"Arroz, arroz y arroz, por la mañana y por la noche": la razón por la que el 5% de los saharauis son "el doble de refugiados"
Los saharauis tienen la tasa de celiaquía más alta del mundo y, siendo una enfermedad que solo se trata con la dieta, muchos tienen que elegir entre pasar hambre, encontrarse mal o comer solo arroz
Reportaje | Por qué algunos saharauis son "el doble de regugiados"
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Madrid
La enfermedad celiaca es un trastorno digestivo, crónico y de origen autoinmune que, hasta cierto punto, es fácil de tratar: basta con seguir una dieta sin gluten. En España, donde se estima que afecta al 1% de la población, la oferta apta para celiacos ha mejorado mucho, tanto en el supermercado como en los restaurantes: harinas alternativas, cautela con la contaminación cruzada... Sigue siendo más difícil y más caro que una dieta normal, pero miles de personas lo han integrado en su día a día sin mayor problema.
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En los campamentos de refugiados del pueblo saharaui, sin embargo, la cosa es muy distinta. Y hace 20 o 30 años, más aún. La periodista de RTVE Ebbaba Hameida explica que nació en "en el desierto de los desiertos" y que, desde muy pequeña, estuvo "muy malita".
Recuerda que siempre tenía la tripa muy hinchada, diarrea crónica, dolor... Algunos de los síntomas más habituales de la celiaquía: "En los campamentos se vive de la ayuda humanitaria. Es un territorio desértico. Pero yo siempre digo que la celiaquía me salvó. Lo digo desde el privilegio, pero fue una suerte ser celiaca. En Italia estuve con una familia de acogida que me hacía todo sin gluten y fui muy feliz comiendo. Me hacían pasta, pizza, tiramisú"...
Ella, efectivamente, tuvo suerte porque la dieta de los saharauis, entre quienes la prevalencia de celiaquía ronda el 5% (la más alta del mundo), está muy basada en el trigo, ya sea en forma del pan con el que mojan cualquier caldo, o de cuscús.
Hambre o gluten
"Mis primas celiacas no pueden seguir la dieta sin gluten porque es insostenible", explica Hameida. "Si eres celiaco en un campo de refugiados, tienes que elegir entre el hambre y saciar el hambre, así que comen pan. Mi tía mayor, por ejemplo, sufre muchas hinchazones y me suele decir que no sabe qué le pasa, que siempre está enferma. Pero yo le digo que es celiaca. ¡Eso es lo que le pasa! El problema es que no hay otra alternativa".
Mohamed Salem, que recibió parte de su formación en la Universidad de Jaén y que trabaja como enfermero en los campos de refugiados de Tinduf, señala que la celiaquía afecta ya a casi el 6% de la población saharaui.
Una anomalía que se explica por varias causas: "Por un lado, la elevada consanguineidad de nuestros padres y abuelos, pero también que la alimentación se base mucho en la harina, porque vivimos de la ayuda humanitaria, e incluso el hecho de que se introduzca en la dieta de los bebés antes de que lleguen a los 6 meses".
"El doble de refugiado"
La importancia del componente genético salta a la vista ante familias en las que conviven tres o cuatro niños celiacos. Una situación con la que, a menudo, Salem tiene que lidiar con impotencia. "Yo sé lo que necesitan esos niños, pero a veces tenemos alguna galleta con gluten y no un recambio para los celiacos. Ni una triste galleta sin gluten o un yogur", lamenta.
"Ser refugiado y encima ser celiaco es ser el doble de refugiado", asegura. "Arroz, arroz y arroz por la mañana, y arroz por la noche. Eso es lo que comen los celiacos. Y antes del COVID los niños celiacos quizá se iban un poco antes a disfrutar del programa Vacaciones en paz, pero ahora ya no. Si van es cuando les toca".
El Sáhara Occidental fue provincia española hasta 1975 y, a pesar de la distancia y de los quiebros políticos, casi 50 años después siguen quedando fuertes vínculos. El idioma, por ejemplo, y también la solidaridad de muchas familias. Algunas de ellas, celiacas.
Angélica Trejo, presidenta de la Asociación de Celiacos de Extremadura, lleva más de 20 años viajando a los campos de refugiados para ayudar a los celiacos saharauis. "Nuestra idea surgió porque venían muchos niños de vacaciones a Extremadura y empezamos a ver que algunos venían con anemia, con la tripa hinchada... y se diagnosticó a varios celiacos".
Harina sin gluten y un horno escuela
"Claro, luego pensamos que había que mandarles producto sin gluten a los campamentos... y empezamos a buscar familias de acogida en las que ya hubiera niños celiacos para evitar que los saharauis tuvieran la sensación de que a ellos se les daba una comida distinta", explica. "Pero un año, sin tenerlo previsto, llegó una niña con un cartelito puesto que decía 'soy celiaca', me la traje a casa y decidí acogerla yo".
Esa niña volvió un verano después y, aunque le habían explicado claramente lo que podía y lo que no podía comer, llegó de nuevo "desnutrida, muy delgada y muy anémica". Estaba claro que los niños celiacos se recuperaban en España, pero en los campamentos volvían a enfermar, por lo que poco a poco empezaron a viajar a Tinduf con asiduidad para diagnosticar in situ e impulsar y programas educativos.
Fue allí donde coincidieron con el pediatra italiano que demostró que más del 5% de los saharauis es celiaco. Cada organización ayudaba como podía: con harina sin gluten, con asistencia médica, con talleres, llevando a técnicos de laboratorio... "Hemos trabajado durante más de 20 años, siempre en función de la demanda y siguiendo las sugerencias del Ministerio de Salud", señala Trejo.
También apostaron por crear un horno-escuela que garantizase la disponibilidad de pan sin gluten, pero la pandemia y la situación política han complicado los cauces de la cooperación y han tenido que acabar cerrándolo por falta de fondos.
"Seguimos ayudando gracias a la colaboración otras ONG, como Oxfam o Cruz Roja. Pero la verdad es que estamos cada vez más desmotivados porque el último año ha sido muy difícil", lamenta Trejo. "Ahora solo vamos una vez al año y, bueno, acabamos de mandar harina sin gluten entre las asociaciones de Extremadura y Huesca. Unos 10.000 o 12.000 kilos... Pero necesitan mucho más. Unos 50.000 al año".
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Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...