Tribunales | Actualidad
CASO DEFEX

La trama de armas Defex también operó en Egipto en los meses previos a la primavera árabe

La empresa pública comercializadora de armas proveyó a Egipto de equipamiento de defensa y seguridad para las zonas turísticas en 2010 por 30 millones de euros

La propia Defex ha denunciado al juzgado de la Audiencia Nacional que investiga el caso la supuesta corrupción en este contrato

El fraude en la venta de armas con la garantía del Estado se extiende ya a cuatro países

Policías armados durante las protestas de la primavera árabe en El Cairo / EFE

Madrid

El entramado corrupto para la venta de armamento a través de la empresa pública Defex no solo aprovechó sus redes para extenderse hasta Angola, Camerún y Arabia Saudí, sino que también rubricó un contrato en verano de 2010 con el Gobierno egipcio, unos meses antes del estallido de la primavera árabe, para proporcionar equipamiento y material de seguridad a las zonas históricas y turísticas del país por 30 millones de euros.

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Ha sido la propia empresa pública imputada, Defex, la que ha denunciado este contrato ante el juez de la Audiencia Nacional que investiga el caso al sospechar que la red liderada por el expresidente José Ignacio Encinas Charro operó en Egipto de una forma similar a la del resto de contratos bajo sospecha, según fuentes cercanas a la sociedad pública. La investigación del mismo se encuentra en la fase inicial y aún está bajo secreto de sumario.

Defex ha mostrado su disposición a colaborar con la justicia, y ha facilitado al juez José de la Mata todos los contratos internacionales suscritos para depurar las posibles responsabilidades.

Los investigadores sospechan que en el caso de Egipto, la trama dirigida por el expresidente de Defex, Encinas Charro; el coronel Larumbe y la sobrina del espía Francisco Paesa, Beatriz García Paesa; operó de la misma forma que en Angola, Camerún y Arabia Saudí: firman un contrato para la venta de material de defensa o armas a alguno de esos países por decenas de millones de euros, pero solo llega una pequeña parte del equipamiento a su destino. Después, la trama Defex soborna a los funcionarios del país de turno, que paga como si hubiera recibido todo el pedido, y las ganancias, de entre el 200 y el 300 por ciento, son repartidas entre los responsables del entramado en España. Ahí tenía un papel clave Beatriz García Paesa, la sobrina del espía, quien desde Luxemburgo diseñó el entramado societario en paraísos fiscales para ocultar el dinero que se pierde en Singapur.

Sospechan que las prácticas corruptas arrancan hace 20 años

El contrato que supuso el inicio de las investigaciones fue el de la venta de armamento y material antidisturbios firmado en 2008 con Angola por 152,9 millones de euros, de los que la red se quedó más de 100 millones. Hay al menos dos contratos más en Camerún y varios más con idéntico proceder firmados con Arabia Saudí.

Encinas Charro fue presidente de Defex entre 1991 y mayo de 2012. Ha sido el único presidente de una empresa pública en España que ha sobrevivido a cuatro administraciones distintas. Fuentes del caso sospechan que la corrupción en la venta de armas desde la empresa pública no se circunscribe a los últimos diez años, como se creía en un principio, sino que existen indicios de que las prácticas corruptas se extienden a todo su mandato.

Ni rastro del "Kin" de DEFEX

La mayor parte de los integrantes de la red están ya identificados, pero el caso aún tiene lagunas. La justicia aún no ha podido identificar al particular míster X de la organización, al que los imputados Juan Carlos Cueto y Beatriz García Paesa llamaban en un correo electrónico desvelado por la SER "El Kin" (sic) o "El Rey" de la organización, que solo por el contrato de Angola cobró la mayor comisión del entramado, que alcanzó un total de 3 millones de euros.

Ninguno de los sospechosos, que se enfrentan a graves penas por delitos de pertenencia a organización criminal, corrupción en las transacciones comerciales internacionales, contra la Hacienda Pública, cohecho, fraude fiscal y blanqueo, le quiso identificar. El expresidente de Defex, José Ignacio Encinas Charro, se limitó a afirmar ante el juez que su identidad "son palabras mayores".

 
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