El PP debe denunciar a Luis Bárcenas
Madrid
Rajoy y el PP encaran la semana tras haber tomado aire. Eso fue al menos para el partido y sus dirigentes, la declaración del presidente del Gobierno asegurando con rotundidad no haber percibido o pagado jamás con dinero negro. Esta negativa era una condición necesaria, imprescindible, pero no suficiente.
El asunto no se cerrará hasta que el PP explique cómo es posible que de la mano del hombre de sus dineros durante 20 años hayan salido anotaciones que señalan a un montón de dirigentes -y empresas, no se olvide- en posibles prácticas irregulares.
Es cierto que es imposible combatir algo cuya existencia se niega, pero por eso mismo hay algo que sí puede y debe hacer el PP: acudir inmediatamente a la Justicia. Denunciar a su extesorero ante la Justicia para que aclare qué contiene esa supuesta contabilidad ajena a las cuentas del partido que según parece llevaba a su manera. Así, el PP habilitará el camino para que la policía y los jueces interroguen a quien sea preciso e indaguen donde sea oportuno. Desde luego es una solución más eficaz y creíble que limitarse a decir que no saben nada de esos papeles. Porque no se olvide: resolver bien este escándalo debería ser tarea prioritaria y del interés de todos.
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Al margen del asunto de los pagos también hay algo que podría hacer el PP: pedir disculpas públicas por haber tenido a un tesorero que amasó una fortuna opaca en Suiza, nombrarlo por su nombre para marcar distancias y abrir una investigación interna paralela sobre todo lo concerniente a su desempeño como tesorero. Sin haber comprobado la rectitud de su trabajo en el PP resulta muy arriesgado comprometer la palabra de todo un presidente del Gobierno en defensa de todos los dirigentes y de toda la historia del partido.
Rajoy se va a someter este lunes a las preguntas de la prensa junto a Merkel. Ni el guionista más alambicado habría previsto esa escena. Pero debería haber asumido ya Rajoy que el primer principio de la transparencia -el nuevo mantra que predica el PP- comienza por someterse al escrutinio de los medios de comunicación, depositarios y administradores del derecho a la información de los ciudadanos.
Y algo más: es imposible despachar con palabras de apoyo y sugiriendo que aguante la situación de la ministra Ana Mato, beneficiaria, según la policía, de regalos, viajes y pagos de consumos varios por parte de la red Gürtel.
No. No se despeja ese asunto pidiéndole a la ciudadanía que crea a pies juntillas que todos esos manejos turbios eran cosa exclusiva de su exmarido y que ella ni sabía ni se interrogaba por cómo se compraban billetes de avión, tren y noches de hoteles para toda su familia, o de dónde salían 4.600 euros para gastar en el cumpleaños de uno de sus hijos. En cualquier país de nuestro entorno, un simple informe como el de la UDEF sirve para que un ministro conjugue el verbo dimitir en primera persona del singular.
Desgraciadamente este no es un caso cerrado. Rajoy puede resultar creíble en la reivindicación de su honorabilidad, pero es mucho más creíble todavía tomar las medidas precisas para demostrarlo.
En una sociedad democrática no cabe insinuar contubernios contra el Ejecutivo. Lo que se exige es dar respuestas contundentes a las sospechas. Con hechos mejor que con palabras. Y antes mejor que tarde.
Pepa Bueno: "Con hechos mejor que con palabras"
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