La exclusividad (y su decorado gastronómico)

Madrid

Fuera, cochazos. Dentro, ejecutivos encorbatados... y 21 estrellas Michelin. La baza de Millesime! Madrid sigue siendo la exclusividad. El Pabellón de la Pipa, en la Casa de Campo, se ha llenado este miércoles de directivos, grandes clientes y buenos amigos. Todos invitados por las firmas patrocinadoras del festival porque, aunque también se puede acceder pagando una entrada de 120 euros, nadie ha querido hacerlo (al menos, el primer día).

"Millesime! es el evento para ver y ser visto", asegura Fernando Mendieta, de la bodega de cavas Gramona. "El nivel es altísimo y muy social. Nos encanta hacer marca de esta forma". El precio de sus botellas, sin embargo, no es tan exclusivo: "De 15 a 50 euros".

Luis Antonio Ruiz, presidente de Jaguar y Land Rover en España, celebra la calidad y la innovación presente en Millesime! "Para nosotros es muy interesante, como patrocinadores, porque mientras la gente disfruta de la comida podemos hablar de muchas otras cosas", asegura. "Pero aquí no venimos a vender. Siempre invitamos a clientes, concesionarios... y, como son pocas, las plazas de las que disponemos, todo resulta muy exclusivo. ¡Eso es lo bueno!". Ruiz se muestra satisfecho de que, "con la que está cayendo", las ventas de Jaguar sigan creciendo.

Pero a la exclusividad hay que alimentarla, también, y por eso, además de numerosos puestos de vino, caviar, jamón o destilados, a Millesimé! han acudido algunos de los mejores cocineros de España: Paco Roncero (La Terraza del Casino), Jordi Cruz (Abac), Óscar Velasco (Santceloni), Francis Paniego (El Portal de Echaurren)...

En esta edición, la sexta, que se celebra hasta el próximo viernes (5 de octubre), las gastronomías invitadas son las de Colombia y La Rioja. Pero la oferta es muy amplia porque, además de degustar pinchos, cócteles y platos, también se puede aprender a catar o cocinar en los talleres que, cada tarde, imparten cocineros como el asturiano Marcos Morán (Casa Gerardo) o Julio Fernández-Quintero (Abantal).

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Curiosamente, uno de los stands más exitosos (si es que una cola mide el éxito) es el de las Jovenes Promesas. Allí puede degustarse La Tortilla de Senén: una tortilla española precocinada y congelada que, tras ocho minutos en la sartén, está más rica y jugosa que la mayoría de las que se sirven en Madrid. Su creador, el chef Senén González, del restaurante Sagartoki (Vitoria), afirma orgulloso que "la gente alucina".

"El año pasado, cuando la presentamos, había más cola en mi stand que en el del caviar o el de las trufas... y veo que este año está pasando lo mismo". Su objetivo es que la tortilla española de calidad pueda exportarse tanto como la pizza italiana. Y para conseguirlo, las vende a 8,5 euros en su página web.

Zaida Semprún, de las bodegas Eguren Ugarte (Rioja Alavesa), asegura que "cuando hay calidad, la crisis no se nota". El sector de la gastronomía y los vinos de autor siempre han servido para desinhibirse y relacionarse, explica, "y ese intangible, aunque las modas cambien, se mantiene".

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