El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comparecido en las escalinatas de La Moncloa tras la aprobación en Consejo de Ministros del indulto a los nueve presos del «procés» condenados por el Tribunal Supremo. Ha explicado que tras la sentencia diversas personas e instituciones formularon una petición de gracia que el Gobierno ha estudiado. Y que, tras sopesar las razones a favor y en contra, el Gobierno ha estimado que existen razones de utilidad pública que aconsejan conceder los indultos. Sánchez ha confirmado que son indultos parciales: «Conmutamos las penas pendientes de prisión, pero se mantienen las condenas por inhabilitación de todos los condenados». Los indultos quedan condicionados a que no se cometa un delito grave durante un plazo de tiempo, «de lo contrario el indulto quedaría sin efecto». Ha querido dejar claro el presidente que hay «condicionalidad» en estos indultos. El presidente ha explicado que las razones de utilidad pública que motivan los indultos tienen que ver con la necesidad de «restablecer la convivencia y la concordia en el seno de la sociedad catalana y en el conjunto de la sociedad española». Y ha destacado que el Gobierno cree que es la mejor decisión «para Cataluña, la mejor para España y la más conforme con el espíritu de concordia de la Constitución». Pedro Sánchez ha descrito que la sociedad española quiere una Cataluña «europea, próspera, plural, solidaria y con un alto grado de autogobierno». Y ha especificado: «Cataluña sin España ni sería europea, ni sería próspera ni sería plural. Y España sin Cataluña simplemente no sería España. Esta doble certeza es el norte que guía nuestro camino. Y hay camino». Ha destacado el presidente que los indultos no exigen que los beneficiados «deban cambiar de ideales; ni esperamos tal cosa». «De hecho, las personas encarceladas jamás fueron sancionadas por sus ideas, sino por sus actos contrarios a la legalidad democrática. Una democracia fuerte como la nuestra no pide a nadie que renuncie a sus ideas, pero exige que todas las ideas se defiendan en el marco de la legalidad y con respeto a los derechos de todos», ha expresado. Pedro Sánchez ha reiterado la necesidad de «abrir un nuevo tiempo de diálogo y tender puentes de concordia entre personas que estamos muy alejadas en lo político, pero que no podemos ignorarnos». Ha alentado a «afrontar las mismas preocupaciones y problemas». El presidente ha reconocido que habrá dificultades en el camino, pero que «vale mucho la pena intentarlo». Y ha enumerado las razones: «Por los españoles. Y por todos los catalanes. Nuestros hijos, la sociedad entera, se merecen un futuro mejor en Cataluña y en toda España, y la primera obligación del Gobierno es ayudar a lograrlo». La declaración institucional ha finalizado con una llamada al optimismo de cara al futuro y con el reconocimiento de que se abre una nueva etapa «de diálogo y reencuentro» con el objetivo de «cerrar una de división y enfrentamiento». «Es el momento de la política y de pasar página, una vía que nunca se debió abandonar», ha concluido el presidente Pedro Sánchez. Comparezco ante Vds. para informarles de que el Consejo de Ministros de hoy ha acordado conceder el indulto a los nueve condenados del juicio del procés que permanecen en prisión. La vía judicial concluyó con la sentencia firme del Tribunal Supremo, que no está en cuestión. A continuación, diversas personas e instituciones formularon una petición de gracia que el Gobierno debe resolver en un sentido u otro. Tras sopesar las razones a favor y en contra de la medida de gracia, el Gobierno ha estimado que existen razones de utilidad pública que aconsejan conceder los indultos. Se trata de indultos parciales: conmutamos las penas pendientes de prisión, pero se mantienen las condenas por inhabilitación de todos los condenados. Del mismo modo, todos los indultos quedan condicionados a que no se cometa un delito grave durante un plazo de tiempo; de lo contrario el indulto quedaría sin efecto. Hay, por lo tanto, condicionalidad. Las razones de utilidad pública que motivan los indultos tienen que ver con la necesidad de restablecer la convivencia y la concordia en el seno de la sociedad catalana y en el conjunto de la sociedad española. Hemos tomado esta decisión porque es la mejor para Cataluña, la mejor para España y la más conforme con el espíritu de concordia de la Constitución. La sociedad española quiere una Cataluña europea, próspera, plural, solidaria y con un alto grado de autogobierno. Cataluña sin España ni sería europea, ni sería próspera ni sería plural. Y España sin Cataluña simplemente no sería España. Esta doble certeza es el norte que guía nuestro camino. Y hay camino. Los indultos afectan de manera directa a nueve personas, pero están sobre todo dirigidos a los muchos catalanes que se sienten solidarios con quienes están presos y también a muchos otros que no respaldaron sus actos pero sí creen que ya han cumplido suficiente castigo. Esta medida de gracia no exige que los beneficiados deban cambiar de ideales; ni esperamos tal cosa. De hecho, las personas encarceladas jamás fueron sancionadas por sus ideas, sino por sus actos contrarios a la legalidad democrática. Una democracia fuerte como la nuestra no pide a nadie que renuncie a sus ideas, pero exige que todas las ideas se defiendan en el marco de la legalidad y con respeto a los derechos de todos. El Gobierno de España trabaja y seguirá trabajando para el entendimiento, no para el enfrentamiento. Pretendemos ahora abrir un nuevo tiempo de diálogo y tender puentes de concordia entre personas que estamos muy alejadas en lo político, pero que no podemos ignorarnos. Vivimos juntos y juntos tenemos que afrontar las mismas preocupaciones y problemas. Encontraremos dificultades en el camino, pero vale mucho la pena intentarlo. Por los españoles. Y por todos los catalanes. Nuestros hijos, la sociedad entera, se merecen un futuro mejor en Cataluña y en toda España, y la primera obligación del Gobierno es ayudar a lograrlo. En este día miramos al futuro con más optimismo. Hoy, con esta acción, queremos abrir una nueva etapa de diálogo y reencuentro, y cerrar una de división y enfrentamiento. La democracia española demuestra hoy su grandeza, y es una buena ocasión para que demuestren la suya quienes la cuestionan. Ahora es el momento de la política, de pasar página. El momento de volver a la vía que nunca se debió abandonar. Ahora es el momento de concentrar todas nuestras fuerzas en mejorar la vida de nuestro pueblo en este tiempo de dificultades y de esperanzas. Muchas gracias.