El gran regalo de Noro: repartió 2,5 millones del Gordo antes de morir por coronavirus
El bar Lis, en la localidad zaragozana de Maella, se convirtió en una auténtica fiesta el día del sorteo del año pasado. Hoy, permanece cerrado
Madrid
En Maella, todo el mundo conocía a José María Rams como Noro. Llegó a ese municipio de Zaragoza con su mujer hace 18 años cuando, cansados de intentar sacar adelante su negocio de confección de camisas con la competencia china, decidieron dar un giro a su vida. Dejaron su pueblo, Batea (en Tarragona), y abrieron allí el bar Lis, donde el año pasado repartieron 2,5 millones de euros del Gordo de la Lotería de Navidad. "Todos los años, un señor del pueblo que vive en Reus nos traía participaciones de la asociación aragonesa El Cachirulo para que las vendiéramos", cuenta Bernat Rams, el hijo de Noro.
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Su padre ya se había hecho querer en Maella durante todos estos años pero el día del sorteo quedó patente el afecto de todo el pueblo. "La noche anterior, yo había estado trabajando en una discoteca y me iba a dormir esa mañana cuando mi madre empezó a decir que nos había tocado el Gordo. No me lo creía pero me asomé por la ventana y vi que el bar estaba lleno de gente. Así que nada de dormir, me bajé con todo el mundo a celebrarlo", rememora Bernat. Para su familia, supuso mucha alegría "compartirlo con gente a la que le hacía falta" y cierta sensación de "tranquilidad", sabiendo que ahora contaban con una ayuda extra.
Noro se había quedado con un par de participaciones ganadoras y el dinero le vino especialmente bien porque hacía poco había abierto una brasería para eventos justo frente al bar Lis. "Además de para el negocio, ¿con quién me lo voy a gastar mejor que con mi familia?", respondía Noro a la prensa cuando le preguntaban qué haría con el premio. Compró un sofá nuevo y pensaba irse de vacaciones con su mujer, pero no le dio tiempo. La segunda semana de marzo empezó a encontrarse mal: "Cerramos el bar dos días antes del primer estado de alarma porque no estaba bien. Era muy madrugador, hacía todos los días la misma rutina y empezamos a verle raro", recuerda Bernat, que no sabe cómo se contagió su padre de coronavirus y no olvida cuando intentó subirse en la ambulancia con él y no le dejaron.
Bernat y su madre no volvieron a verle nunca más. "Estuvo tres semanas en la UCI y estaba respondiendo bien pero cogió un hongo del hospital". Noro murió a los 63 años en plena primera ola de la pandemia.
El bar Lis, donde el pasado 22 de diciembre se concentró tanta felicidad, no volverá a abrir sus puertas. Con los recuerdos que el Noro construyó en ese establecimiento, su mujer y su hijo comenzarán de nuevo en la brasería de enfrente "cuando pase todo esto". El gran regalo de Noro al pueblo ya forma parte de la historia de Maella.
Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...