que interfieren en la alimentación como no respetar la pausa para comer o hacerlo a la vez que se trabaja delante del ordenador.
Si se respetan los descansos, se favorece el bienestar y la salud del trabajador y esto repercute positivamente en la productividad. "Es muy importante respetar los tiempos para cada cosa. Hay momentos para trabajar y otros para descansar y alimentarse. Una buena coordinación de los tiempos destinados a cada tarea facilitará que el trabajador pueda estar en el estado óptimo para rendir mejor", explica el doctor Galindo.
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Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...