El PP teme el “descrédito internacional” y “perder apoyo electoral” por el escándalo Rato

Madrid

Dentro del Ejecutivo admiten que la detención de Rodrigo Rato es “un escándalo internacional de gran magnitud”. Reconocen que no es como lo de Luis Bárcenas, que, al fin y al cabo, afectaba solo a su partido. Dicen que esto es “peor” porque, debido a los cargos que ha desempeñado, supone “un descrédito brutal" para España.

En la Moncloa afirman que Rajoy está "tocado". Hay quien lo achaca a la relación que ambos mantenían desde la época de Aznar, cuando compartían banco azul. Pero otros dirigentes señalan que se habían distanciado y que la verdad es que el presidente del Gobierno está “bastante preocupado” porque todo esto supone para él "una nueva pesadilla” a la que se debe enfrentar. Sus colaboradores aseguran que no ha dado ninguna directriz para actuar en este tema y no aclaran desde cuando lo sabían.

En las filas populares están perplejos. Recuerdan el último registro que les sacudió, el de la sede del partido en la calle Génova. Fue el 19 de diciembre de 2013, cuando los agentes de la Policía se pasaron 14 horas buscando información. Para muchos aquello fue “una absoluta vergüenza”. Ahora creen que, después de que se le haya colgado la etiqueta de “delincuente” a Rato, sus siglas quedan “aún más manchadas” y que es muy difícil vender así su mensaje de que el PP lucha contra la corrupción.

Explican que da igual todas las medidas que se impulsen porque con la foto de ayer, la de Rato entrando en el coche, todo cae por tierra de inmediato. “Es demoledora”, dicen varios cargos conservadores consultados por la Cadena SER.

Confiesan que se sienten “horrorizados” con todo lo sucedido. Algunos se sienten “dolidos”, otros inciden en el “daño de imagen que hace” a su formación. Y en el partido nadie puede comprender que todo esto estalle, justo ahora, a un mes de las elecciones municipales y autonómicas. Recuerdan que se podía haber controlado la detonación de esta bomba y que de esta forma solo será más difícil recuperar apoyos en las urnas.

“Con esto todo ha saltado por los aires. Lo que hagamos ya en campaña, no va a servir”, comentan desanimados. Dicen que no les beneficia "en nada", ni al Ejecutivo ni al PP, por mucho que digan que ley es igual para todos, que las instituciones funcionan y que se respetan las decisiones judiciales.

Hay cargos del PP que consideran que la táctica de ponerse “como ejemplo” y demostrar que para ellos no hay "amigos que valgan", esta vez no va a funcionar porque los ciudadanos están hartos y, por eso mismo, piensan que es mejor denunciar, atacar con dureza y dar explicaciones.

Pero ayer ni Mariano Rajoy ni la vicepresidenta movieron ficha. Ninguno de los dos dio la cara. Su equipo remite a la rueda de prensa que dará hoy Soraya Sáenz de Santamaría, tras el Consejo de Ministros. En ella, por cierto, estará acompañada por el ministro de Hacienda, quien llevaría la reforma legal que permitirá conocer el nombre de los grandes morosos con la Agencia Tributaria.

Nadie quiere oír hablar de una comisión de investigación. Y nadie sabe aún si el jefe del Ejecutivo comparecerá como le exigen desde la oposición. Algunos le recuerdan que, al final, se vio obligado a hacerlo con el extesorero después de mucho desgaste y, por eso, hay quien le aconseja que resuelva la situación cuanto antes y no se desvincule porque le puede pasar factura.