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Por qué Ibai Llanos buscó en Google "restaurante caro Barcelona comer bien" y se acabó comiendo un kebab

El 'community manager' de Arzak ha demostrado tener muy buenos reflejos, pero todo apunta a que, en realidad, el célebre 'streamer' se confundió durante la entrevista concedida a Jordi Évole

Ibai Llanos,en la entrevista concedida a 'Lo de Évole'. / LA SEXTA

Madrid

La entrevista al streamer bilbaíno Ibai Llanos en el programa Lo de Évole ha dejado una buena ristra de titulares: sus problemas de ansiedad, su negativa a hacer publicidad de bancos o casas de apuestas... Pero la charla también sirvió para que la gran estrella de Twitch desvelase cuál es su gran debilidad: salir a cenar.

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Jordi Évole le había preguntado si ahorra, a lo que Ibai Llanos —después de reconocer que gana más de un millón de euros al año— respondió que sí, que ahorra mucho: "Mira cómo voy vestido. La ropa cara, además de que no me llama la atención, no me cabe. Estoy muy gordo. Aunque quisiera no me puedo comprar Ralph Lauren. No tengo el carnet, así que coche no tengo. Y casas y pisos, de momento, tampoco tengo. En lo que sí gasto más dinero es en cenar bien. Eso me encanta. Eso es increíble. Ir a un Arzak o un restaurante con estrella Michelin es algo que aún no he podido vivir, porque justo cuando he querido hacerlo está jodido el tema, pero eso sí que me encanta".

Ibai Llanos contó a continuación que hace un mes intentó ir al restaurante de Arzak  en Barcelona [no estaba seguro de que fuese realmente ese] y que le echaron por llevar pantalones cortos: "Mi influencia no sirve para nada. Puse en Google 'restaurante caro Barcelona comer bien' y me salió ese. Y había reservado, pero claro, un tío gordo, con barba... Nadie me había dicho que no iba a poder entrar con pantalón corto, pero tenía tantas ganas que me fui a comprar un pantalón. Esto está en el centro de Barcelona. Todo Gucci... nosequé. Pero no me cabía ninguno. Al final encontré uno, me lo probé... y valía 800 euros. Pensé en comprármelo, pero dije: ¡por mis cojones que no me lo compro, que le den por culo! Y acabamos comiendo en un kebab. ¡Es culpa mía!... Pero me dolió".

Aunque el community manager de Arzak ha demostrado tener muy buenos reflejos, al publicar un tuit en el que aseguran que en su restaurante de San Sebastián no hay dress code y que "solo hay que traer hambre y mucha curiosidad", todo apunta a que en realidad el célebre streamer se confundió durante la entrevista porque Arzak, tal y como le sugirió Jordi Évole, no tiene restaurante en Barcelona.

Quien sí lo tiene —he ahí la confusión— es otro de los grandes cocineros del País Vasco, Martín Berasategui. Su restaurante Lasarte, regentado por el chef Paolo Casagrande y situado en el lujoso Monument Hotel del Paseo de Gracia, cuenta con tres estrellas Michelin y también con un dress code que impide acceder a los clientes con pantalón corto o zapatillas deportivas.

¿Por qué con falda sí y con bermudas no?

María José Goméz Verdú, autora del blog Protocolo y Etiqueta, señala que el código de vestimenta "se basa en tradiciones de carácter popular" y que sigue siendo habitual en restaurantes y locales de ocio que quieren mantener "cierto nivel de formalidad". De hecho, aunque los exigencias se han ido flexibilizando, sigue habiendo varios niveles diferenciados: cóctel (americana), black tie, white tie...

Hay restaurante en los que aún no puedes comer si vas vestido así.

Hay restaurante en los que aún no puedes comer si vas vestido así. / GETTY

Hay códigos establecidos para cada uno de esos niveles, tanto en moda masculina (americana, chaqué o esmoquin) como femenina (falda larga o corta, más o menos joyas e incluso el tipo de escote). Son habituales los comentarios sobre por qué ciertos establecimientos permiten la entrada con falda y no con bermudas. Pero lo cierto es que cada vez son menos los que aplican esa norma de forma estricta.

"Nunca ha habido ni lo habrá"

En el madrileño Diverxo, uno de los mejores restaurantes de España, se puede ir a comer en pantalón corto y deportivas: "¿Quien soy yo —un tipo con cresta, piercings y que se viste como quiere— para decirle a la gente cómo ha de venir a Diverxo?", señala el chef David Muñoz. "Nunca ha habido dress code ni lo habrá".

El hecho de que Diverxo se hiciera con la tercera estrella Michelin, en 2013, rompió muchos moldes en la alta cocina española. El dress code de los grandes restaurantes de la capital, como Horcher o Zalacaín, había sido muy estricto en las últimas décadas. Pero esa rigidez ha ocasionado muchos problemas

El exdirector de sala de Zalacaín recordaba en una entrevista concedida a la Cadena SER que en 2016 un cliente le había llamado "retrógrado y anticuado" por no dejarle pasar con "una camisa que valía más que muchos trajes" y con la que sí había podido acceder a los mejores restaurantes de París o Nueva York.

Reminiscencias de un pasado clasista

Abel Valverde, responsable de sala del restaurante Santceloni (dos estrellas Michelin) y autor de Host: La importancia de un buen servicio de sala, explica que en los últimos años las exigencias se han ido relajando mucho, pero que la única persona a la que han dejado entrar en bermudas, más allá de los niños pequeños que venían acompañando a sus padres, ha sido el cocinero David de Jorge, y porque, debido a su obesidad, no tenía ningún pantalón largo. Él mismo suele contar, de hecho, que llevó pantalón corto incluso el día de su boda.

"Muchos asiáticos venían en chándal o bermudas, y acababan yendo a El Corte Inglés a comprarse unos pantalones y unos zapatos. Pero lo de las zapatillas lo acabamos eliminado porque nos dimos cuenta de que el mismo empresario que venía con traje a mediodía, por la noche llevaba tejanos y deportivas. Y hay clientes clasistas que no lo entendían, pero teníamos que encontrar un equilibrio", señala.

"El propio Ibai rompe el estereotipo del empresario clásico. Son cosas que quedan, vestigios antiguos, pero la sociedad ha cambiado y yo creo que el dress code va a pasar a la historia. Después de la pandemia, además, todo va a ser aún más radical. Toda la vida ha habido prejuicios, pero eso hay que cambiarlo. A veces el cliente menos pensado te pide un vino de 3.000 euros".

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

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