"¡Qué manjar, qué fiesta!": David de Jorge desvela qué llevaba el bocadillo "más delicioso" que ha probado nunca
El cocinero comparte su lista de bocatas preferidos y estalla contra los que abusan de ciertos ingredientes
Madrid
Poca gente sabe tanto y disfruta tanto de la gastronomía como el cocinero David de Jorge, a quien —desde la autoridad que le dan los años y una larga carrera profesional desarrollada, sobre todo, junto a Martín Berasategui— no le importa protestar públicamente contra las "chorradas" de la cocina moderna, cargar contra los integristas de la paella o reivindicar el buen producto y la cocina tradicional.
Fan absoluto de la tortilla de patata, David de Jorge tiene claro qué errores no se deben cometer a la hora de preparar uno de los platos más icónicos de la gastronomía española. Pero tampoco deja pasar la oportunidad de recomendar una buena mariscada o una sobrasada tan grande que le sirve hasta de almohada.
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Con motivo de la sección de La Ventana dedicada al bocadillo como merienda, además, David de Jorge ha accedido a desvelar cuáles son sus preferidos y, aunque de entrada le habíamos pedido que eligiera solo tres, al final ha mencionado unos cuantos más.
Top tres, cuatro, cinco...
"Mis bocadillos favoritos son los de toda la vida", señala. "El de onza de chocolate dura, ese que metes el piñote y te cuesta morder, ¡ese bocata es superior! Pero siempre me ha encantado el bocadillo de chorizo Pamplona con mantequilla. Si puede ser de Chorizo Troncal Alejandro, mucho mejor, porque es el mejor de España. Pero el chorizo de Salamanca o el chorizo ibérico también me parecen la bomba".
El tercero que menciona es el de jamón cocido con mantequilla —"¡superior!"—, pero después de su trilogía de "bocatas increíbles" no puede contenerse: "El de anchoas en salazón también es un gran bocata. Y el de sardinillas... ¡Qué manjar, qué fiesta! ¡Por Dios!".
Después de recopilar algunos clásicos, de todas formas, recuerda otro de sus favoritos del momento: "Últimamente el bocata que más disfruto es el de mollete de toda la vida, bien tostado, regado de aceite de oliva virgen extra y bien frotado de tomate, con tortilla francesa y lonchas de jamón ibérico. Ese también es un bocata que te cagas".
"Hasta los cojones de tanto blandengue"
Pero al reflexionar sobre lo que le gusta y lo que no, aparece la rabia contra lo que no soporta: "Llevo una temporada hasta los huevos de todos esos bocatas —que se anuncian y que todo el mundo festeja— de pulled pork y de cebolla roja encurtida con kimchi. ¡Unas mierdas!".
El vehemente cocinero vasco se suele expresar sin filtros: "Estoy hasta las pelotas de tanta marranada impostada. A mí me gusta el bocata de toda la vida. El de filete con ajos, el pepito de ternera, el de tortilla de patatas, el de salchichón... Ya está bien de horteras, de lelos y de cursis. Ni rúcula, ni kimchi, ni vinagre coreano. Yo reivindico el bocata español de toda la vida. El que hemos comido en todos los bares y tascas. Hay que apretar los diente para no caer en la horterada, que estoy hasta los cojones de tanto blandengue".
Bocadillos y 'guarrindongadas'
Célebre por su programa de televisión Robin Food, David de Jorge ha hecho reír a millones de españoles con sus guarrindongadas y en el terreno de los bocadillos tampoco le faltan ideas: "Entre dos galletas Chiquilín metes una lonchaca de chorizo Pamplona con un buen pegote de mayonesa, que resulta vomitivo, pero la mezcla no está nada mal. No da para comerse una fuente, pero está menos malo de lo que parece".
También le parece "superior" el de "leche condensada, turrón del blando y anchoas en salazón". De hecho, asegura que se trata de "un ejercicio de cocina contemporánea que te cagas convertida en bocadillo" y añade que "si uno de estos cocineros estetas y modernetes echara en un plato bonito un chorrazo de leche condensada, turrón desperdigado y una anchoa esferificada, a todo el mundo le parecería una maravilla".
"El de tortilla de patatas con madalenas es un buen tentempié si vas al monte, pero alguien me contó que en una cafetería universitaria podías elegir los ingredientes y él se lo pedía con todo: lomo, pechuga, queso fundido, lechuga, beicon, pimientos, pepinillos, tortilla, francesa, patatas fritas, mayonesa... y un par de pastelitos Martínez".
El mejor de todos
Al preguntarle por el mejor que ha comido nunca, sin embargo, tira de nostalgia. "El mejor es el peor", explica. "Lo tengo en la memoria como el bocata definitivo. Cuando eras crío y a las 6:00 de la mañana olfateabas desde la cama que tu madre se había levantado para hacerte tortilla de patata y ni siquiera había ni amanecido".
"Tu padre se levantaba para comprar el pan. ¡Cuánto te quieren los padres, qué maravilla! Y digo que es el peor porque era incapaz de esperar al destino de la excursión y, en cuanto me montaba en el autobús, me lo comía. Por el efecto de calor, el pan se reblandecía y se quedaba gomoso. ¡Era un horror! Pero ese es el bocadillo más delicioso me he comido nunca".
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Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía...