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Celíacos

Ocho claves para viajar sin gluten

Una ilustración 'gluten free'. / Enrique Muñoz Coruña

Madrid

Puede que estos días tú, tu familia, o algún conocido, estéis tratando de planificar vuestras primeras vacaciones con un celíaco recién diagnosticado. Puede, además, que sea pequeño y que eso nos genere una responsabilidad doble. ¿Cómo irá el viaje? ¿Tendremos muchas dificultades para encontrar productos sin gluten? ¿Saldrá también Pablo Iglesias en las tertulias de la televisión lituana?

Por ello, y porque he traído una sombrilla y arena de playa a la redacción y me están empezando a mirar raro, he decidido a aventurarme a dar algunos consejos a la hora de plantear viajes siendo celíaco.

Hay muchas cosas que nos pueden limitar a la hora de irnos a otro país de vacaciones, pero ser celíaco no es una de ellas. A no ser que te hayas planteado tu viaje como uno gastronómico (maravillosa idea), no conviertas tu celiaquía en una prioridad absoluta. Viaja donde quieras, en todos lados vas a encontrar buenas soluciones. De verdad.

Si encima de viajar te llevan, maldito afortunado, ten en cuenta que los trenes y los aviones de larga distancia cuentan siempre con la opción de menús con dieta sin gluten. Tendrás que advertirlo cuando reserves los billetes. Si, por ejemplo, viajas con Ryanair de Barcelona a Ibiza y ves que no te ponen comida sin gluten, tranquilo, no eres sólo tú. Coloca tus rodillas para que se raspen lo menos posible con el asiento de delante y disfruta de los sorteos que el personal de vuelo hará gritando durante todo el trayecto.

Por suerte esto nuestro no es una intolerancia typical Spanish. Hay hijas de dueños de Mercadona all over the world que han ayudado a mejorar el etiquetado en otros países. Lejos de encontrarte problemas, en muchos sitios verás que lo tienen mejor indicado que aquí. Una buena idea puede ser visitar las webs de las asociaciones de celíacos del los países que visites (os recomiendo los listados de ACECAN y ACM), y ponerte en contacto con ellos vía mail si tienes dudas concretas sobre el funcionamiento allí.

Internet permite encontrar rincones maravillosos para celíacos en otros países. Planificando tu ruta con un poco de antelación puedes dar una sorpresa genial a familiares o amigos celíacos. La mejor pizza de mi vida llegó así, en Roma, y no se me olvidará jamás.

Contarle con signos a un cocinero croata que eres intolerante a una proteína puede resultar algo complicado. Si no dominas el idioma del país al que viajas es muy útil llevar un papel (o un móvil o una tablet) con un texto que explique correctamente tu dieta en ese idioma. Los camareros y cocineros siempre agradecen que les dejes tan claro todo y se preocupan porque la comida vaya genial.

A priori parece que alejarnos de la cultura occidental puede darnos más problemas para llevar bien nuestra dieta en un viaje. Todo lo contrario, cuanto menos industrializado esté un país, menos problemas tendremos con leer etiquetas de productos en los que no distinguimos almidones y aromas, y más sencillo tendremos ver directamente el alimento (mucho más natural) y distinguir lo que lleva.

Estás acostumbrado a ir a tu restaurante de comida rápida favorito y pedir tu hamburguesa “con pan de celíaco”. Te pones fino a comer. Ahora decides viajar a… Australia, por ejemplo, y vas a la misma cadena de restaurantes y dices lo mismo. El amable australiano, a pesar de haberte entendido de milagro, pone cara rara. Efectivamente, no hay convenio. La política sin gluten de las grandes marcas normalmente varía en cada país. Hay que tenerlo en cuenta para no llevarnos sorpresas desagradables con alimentos y restaurantes. Esto no tiene que ser siempre negativo, podemos encontrarnos lo contrario: establecimientos en los que en España no podemos comer casi nada y, sin embargo, en el país al que hemos viajado, sí. ¡Aprovecha y cuéntanoslo, si te ocurre!

Por último.Puede que estos consejos te valgan pero que tu objetivo en los primeros viajes sin gluten no sea tanto comer genial sino tener la tranquilidad de que vas a sobrevivir. Lo harás sin problema, ya lo verás. Comprar o pedir arroz, carne y pescado a la plancha, verduras, legumbres o fruta es algo que puedes hacer en cualquier parte del mundo. Y si te quedas más tranquilo, ya sabes, tres sobres de jamón serrano en la maleta, algo de pan sin gluten y buscar el mejor queso del país cuando llegues. ¡Relájate y disfruta! 

 
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