Jordi Cruz (MasterChef Junior): "A los siete años ya sabía que de mayor sería cocinero"

Dice Jordi Cruz (Manresa, Barcelona, 1978) que la final de MasterChef Junior la ganará... "el pequeño aspirante que cocine mejor". No suelta prenda porque quiere que el próximo lunes todo el mundo encienda la tele para ver cuál de los cuatro bajitos finalistas se lleva el premio gordo. El suyo, teniendo en cuenta que le encanta enseñar y divulgar, ya lo ha ganado. Pero su gran pasión, desde niño, es la cocina. Tanto que a los 17 ya era chef, que a los 24 obtuvo su primera estrella Michelin y que ahora, con solo 35, ya está al frente de Abac (dos estrellas), Angle (una estrella) y Ten's. Asegura que 2013 ha sido un gran año para él. Hace 12 meses era solo uno de los cocineros más talentosos y con más proyección de España. Ahora es, además, uno de los rostros más conocidos de la tele. Poco antes de las campanadas usó en una misma frase las palabras "Madrid", "política" y "Guía Michelin", y David Muñoz (Diverxo) se enfadó mucho. Pero durante la grabación de esta entrevista el chef madrileño ha hecho oficial en Twitter que el tema está zanjado.

2013 ha sido un año...

¡Bueno! Bueno dentro de lo que cabe porque, con la que está cayendo... En el restaurante estamos aguantando bien porque hemos currado y tenemos muchos clientes extranjeros. Además me han nombrado Chef de l'Avenir [chef del futuro] y hemos hecho un programa de cocina que ha gustado. ¡Hasta nos han dado un Premio Ondas, que es como las tres estrellas de la tele! ¡Estoy feliz!

Durante las campanadas TVE nos mostró un primer plano del reloj de la Puerta del Sol. ¿Te comiste las uvas o también te has apuntado al carro de las mandarinas?

Me las comí después porque en ese momento la máxima preocupación era felicitarle el año a todo el mundo. Una pena, la verdad, porque tengo la costumbre de comérmelas...

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¿No eres supersticioso?

¡Lo soy! Pero me las comí después, con campanadas mentales. Seguro que La Suerte lo entiende [risas].

¿Tú te habrías presentado a MasterChef Junior?

¡Seguro! Yo a los siete años ya sabía que de mayor sería cocinero. No era tan competitivo ni tenía tanta calidad como nuestros aspirantes, que son la leche, pero me habría encantado.

A los niños de MasterChef Junior les has enseñado muchas cosas. ¿Qué has aprendido de ellos?

El esponjismo a la hora de aprender, el no tenerle miedo a nada, que la cámara les importe tres pepinos, que quieran pasárselo bien... Ver esa actitud, en un momento en el que todos estamos un poco pochos, es buenísimo.

El otro día les enseñasteis un ternero y, acto seguido, despiezasteis un solomillo...

Nos han criticado por ello pero hay mucha tontería en torno a eso. Yo vivo en una tierra en la que, hace 20 años, la matanza del cerdo era lo más normal del mundo. Ahora hay chavales que van al súper, ven un trozo de carne y no tienen ni pajolera idea de de dónde procede eso. Lo de ver al bichito y luego a un congénere despiezado se puede interpretar mal pero ¡es que es así! A los chavales hay que educarlos en lo que es cierto y, cuanto antes, mejor. Seguro que en los juegos de la Play ven cosas mucho peores que las que podemos enseñarles nosotros sobre alimentación.

Hay quien sostiene que los niños de ocho o 10 años debería ver cómo es una matanza. ¿Tú viste alguna, de pequeño?

¡Claro! Con cinco, seis, siete años... Recuerdo al cerdo gritando y eso tiene un punto, lo reconozco. Pero cuando vas por la autopista y ves un gato atropellado, y luego te acuerdas del gato que tienes en casa... ¡Miau! Todo forma parte de la Naturaleza. No hay que escandalizarse ni decir burradas en Twitter. Nosotros queremos entretener de forma didáctica y creo que hemos tratado a los niños con un cariño bestial. Hemos hecho bromas y nos hemos reído pero no nos hemos pasado ni media. Los profesores de escuela lo hacen así. ¡Eso es educar!

