Los egipcios se movilizan de nuevo para obligar al presidente egipcio a dimitir
Miles de ciudadanos egipcios han firmado bajo la petición de que se celebren elecciones anticipadas y que el actual presidente, Mursi, abandone el poder
Sin descanso, el viejo ascensor de tres puertas no deja de recorrer las cinco plantas que llevan al destartalado piso con techos altos y balcones sobre la calle Tahrir, donde afanados voluntarios trasladan pilas de papeles de una mesa a otra o explican anécdotas mientras se toman un respiro. Bolsas y cajas repletas de papeles en los que los ciudadanos egipcios han escrito su nombre completo, el número de identidad y firmado bajo la petición de que se celebren elecciones anticipadas y que el actual presidente, Mohamed Mursi, abandone el poder.
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La fecha clave es el 30 de junio, el día en que se cumple el primer aniversario de los Hermanos Musulmanes al frente del país, pero cinco días antes el movimiento Tamarod (que en árabe significa Rebelión) anunciará la cifra total de firmas y los porcentajes por regiones porque como explicaba Hassan Sabri, co-fundador de Tamarod, a la Cadena SER, "el Alto Egipto también se ha implicado en la campaña y al menos un 30% de las firmas proceden de lugares donde se votó masivamente a Mursi".
En el primer mes de vida de Tamarod reunieron 7 millones de firmas y los organizadores aseguran que ya superan los 15 millones, una cifra que superaría los votos que Mursi obtuvo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Más de 10.000 voluntarios están recorriendo las calles del país explicando a los ciudadanos que deben reaccionar de nuevo, unirse para que no les roben lo logrado en la Revolución del 25 de enero. Están convencidos de que el pueblo no permanecerá inmóvil, aunque como apunta Fátima mientras clasifica firmas entre las provincias del país, los últimos doce meses han sido muy duros: "La gente está cansada, no pueden tener una vida normal porque hay escasez de todo... de productos básicos, electricidad, gasolina, no hay seguridad... y así no podemos construir nuestro país".
En la recepción de la sede principal de Tamarod en El Cairo se respira optimismo. Abierto 24 horas, anónimos de todas las edades acuden para entregar las firmas que han logrado reunir entre su entorno de amigos y familiares; y así, en un goteo constante, es como se van llenado bolsas y cajas de firmas que pasan a ser ordenadas por provincias y luego registradas en ordenadores.
Los voluntarios mantienen acaloradas discusiones sobre problemas cotidianos en las que Mursi concentra todas las críticas; la mayoría dedica dos o tres horas al día a Tamarod porque no quieren dejar de formar parte del cambio que millones de egipcios provocaron hace más de dos años.
"No voté a Mursi en las elecciones pero ahora firmo para que se vaya, no ha escuchado las demandas del pueblo y nos está tratando como lo hacía Mubarak", explica Karim mientras firma la petición en la plaza Tahrir.
Unos metros más allá, uno de los voluntarios de Tamarod se planta ante la puerta de la Mugamma (el temido antiguo edificio del Ministerio del Interior) para captar la atención de los que salen de hacer gestiones. En cuanto logra que uno se detenga para conocer la campaña, le redirige a otra persona que le pedirá que rellene el documento.
Junto a él, Ashraf anima a la gente a firmar recordándoles los problemas cotidianos, lanzándoles preguntas e instándoles a que reflexionen unos segundos sobre su presente y el futuro de sus hijos: "Los egipcios merecemos vivir, esto no es vida. Queremos un trabajo, poder tener una casa y comida sobre la mesa cada día, no tener que estar mendigando, merecemos que los turistas regresen a nuestro precioso país... pero los Hermanos Musulmanes solo quieren poder, sin pensar en los millones de egipcios que formamos este país", explica mientras pide un gobierno tecnócrata que dirija la salida de Egipto de la actual crisis económica y empiece a aplicar medidas que acompañen al cambio político.