Macron o Le Pen: quién se alzará con la presidencia de Francia

Madrid

Francia afronta hoy la segunda vuelta de sus elecciones presidenciales. Tal y como ocurrió ya en los anteriores comicios del 2017, Emmanuel Macron y Marine Le Pen se disputarán las llaves del Elíseo. Un resultado que preocupa en Francia, que nunca ha estado tan dividida ni ha mostrado tal grado de desafección política. Uno de los principales sondeos del país, del instituto Odoxa, revelaba esta misma semana que el 41% de los electores votará para bloquear a uno u otro candidato, ni por afinidad ni por programa electoral. Esta desafección política se materializó con el porcentaje de abstención de la primera ronda, superando el 26%, la más alta de los últimos veinte años.

Las elecciones se enmarcan en un contexto complicado para la Unión Europea. Una UE que se erige menos fuerte tras el Brexit y que ahora convive con la amenaza de fragmentarse más ante la guerra en Ucrania. Unos comicios que inquietan a los franceses, pero también a los Veintisiete, después de que la candidata de la extrema derecha, aunque ha ido moderando su discurso, se haya mostrado conciliadora con Vladímir Putin. Además, Le Pen aseguró que sacaría a Francia del mando militar de la OTAN y confirmó que aunque no quiere abandonar la UE, sí "reformarla desde el interior", a pesar de ser el principal fundador de la Unión, junto a Alemania. En cualquier caso, su victoria, supondría un giro de 180 grados de la política internacional de Francia de los últimos decenios.

Por su parte, el dirigente centrista Macron aspira a ser reelegido y apostar por el continuismo: fortalecer la Unión Europea y seguir formando parte de la OTAN. A menos de doce horas de que abran los colegios electorales, los sondeos auguran una victoria del actual presidente, aunque Le Pen tiene opciones reales de ganar y nunca antes la extrema derecha ha estado tan cerca del Elíseo.

En los comicios del 2017, Macron obtuvo el 66,1% de las papeletas y Le Pen, en 33,9%, mientras que ahora, las encuestas los sitúan a menos de diez puntos de diferencia. Hace unas semanas, el resultado estaba mucho más ajustado, pero con el paso de los días, Macron ha ido afianzando su ventaja. El actual presidente se ha centrado de lleno en la campaña electoral tras su ausencia durante la de la primera vuelta, alegando su papel como mediador occidental con el presidente ruso. Serán los 7,7 millones de papeletas que cosechó el candidato de la Francia Insumisa, Jean Luc-Mélenchon, en la primera ronda, los que probablemente determinen el camino de Francia, pero también el de Europa.

Una segunda vuelta de las elecciones de Francia ajustada

El sondeo más ajustado es el del instituto Odoxa, que le otorga al continuismo de Macron un 53% de los votos y a Marine Le Pen el 47%. Este instituto de opinión le daba al actual presidente nueve puntos de ventaja respecto a Le Pen tras la primera ronda electoral, pero desde entonces su tendencia ha ido a la baja. La mayor ventaja la apuntan los sondeos de Ipsos y Opinion Way, que señalan que el actual inquilino del Elíseo obtendrá el 57% de los sufragios.

¿Cómo votarán los electores del resto de candidatos?

El 22% de las papeletas que consiguió el candidato de la izquierda, Mélenchon, serán clave para alzarse con la presidencia. Tras la primera vuelta, el candidato pidió "no dar ni un solo a la extrema derecha". Sin embargo, una encuesta de Ipsos-Sopra revela que el 48% de los votantes se abstendrá, aunque una consulta interna llevada a cabo por el propio eleva este porcentaje hasta el 67%. Sus votos, en cualquier caso, son los más codiciados por Macron y Le Pen. Los candidatos de la conservadora Valérie Pécresse y del candidato verde Yannick Jadot tienen clara su apuesta: el líder centrista. Aun así, entre los dos no consiguieron llegar al 10% de los votos en la primera ronda. Los votantes del polemista Éric Zemmour consiguió ser el cuarto más votado, con un 7,1% de los sufragios pidió el voto para la candidata ultraderechista.

Los antecedentes

La encuesta de Odoxa para l'Obs analizaba la percepción de los votantes tras el debate electoral del pasado miércoles entre Macron y Le Pen. En 2017, ambos protagonizaron un debate agresivo y tenso. Macron atacó de forma sistemática la falta de propuestas concretas de la ultraderechista, así como la ausencia de financiación para sus promesas de gasto en favor de las clases populares. Tras aquel encuentro, Emmanuel Macron ganó posiciones al enfrentarse a una Marine Le Pen que en muchos momentos se mostró desafortunada con sus comentarios. En el último debate, ambos sabían que se jugaban muchas de sus bazas para lograr la presidencia, por lo que la líder de la ultraderecha estuvo varios días preparando el encuentro, con el que ha conseguido recortarle puntos al actual presidente. Sin embargo, la misma encuesta revelaban que tras el debate, Macron incrementó la percepción de "antipático" y "presidente de los ricos" mientras que tampoco ayudó a Le Pen a mejorar su estatus presidencial: aumentó su percepción como "poco competente".

Crisis de los partidos tradicionales

La Francia más facturada de la historia emergerá tras las elecciones de Francia: Macron contará con el apoyo de jóvenes y mayores, franceses urbanos y acomodados, mientras que Le Pen reina entre la población rural y la clase trabajadora. La Francia más rural y la de las grandes metrópolis, donde Le Pen no quedó primera en ninguno de los distritos. Es la brecha entre los franceses que viven de forma holgada y los que se sienten abandonados por el estado. Es la misma fractura que está acabando con los partidos tradicionales. Ninguno de los candidatos de las colectividades de izquierda y derecha, Anne Hidalgo y Valérie Pécresse alcanzaron el umbral del 5% y todos los partidos de izquierdas, apenas consiguieron sumar la misma intención de voto que la extrema derecha.