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Gastro | Ocio y cultura

Por qué los españoles han vuelto a consumir aceite de colza (sin saberlo)

El envenenamiento masivo de los años 80 dejó miles de muertos y también un tabú que aún no hemos superado

Aceite de colza. / Claudiad

Madrid

La intoxicación por aceite de colza adulterado de 1981 dejó 5.000 muertos, 20.000 afectados y un tabú gastronómico en la mente de millones de españoles que, 40 años después, aún no hemos superado. Lo curioso es que el problema, en realidad, no era el aceite de colza como tal, sino el colorante (anilina) que se añadía cuando ese aceite no iba a destinarse a la alimentación, así como los residuos generados al intentar eliminar ese colorante.

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En las cocinas europeas nunca ha dejado de usarse y, ahora, con el aumento de precio del aceite de girasol, más aún. Pero el impacto de aquel envenenamiento masivo fue tan grande que España entera dejó de consumir aceite de colza. De hecho, encontrar botellas de aceite de colza en los supermercados españoles es harto complicado.

"Es un ingrediente perfectamente seguro. No hay ningún motivo para no consumirlo", señala la doctora Alba Tres, investigadora del Campus de la Alimentación de la Universidad de Barcelona (UB). "En el mercado hay algunas presentaciones de aceite de colza virgen, pero es algo muy minoritario porque la mayoría se refina, como sucede con el girasol o la soja, y se puede usar en frío, como condimento o para preparar salsas".

María Victoria Ruiz-Méndez, investigadora del Instituto de la Grasa (CSIC), por su parte, explica que "por su contenido en ácidos grasos e insaturados, así como por los fitoesteroles que contiene", puede situarse entre el de oliva y el de girasol.

Tomamos más del que pensamos

"En clase se explica como una da las variedades de aceite más comunes fuera de los habituales", explica Ricardo Fernández, profesor de Cocina y Pastelería en el CIPF Carlos Oroza de Pontevedra. "Curiosamente es un cultivo importante en España, pero no lo utilizamos. En mi opinión, no tanto por el envenenamiento, sino porque todavía nadamos en la abundancia y, teniendo los aceites de oliva y girasol, ¿para qué vamos a usar uno que en nuestra cultura es algo residual? El de colza es bueno y versátil, pero se cataloga culturalmente como de segunda, al contrario de lo que sucede en Francia".

El resurgir del aceite de colza

Erwan Poudoulec, director técnico de la escuela Le Cordon Bleu de Madrid, confirma que en Francia se usa poco el aceite de oliva —a excepción de ciertas zonas del sur— porque suelen preferir la mantequilla o el aceite de girasol. Según Poudelec, en cambio, el incremento de precios por la Guerra de Ucrania sí ha hecho que mucha más gente recurra a la colza como alternativa algo más económica.

Un espectáculo amarillo

Sea como sea, en España ya consumimos más aceite de colza del que la mayoría de la gente cree, solo que camuflado en preparaciones de la industria alimentaria, que suele incluirlo en la lista de ingredientes como aceite de nabina o de canola. "Sigue siendo un producto estigmatizado, por eso la industria prefiere emplear sinónimos", señala Tres.

Una joven, frente a una plantación de colza en Paiosaco (A Laracha, A Coruña).

Una joven, frente a una plantación de colza en Paiosaco (A Laracha, A Coruña). / Europa Press News

Lo que no se puede camuflar son las enormes plantaciones de colza que, con la floración de cada primavera, convierten los campos de Castilla, Aragón o Cataluña en un gran espectáculo de color amarillo. El agricultor Ventura González, por ejemplo, lleva años produciendo colza en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) porque le resulta "sencillo y muy atractivo", tanto en lo económico como por los beneficios que aporta para la tierra al incluirlo en una rotación con otros cultivos.

Mientras que hace algo más de una década el cultivo de colza en España era casi residual, según fuentes de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), el año pasado se sembraron 120.000 hectáreas en toda España y en 2023 se ha alcanzado una cifra similar (que luego la sequía, eso sí, ha perjudicado de forma importante). "Pero el 80% de lo que se produce en Castilla y León acaba en Francia, ya sea para uso alimentario o industrial", señala González.

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