¿Cuál es el último plato que has creado?

Hay muchas formas de entender la creatividad y una de ellas pasa por dar con productos interesantes. Nosotros tenemos un proveedor japonés muy bueno que nos manda productos directamente desde allí y esta semana hemos estado experimentando. El último es un cardo rojo con caldo japonés. El cardo, cuando lo cortas en juliana y lo dejas en agua helada, te queda muy crujiente. El caldo la una infusión en un confitado de seta japonesa con alga kombu y notas tailandesas. No tiene mucha técnica. Consiste en servir el cardo rojo crocante semicocinado delante del cliente. Un aperitivo muy sencillo y aromático en el que fusionamos algo muy de aquí con algo muy de allá.

¿Has comido alguna vez en Diverxo?

¡Claro! Estuve allí hace unos seis meses.

¿Y cómo fue?

¡Genial! En la cocina de David te encuentras sabores chinos, japoneses e incluso marroquíes combinados de forma muy inteligente. Fusiona los sabores con una visión muy de aquí. Les saca mucho partido y el resultado está buenísimo...

Lo que dijiste en Catalunya Ràdio ha suscitado mucha polémica. Luego has querido aclararlo...

? Jordi Cruz Mas (@JordiCruzMas) enero 2, 2014

¡Claro! Llamé a Crisitna Jolonch [periodista de La Vanguardia] y también a David [Muñoz]. La periodista de Catalunya Ràdio me preguntó, con bastante mala baba, si yo creía que, estando la política como está, los de la Guía Michelin podrían haberse visto influidos [para otorgarle la tercera estrella a un restaurante madrileño]. Mi respuesta fue que, siendo conscientes del peso que tienen en el sector turístico y sabiendo que ya hay muchas estrellas en Cataluña y en el País Vasco, podrían haber querido repartir la cosa un poco.

¿Eso crees?

Ellos son muy herméticos y muy rigurosos pero a mí me parecería algo normal, sobre todo teniendo en cuenta que este año Madrid no ha tenido suerte con las olimpiadas, que el turismo le ha bajado un 30 % y que el peso de Iberia se está desplazando hacia Londres. No digo que Michelin ceda ante presiones políticas, ni que tenga en cuenta factores no gastronómicos, ni que Diverxo no se merezca la tercera estrella, por supuesto. Pero el titular fue: "Jordi Cruz cree que la Guía Michelin ha hecho un gesto a favor Madrid". ¡Coño! Yo creo que se me ha malinterpretado. Lo que yo quería decir es lo que ha salido luego en La Vanguardia.

David Muñoz se ha enfadado mucho...

Le llamé ayer y me dijo que está enfadado porque hay mucha gente hablando... y yo lo entiendo, pero el primero que le felicitó el día de las estrellas fui yo. Se me hace raro que pueda pensar que yo hablo mal de él o de la Guía Michelin, cuando la respeto ¡más que a mi vida! Si otro día ve algo en Twitter que no le gusta, que me llame y me diga: "¡Qué has hecho, tontopollas!". Yo soy cocinero. No me meto en política.

¿Habías pisado algún otro charco de este tamaño?

¡Para nada! Sé que si en una misma frase dices "Madrid" y "política" se te puede malinterpretar. Me lo podría haber ahorrado. Pero la verdad es que yo soy más bien conciliador. Al final David me dijo que "tranquilo" y nos dimos un abrazo telefónico.

Llevas varios meses con el foco mediático encima y, además, no dejas de viajar entre Madrid y Barcelona. ¿Estás cansado de que te pregunten ese tipo de cosas?

En absoluto. La cocina y la política son como el agua y el aceite. Con el fútbol puedo entenderlo y Pepe [Rodríguez], que es muy madridista, me gasta alguna broma de vez cuando. Pero no pasa de ahí, del chascarrillo.

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