Elecciones 23 de julio

Política
Elecciones Generales 10-N 2019

Noche de carteles entre el miedo a la abstención y la agitación de los conflictos

Los partidos arrancan oficialmente la campaña con Cataluña y la desmovilización electoral flotando en sus discursos

Acto de inicio de campaña del secretario general del PSOE y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez (c). En la imagen, junto a la secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz (i) y la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero (d). / María José López EUROPA PRESS

Madrid

Subió el telón oficial de la campaña, el acto clásico de apertura de algo que no parece haber estado cerrado, solo un interludio de la obra, el mismo sonido entre comicios, cuatro en cuatro años. Pero en el cruce del jueves al viernes todo fingió comenzar de nuevo, con ofertas que dicen ser nuevas, partidos que a ratos parecen ser otros y estrategias, puede que estas sí, que también emergen nuevas. Todo revestido del adjetivo que siempre acompaña a este día: la "tradicional" pegada de carteles. De la tradición se salió Iglesias, él sí, que cambió las paredes por la tele. En la tradición apareció Errejón, esta vez siendo él quien pone el rostro. Y en la tradición estaban los demás que hicieron lo mismo hace siete meses, repartirse por España, en esta ocasión más bien poco, para cumplir con el papel.

Socialistas contra la desmovilización

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En la cuarta campaña en cuatro años, las cosas han dado ya suficientes vueltas como para llegar (casi) al mismo sitio. Esta vez a Andalucía. En Sevilla han coincidido como punto de arranque la izquierda clásica, o al menos veterana, y la nueva nueva izquierda, que en cuestión de semanas removió contrarreloj cielo y tierra para hacer posible su candidatura en esta repetición electoral. Sánchez y Errejón. Todo en la que fue la capital de otra izquierda, de otro PSOE al menos, el de Susana Díaz. Ella, precisamente, ha sido la maestra de ceremonias del presidente en funciones.

"No votamos por capricho el 10 de noviembre, votamos porque unos y otros no quisieron reconocer lo que libremente los españoles votaron en la urna", aseguró Díaz, ahora, después de todo, reconvertida en cicerone de los andaluces para presentar las bondades de Sánchez. A ella le dejó el candidato socialista el discurso más local: las matronas que escasean en Úbeda, la Unidad de Reconstrucción Mamaria del hospital granadino... Todo lo que ha provocado en la Junta la desmovilización, la abstención que permitió la llegada de la derecha.

Ahí reside el gran objetivo del equipo de Sánchez. Todos deben moverse, ningún votante en casa. Lo dijo la ministra Montero en Hora 25, también estuvo en Sevilla, y el propio Sánchez de un modo más folklórico. "¡¿Vamos a ir a votar el 10 de noviembre?! !¿Sí o no?!" gritaba a las 3.000 personas presentes en el auditorio para aplacar la abstención. Y después pedía un "sí" más sonoro. "¡Pues claro que vamos a ir a votar!", se autorrespondía. Sánchez mira a los indecisos -el 32% según el CIS- y a los desencantados a su izquierda y su derecha, con Unidas Podemos y con Ciudadanos, según informa Inma Carretero. El miedo es Cataluña y cómo este asunto pueda afectarle. Tanto que no le dedicó ni una palabra en el acto de apertura de campaña.

El PP de centro que se presenta como única alternativa

Al mismo sitio llegó Casado, que sigue viajando al centro y esta vez lo buscó también en Sevilla. El PP llega girando en un momento en que Cataluña da oxígeno, sobre todo, a uno de sus rivales en la derecha, Vox, aunque más allá de la gasolina del discurso, el CIS indique que la mayoría de indecisos se debaten entre votar al PP o a Ciudadanos.

La estrategia es mostrar como la única alternativa a otro bloqueo a Casado. Él, entre las acusaciones de jugar sucio de las que se desentiende -"primera noticia", decía por la mañana- optaba por ceñirse al plan. "¿Usted quiere que se mantenga Sánchez o quiere un cambio? Solo hay una casilla para contestar que no" y esa, claro, es la del PP, defendió su líder. El PP, argumentó, es "el único que ha dicho claramente 'no' a un Gobierno de Sánchez".

Casado se presenta ante el electorado como el partido anticrisis, el único preparado para el problema del dinero y también en Cataluña. Para Cataluña coquetea con subir el índice de la mano dura. Para la economía con bajar el de los impuestos. Casado no se pasó a pegar carteles porque este viernes seguirá de campaña en Ávila desde primera hora.

