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Por qué América Latina lucha contra la desigualdad en la calle

La región más desigual del mundo protesta contra el estancamiento económico y la falta de políticas públicas que ayuden a afianzar a la clase media

Las protestas con Sebastián Piñera en Santiago de Chile / Marcelo Hernandez (Getty Images)

Madrid

Los imponentes Andes, la mayor cordillera del continente americano, dibujan también la silueta de la indignación social en América Latina.

Empezando en Venezuela -donde la emergencia humanitaria ha expulsado a 600.000 personas del país en los últimos 4 meses-, siguiendo por Colombia -con revueltas estudiantiles-, Ecuador -donde la subida del precio del combustible incendió las calles hasta tal punto que el presidente Lenín Moreno ha tenido que dar marcha atrás-, Perú -allí el presidente Martín Vizcarra ha cerrado el Parlamento y ha tenido que convocar nuevas elecciones por la profunda confrontación entre los poderes del Estado-, avanzando hacia Bolivia -las acusaciones de fraude que salpican a Evo Morales le han obligado a aceptar la petición de la Organización de Estados Americanos (OEA) de realizar una auditoría del recuento-, atravesando Chile -la protesta más masiva desde la llegada de la democracia al país ha forzado a Sebastián Piñera a retirar el toque de queda y anular la subida del precio del metro- y desembocando en Argentina -país que está sumido en una gran crisis económica y que afronta en ese escenario unas nuevas elecciones-. 

Con 600 millones de habitantes, la fotografía del malestar de América Latina no es homogénea pero sí tiene unas raíces políticas importantes. "Vivimos una década progresista con Correa en Ecuador, Da Silva en Brasil, Kirchner en Argentina, Morales en Bolivia y Chávez en Venezuela que fue seguida por un efímero paréntesis en el que las derechas retomaron el poder en base a la alternancia democrática", explica Sergio Pascual, que colabora con el think tank CELAG, especializado en geopolítica latinoamericana. "Estas derechas han aplicado las mismas recetas que ya se aplicaron en los años 80: la retirada de los subsidios, el recorte de los servicios públicos...y eso está en el origen de esta crisis", añade quien fuera integrante de Podemos. 

Detrás de las revueltas en las calles hay un fuerte estancamiento económico. Según el Fondo Monetario Internacional, este año América Latina será la región con el crecimiento más bajo del mundo: crecerá 16 veces menos que África. Y las reformas de los Gobiernos solo aumentan la desafección de los ciudadanos. "Hay una falta de políticas públicas de calidad porque hay un aumento desmesurado en el coste de algunos servicios como el transporte", añade Erika Rodríguez, directora para América Latina de la Fundación Alternativas. "Tenemos políticos, y en el caso de Chile es bastante evidente, que tienen unas remuneraciones estratosféricas comparadas con el salario mínimo del país. La ciudadanía les entiende como desconectados de sus necesidades". 

¿Qué consecuencias tiene esta situación?

En primer lugar, la caída de la inversión extranjera. Los analistas temen que esta situación de inestabilidad asuste al dinero de fuera que llega a América Latina. La segunda consecuencia es el recrudecimiento de la desigualdad en la región que ya tiene la mayor inequidad de todo el planeta. "No se trata únicamente de sacar gente de la pobreza y ponerla en la clase media, es que esa clase media tiene que tener capacidad de resistencia ante las dificultades, es decir, no volver a la pobreza ante cualquier circunstancia personal adversa", matiza Rodríguez. 

La evidente conflictividad social a la que está dando lugar la receta de los recortes en los servicios públicos derivará, según Pascual, en un "nuevo ciclo progresista en la región".  Un viraje político sobre el que este antropólogo se pregunta "si la resistencia de un agotado modelo neoliberal dejará por el camino modelos o etapas autoritarias que creíamos que habían quedado [superadas] en el pasado". 

Entretanto, la brecha entre clases se sigue agrandando. El 1% de los chilenos recibe el 30% de los ingresos del país y la luz o el gas en Argentina se han encarecido tantísimo que muchas familias destinan el 40% de sus sueldos a pagar esas facturas. Uno de cada diez latinoamericanos vive en la pobreza extrema, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) que resalta que esta es la peor cifra desde 2008. El total de la población pobre en Latinoamérica es del 30.2%. 

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