Carlos Petrini (Slow Food): "La gastronomía no es patrimonio exclusivo de los chefs"
El fundador del movieminto internacional 'Slow Food', el italiano Carlo Petrini, ha pasado esta semana por los micrófonos de SER Natural
Madrid
Slow Food es un movimiento internacional que aboga por relacionar el placer con los alimentos y por respetar los ritmos y las diferencias. Una asociación creada hace 25 años que tiene ya más de 100.000 socios en todo el mundo, y que que se define como ecogastronómica. Su fundador, el italiano Carlos Petrini, ha pasado esta semana por Madrid para hablar, en itagnolo, como él dice, de la política agraria de la Unión Europea.
Pregunta. ¿Tiene algo que ver la política agraria con nuestra forma de comer y de vivir?
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Respuesta. ¡Por supuesto! Y yo pienso que es necesario comer mejor. La política agraria supone el 47% del presupuesto comunitario pero hasta ahora solo prima a los grandes propietarios, a la industria alimentaria, y se olvida, sin embargo, de los pequeños campesinos.
P. ¿Y eso es malo?
R. Sí, porque la producción masiva suele ser sinónimo de la utilización también masiva de productos químicos que atentan contra la fertilidad del suelo y que requieren grandes cantidades de agua. ¡Eso es insostenible!
P. Usted propone acotar los sistemas de producción y de consumo. Reducir los círculos...
R. Los productores venden a precios bajos pero los consumidores pagan mucho, en los supermercados, así que son los distribuidores, quienes más se lucran. Fomentar la economía local ayudaría a contrarrestar esa situación, que además destruye el medio ambiente.
P. ¿Cómo competir con la relación calidad-precio que ofrecen los productores extracomunitarios?
R. Actualmente el 20% de los productores europeos acaparan el 80% de las subvenciones. Tienen mucha tierra y producen de forma industrial. Eso hay que cambiarlo porque el territorio se defiende a pequeña escala. ¡Hay muchos jóvenes que quieren dedicarse la agricultura ecológica! Son ellos, los que necesitan ayudas... Si seguimos subvencionando la producción masiva, lo que hacemos es subvencionar el fin de la agricultura.
P. Usted aboga también por educar en alimentación. ¿Habría que crear una asignatura en las escuelas?
R. Cuando nuestra sociedad era una sociedad de campesinos, la transmisión del saber se daba de forma automática, de padres a hijos. Pero ahora esa transmisión se ha interrumpido y, sobre todo en las ciudades, los niños ya no saben de dónde vienen los productos que ven en los supermercados. ¡Hay que poner huertos en las escuelas! En Italia Slow Food ya ha creado 400, este año... Y es que la comida no es un carburante. ¡Requiere atención! Si no cambian algunas cosas, el aumento de la obesidad y de la diabetes va a ser espectacular.
P. ¿Qué piensa de que haya tanta gente obesa en un mundo repleto de hambrientos?
R. La situación es insostenible. Producimos comida para 12.000 millones de personas, cuando en el mundo solo hay 6.700 millones de habitantes, y de ellos, más de 1.000 millones pasa hambre. Eso significa que el 40% de la producción alimentaria acaba en la basura o no se recoge, porque resulta más caro arrancarla del árbol que procesarla y acabar vendiéndola. Ese contraste: obesidad y hambre, dibuja un sistema alimentario loco e insostenible. Es necesario que haya un cambio... y el primer paso lo podemos dar nosotros cuando vamos a comprar.
P. ¿Qué le parece el nombramiento de Graziano Da Silva como nuevo secretario general de la FAO?
R. Me alegra porque se trata de alguien que trabajó con Slow Food en Brasil y que además lideró la política de Lula contra el hambre con notable éxito. Su elección es importante porque los resultados de su predecesor, que llevaba 16 años en el cargo, han sido desastrosos. La FAO tiene que cambiar. Ha de defender la pequeña agricultura y no los intereses de las grandes multinacionales. ¡Actualmente el 80% de las semillas las poseen cinco grandes empresas!
P. ¿Qué opina de que a menudo, cuando se habla de gastronomía, se hable solo de los chefs mediáticos?
R. La gastronomía no es patrimonio de los chefs. Es patrimonio de todos. Y cuando hablamos de gastronomía hablamos de agricultura, de medio ambiente, de economía, de política... Ese es mi concepto de la gastronomía. No hablar de recetas y ya está. Si la gastronomía se vendiese así, se convertiría en pornografía alimentaria.
P. ¿Se atreve a recomendarnos un lugar imprescindible, para comer en Italia?
R. ¡Imposible! La fortuna de España o de Italia es que hay muchísimos lugares imprescindibles. Nuestra riqueza radica en la diversidad. No existe una sola Italia: existe la Italia barroca y árabe de Sicilia. La Italia del norte que habla con Austria y Francia.... Y en España, lo mismo. En Cataluña no encontrarás lo mismo que en Andalucía. Ese es nuestro gran valor. Todo lo que suponga no mantener la biodiversidad es una locura para nuestro futuro.
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SER Natural del 3 de julio de 2011
12:55
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Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...