Deberíamos comer el doble de vegetales y la mitad de carne roja
Científicos de todo el mundo diseñan una dieta sostenible para un planeta con 10.000 millones de personas
Madrid
"Los alimentos son la palanca más potente para optimizar la salud humana y la sostenibilidad ambiental en la Tierra". Así arranca Alimentos en El Antropoceno, un informe presentad este jueves en Oslo (Noruega) y elaborado por 37 destacados investigadores del campo de la salud, la agricultura, la ciencia política o la sostenibilidad ambiental, reunidos en la Comisión The EAT-Lancet.
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Los autores del informe, que proceden de 16 países distintos, pero entre los que no hay ningún español, sostienen que "existe evidencia científica sustancial que vincula las dietas con la salud humana y la sostenibilidad ambiental". Critican, sin embargo, que "la ausencia de objetivos científicos acordados a nivel mundial [...] ha obstaculizado los esfuerzos coordinados a gran escala para transformar el sistema alimentario mundial".
La meta del trabajo era desarrollar "dietas de salud planetaria para casi 10.000 millones de personas en el 2050", lo cual pasa por "duplicar el consumo de alimentos saludables como frutas, verduras, legumbres y frutos secos", y a la vez por reducir en "más del 50% el consumo mundial de alimentos menos saludables, como los azúcares añadidos y la carne roja (principalmente reduciendo el consumo excesivo en los países más ricos)". Lograrlo, según la Comisión The EAT-Lancet, ayudaría a prevenir 11 millones de muertes cada año.
Desde el punto de vista de la sostenibilidad ambiental, el informe sostiene que "mantenerse dentro del espacio operativo seguro para los sistemas alimentarios requiere una combinación de cambios sustanciales hacia patrones dietéticos basados principalmente en plantas, reducciones drásticas en las pérdidas y desperdicios de alimentos y mejoras importantes en las prácticas de producción".
Según el profesor Johan Rockström, del Instituto Potsdam para la Investigación del Cambio Climático y Stockholm Resilience Center, "la producción mundial de alimentos amenaza la estabilidad climática y la resistencia del ecosistema".
El informe, de hecho, concluye con cinco recomendaciones estratégicas:
- "Buscar el compromiso internacional y nacional para cambiar hacia dietas saludables", para lo cual proponen que los alimentos saludables sean más accesibles y asequibles y también invirtir en información de salud pública y educación en sostenibilidad.
- Reorientar las prioridades agrícolas pasando de producir grandes cantidades de alimentos a producir alimentos saludables, limitando los cultivos dedicados a la alimentación animal.
- Intensificar de forma sostenible la producción de alimentos para aumentar la producción de alta calidad, lo cual "requiere una nueva revolución agrícola" con mejoras radicales en la eficiencia del uso de agua y fertilizantes, reciclaje de fósforo o "redistribución del uso global de nitrógeno y fósforo", entre otras medidas.
- Gestión firme y coordinada de la tierra y los océanos, adoptando adoptando la estrategia "Media Tierra” para la conservación de la biodiversidad, "conservando al menos el 80 % de la riqueza de especies preindustriales y protegiendo el 50 % restante de la Tierra como ecosistemas intactos".
- Reducir al menos a la mitad la pérdida y desperdicio de alimentos, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tanto gracias a soluciones tecnológicas aplicadas a lo largo de la cadena de suministro como a la implementación de políticas públicas.
El informe no aporta grandes novedades, en relación a la literatura científica de la que suelen echar mano los expertos en nutrición o sostenibilidad. Tesis en la que, de hecho, lleva años sustentándose el movimiento vegano y flexitariano. Pero el llamamiento de la Comisión The EAT-Lancet está claro: "Los datos son suficientes y lo suficientemente sólidos como para justificar una acción inmediata".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...