Un experimento aclara si merece o no la pena enjuagar los platos antes de meterlos en el lavavajillas
Mucha gente lo sigue haciendo por costumbre
Reportaje | ¿Hay que enjuagar los platos antes de meterlos en el lavavajillas?
Madrid
Hay un montón de trucos para optimizar la eficiencia y el mantenimiento de un hogar: dónde situar los alimentos en la nevera, cómo aprovechar el calor residual del horno, cuándo desenchufar los aparatos que no estamos usando... Pero hay uno que genera mucha resistencia: el de no enjuagar los platos sucios antes de meterlos en el lavavajillas. A todos nos lo han dicho, pero no nos lo acabamos de creer... y el periódico The Washington Post ha decidido tomar cartas en el asunto con un experimento que, si bien no puede calificarse como científico, sí aporta muchos de argumentos.
La autora del artículo, Mari-Jane Williams, recuerda que casi todos los expertos desaconsejan enjuagar de forma previa porque es un gasto de agua innecesario y porque el jabón es más efectivo si en los platos hay algún residuo. Una tesis contrastada ya por el Good Housekeeping Institute (Instituto del Buen Mantenimiento del Hogar), que le dedicó 374 horas a experimentar con 17 modelos de lavavajillas a lo largo de cuatro meses.
Pero la autora reconoce que, a pesar de las evidencias, mucha gente sigue enjuagando los platos sucios antes de meterlos en el lavavajillas: ¡ella también! Una práctica que en muchos hogares (o conversaciones de bar) genera pequeñas disputas y discusiones. El mundo está dividido en dos bandos: los que enjuagan porque lo han hecho siempre (sin aceptar lecciones de nadie) y los que critican el despilfarro de agua con indignación.
Del filtro a la sostenibilidad
Para comprobarlo, basta con sacar el tema en el trabajo, en una reunión de amigos o en casa de tu suegra. Preguntada por la Cadena SER, Ana asegura que los enjuaga porque ha comprobado que "quedan mejor" y que, si no lo haces, "a veces queda un poco de suciedad incrustada". Lo mismo que Manolo, a quien siempre le queda la pequeña duda de si algún resto de comida puede acabar "obstruyendo el filtro".
Mercè, por su parte, evita enjuagarlos porque hacerlo le parece un despilfarro, pero reconoce que, si hay restos pegajosos, sí les pasa un agua,m sobre todo cuando no va a poner el lavavajillas hasta dos o tres días después. También hay quien ha evolucionado, como Elena: "Antes sí lo hacía, pero ahora hace tiempo que no, por sostenibilidad. Para eso está el lavavajillas, ¿no? ¡Los aclara, los limpia y los seca!".
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De la tortilla al lavavajillas
Sea como sea, ¿como puede ser que, si del debate sobre la tortilla (con o sin cebolla) se han escrito ríos de tinta, aún nadie haya explorado a fondo la cuestión del lavavajillas? Mari-Jane Williams ha decidido ponerle remedio con varios experimentos y entrevistas, llegando a la conclusión de que, más allá del ahorro de agua, es una práctica en la que también intervienen factores logísticos, psicológicos o matrimoniales.
De entrada le pidió a varios que se fijaran en qué pasaba a usar sus respectivos lavavajillas (de cuatromarcas diferentes) con una misma marca de detergente: Cascade Platinum Plus. Todos ellos analizaron dos ciclos de lavado llenando el electrodoméstico con platos, tazas y cubiertos, solo que una vez lo hicieron enjuagando antes y la otra no.
Pues bien: el resultado "objetivo" volvió a demostrar —con pequeñas excepciones, en su mayoría atribuibles a la mala colocación de la vajilla— que todo sale limpio reluciente con y sin enjuague previo. Pero la periodista del Washington Post asegura que lo más interesante fueron las explicaciones recabadas porque, de repente, salieron a la luz síntomas de negacionismo, pequeñas disputas familiares y procesos vividos con verdadero asco.
La cuestión generacional
"Muchas veces, cuando pensamos en los consejos para un electrodoméstico como ese, la gente piensa en la clásica familia de cuatro personas, donde usan el lavavajillas después de cada comida", asegura a The Washington Post el experto KC Davis, quien añade que los fabricantes no tienen en cuenta los hogares pequeños en los que los platos no se lavan inmediatamente, por lo que sugiere usar el programa de enjuagado.
La eficiencia del lavavajillas también depende del mantenimiento (filtros y limpieza interna), de la correcta colocación de los platos sucios o del uso adecuado de los programas. Pero Mari-Jane Williams apunta otra cuestión clave: la generacional. Y es que mucha gente aprendió a usar los lavajillas hace décadas, con aparatos mucho más arcaicos, y han mantenido sus rituales (o los de sus padres) sin tener en cuenta las mejoras técnicas.
La conclusión del artículo, por lo tanto, es que la forma de llenar el lavavajillas es, en el fondo, casi un rasgo de nuestra personalidad. Pero la evidencia dice que al no enjuagarlos ahorramos agua y que, si alguna vez sale algo sucio, tampoco cuesta tanto repasarlo. Que cada uno elija.
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Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...