Ciudadanos contra las encuestas

Rivera se fue a Cádiz -cerrará en Barcelona-. La idea es, informa Óscar García, volver a agitar la bandera antindependentista porque funciona. Así que Arrimadas fue protagonista con ese objetivo en Tarragona y l´Hospitalet, mientras Rivera se iba a la ciudad de 'la Pepa'. La suya, lo reconoció, es una campaña contra los elementos, los que dibujan las encuestas. Su partido llega más golpeado por la abstención y la indecisión que ningún otro a esta batalla, aunque promete la campanada.

Será "una campaña épica y de esfuerzo, pero a trabajar no nos gana nadie" sostuvo Rivera que aspira a ser "el presidentes de los olvidados y los agraviados, de la gente normal que hace cosas extraordinarias". Un acto pequeño pero simbólico. La elección de Cádiz para recalcar la idea del constitucionalismo, para remitirse a la moderación que ha castigado en estos meses sus expectativas electorales. Allí, en el lugar en que se firmó la carta magna de 1812  que el Antiguo Régimen hzo naufragar después, Rivera se definió como el heredero político e ideológico de aquellos liberales. Por el camino se le escapó la petición de voto antes de tiempo, entre tanta tradición, la inevitable modernidad.

Unidas Podemos para frenar el pacto PP-PSOE-Cs

Entre la tele y los carteles, Unidas Podemos inauguró campaña en Madrid. Es el único de los grandes partidos cuyo líder no estuvo en el primer acto oficial de la campaña. En su lugar acudió a 'El Hormiguero' de Antena 3, convencido del poder de una entrevista en horario de máxima audiencia. Cedió el turno a Irene Montero y a Alberto Garzón para volver a insistir en Unidas Podemos como el dique de contención de la derecha.

Para la formación morada se inicia la cuenta atrás para que el Gobierno decida cómo afrontar la crisis económica que viene. Por eso es necesario un Unidas Podemos fuerte, para frenar el plan oculto que, dijeron, tiene Sánchez. "Hagamos que le salga mal, hagamos que en este país pueda haber un gobierno progresista que haga las cosas de manera diferente". Sánchez busca "que Cataluña sea la excusa por la que el PSOE pacta con el PP pero no para resolver Cataluña, sino para afrontar una crisis económica" con la derecha.

"Un Gobierno contigo" es el lema para "un proyecto político de futuro", sostuvo Garzón. Los de Iglesias se lanzan a la batalla con una advertencia. Esta vez tampoco darán sus votos gratis en una investidura socialista.

Vox y la inmigración a referéndum

Santiago Abascal eligió l'Hospitalet de Llobregat. Nada en estos gestos pasa por casual. De ahí que, dos días después de su retahíla de apellidos de origen musulmán, se haya marchado para abrir el telón de la campaña a una ciudad donde casi el 20% de la población tiene nacionalidad extranjera, según datos de Idescat, el doble que en el conjunto de España. Hace siete meses, sin embargo, no les fue bien allí. Antes de acabar en l'Hospitalet, lo intentó en Barcelona, pero no le cedieron un espacio para su mitin. "Prevaricadora", "tramposa" y "connivente con el terrorismo" son las palabras que dedicó por ello a la alcaldesa Ada Colau.

Así que su discurso volvió a incluir alusiones a la inmigración, el único referéndum que él aceptaría, el de si los españoles quieren o no a más inmigrantes. Como había transformado en esto el concepto de referéndum siguió después con otra idea sorprendente, dirigirse a los votantes del PSOE que se sientan "traicionados". "Vox les tiende la mano y les dice que esta es su casa, que les queremos con nosotros y que jamás les abandonaremos". Cárcel para Torra, y más cárcel para los violadores, fueron otras de sus propuestas.

Más País busca ser la clave del desbloqueo

En otro acto pequeño, ante unas 200 personas, también en Sevilla, se presentó la gran novedad de esta cita. Íñigo Errejón quiso mostrarse como el factor que viene a cambiarlo todo, aunque su lucha pasa primero por lograr un 5% de los votos a nivel nacional que le permita formar grupo propio en el Congreso. Por el momento, las encuestas han desinflado el fenómeno inicial y auguran que no será posible.

"Hemos dado un paso adelante para garantizar que vuelve a haber victoria progresista y que, esta vez, lo que los ciudadanos votan se respetará  en el Congreso". Errejón quiere ser la izquierda que es posible, "la que convierte la izquierda en gobierno" para que el "acuerdo de las derechas de San Telmo no llegue a la Moncloa", aseguró. Al candidato de Más País pudimos verle después en el Puente de la Barqueta pegando carteles.

 
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