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¿Es viable instaurar en la carne un código similar al de los huevos que informe sobre su origen?

La polémica sobre las macrogranjas ha disparado el interés sobre la calidad de la carne

Más País-Equo ha presentado en el Congreso una Proposición no de Ley sobre el etiquetado

Todos los huevos que se comercializan en la UE deben llevar un código que informa sobre cómo se han criado las gallinas y la ubicación de la granja.(GETTY)

Madrid

Aunque mucha gente no repare en ello, en la cáscara de todos los huevos que se venden en la Unión Europea hay un código que empieza con los números 0, 1, 2 o 3. Un código que en España es obligatorio desde 2008 y que, además de aportar información sobre dónde está la granja (país, provincia y municipio), también nos dice si son huevos de producción ecológica (0), procedentes de gallinas camperas (1), gallinas criadas en el suelo (2) o gallinas criadas en jaula (3).

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La creciente sensibilidad de los consumidores en cuestiones como la sostenibilidad, el bienestar animal o la alimentación saludable ha llevado a varios supermercados de Francia —Carrefour, Aldi o Lidl— a anunciar que dejarán de vender huevos del grupo 3 en 2025. Pero, ¿sería viable instaurar en la carne envasada un código similar al de los huevos? En Más País-Equo creen que sí y, de hecho, ya han presentado una Proposición no de Ley (PNL) sobre el etiquetado de la carne.

El partido liderado por Íñigo Errejón ya contemplaba "estudiar y promover el etiquetado de los productos de origen animal sobre el sistema de cría utilizado" en su programa electoral, pero la reciente polémica sobre las macrogranjas ha disparado el interés sobre un asunto al que, hasta ahora, no se le había prestado demasiada atención.

El texto presentado por Más País-Equo señala que "el sector de la ganadería es responsable del 9,1% de las emisiones de gases de efecto invernadero de nuestro paí" y que "la producción de proteínas animales requiere 10 veces más hectáreas de cultivo que las proteínas vegetales, lo que provoca problemas graves de deforestación en terceros países".

Etiquetado, moratoria y dieta mediterránea

El texto también aporta algunos datos: "En España existen, según el Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes, 3.200 grandes granjas de cerdos, aquellas cuentan más de 2.000 cerdos de cebo o 750 cerdas reproductoras; y unas 550 de aves, aquellas con más de 40.000 plazas para gallinas ponedoras".

La exposición de motivos de la PNL también dice que "el principal problema se encuentra en las instalaciones industriales de productos ganaderos, más conocidas como macrogranjas" y, por ello, contempla cuatro medidas:

  1. Implantar un etiquetado que permita identificar la procedencia y modelo de ganadería de todos los productos, como ya ocurre con los huevos.
  2. Establecer una moratoria para las macrogranjas industriales hasta que exista una normativa clara que evite los graves impactos ambientales y sociales.
  3. Realizar una evaluación estratégica del sector ganadero.
  4. Poner en marcha una Mesa sectorial de los Ministerios implicados (Agricultura, Transición Ecológica y Reto Demográfico, Sanidad y Consumo) para poner impulsar e implementar políticas que incentiven la dieta mediterránea y la reducción del consumo de carne en España a niveles recomendables.

"Sería interesante"

Rubén Sánchez, portavoz de Facua, señala que "gracias a la polémica hay muchos más consumidores que quieren conocer el origen de la carne, si los animales han sido tratados como corresponde o ha habido maltrato, el tipo de alimentación que han seguido, etc." y que, por ello, "sería interesante incorporar en el etiquetado de la carne información relativa al tipo de explotación ganadera en la que se ha criado el animal, independientemente de que hay mucho que mejorar en esa materia de trazabilidad y, sobre todo, la necesidad de hacer muchas más inspecciones para evaluar si se está cumpliendo la normtiva vigente".

"No todo es blanco o negro"

Miguel Ángel Lurueña, tecnólogo de los alimentos y autor de la web de divulgción Gominolas de Petróleo, señala que "la intención puede ser buena", pero añade que la propuesta le parece "un poco simplista" porque obvia, por ejemplo, que muchas de las materias primas de la dieta animal proceden de subproductos de la industria alimentaria que difícilmente se podrían destinar al consumo humano.

La propuesta del etiquetado le parece "bien", pero insiste en que "hace falta pedagogía" para dejar claro que no todo es "blanco o negro", como mucha gente cree. "Frente a lo idílico de las vacas en el campo y el terror de las macrogranjas, La la realidad es más compleja. Hay explotaciones semiextensivas y animales que pasan por distintas fases a lo largo de su vida. Pero si se definen bien esos criterios no me parece mal que se ofrezca esa información al consumidor".

Ni extensiva, ni intensiva: familiar

Diego Juste, portavoz de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), asegura que la PNL de Más País-Equo "suena bien" y que, de hecho, está en la línea de lo que llevan años reivindicando y de lo que, sin ir más lejos, le propusieron al ministro de Consumo, Alberto Garzón, en su reunión de la semana pasada.

"Defendemos un etiquetado transparente para los productos agrícolas y ganaderos. Los consumidores tienen que saber lo que compran y los productores tienen que ver reconocido su trabajo. Para eso el etiquetado es fundamental, pero no estamos de acuerdo en destcar solo la ganadería extensiva porque no se puede trazar una relación extensiva-buena, intensiva-mala. Hay explotaciones intensivas de tamaño pequeño o mediano que sonperfectamente sostenible. Nosotros preferimos hablar de un etiquetado que reconozca la ganadería familiar, que es esa en la que las decisiones se toman alrededor de la mesa de la cocina y no en un consejo de administración. Eso es lo que vamos a defender".

"¿Eso lo quiere el consumidor?"

Ignasi Pons, responsable del Area Técnica de la Federación Empresarial de Carnes e Industrias Cárnicas (FECIC), se muestra favorable a "todo lo que sea etiquetado claro", pero asegura que "tenemos que ver cómo se etiqueta y cómo se controla porque no podemos llevar al consumidor a la desinformación".

No tiene claro, sin embargo, que la propuesta responda a una demanda real: "¿Eso lo quiere el consumidor? ¿Sabemos que lo quiere... o quién es que lo quiere? La trazabilidad ya existe, pero ¿el consumidor entiende las etiquetas que hay ahora? A veces parece que la solución a todo sea meterlo en el etiquetado, y el exceso de información lleva a la desinformción. Yo me leo las etiquetas de ciertos productos y la mitad de los ingredientes no entiendo qué son".

¿El tamaño importa?

"Tendríamos que ver cómo se hace ese etiquetado porque no todo es A o B: hay regímenes simiextensivos, diferentes tipos de alimentación... Si se quiere hacer hay que ofrecer garantías de que lo contamos todo, incluyendo el tiempo que el animal pasa en cada tipo de explotación", asegura Pons.

 "Las certificaciones en calidad y bienestar animal ya son una garantía. El ministro Garzón ha hecho unas afirmciones que no están sustentadoas documentalmente porque yo no he visto al ministro de Agricultura decir que se han cerrado macrogranjas por incumplir la normativa. ¿Tenemos actas que digan eso? En cualquier caso deberíamos dejar de hablar de si son grandes o pequeñas porque lo importante es la sostenibilidad en la gestión de los purines, el agua o la energía, y ya estamos trabajando con los fondos Next Generation para conseguirlo".

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17:20

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Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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