Discos eternos para enamorarte de la música de los años 80
Recopilamos nuestros programas favoritos dedicados a álbumes de los años 80
Madrid
La década de los años 80 marcó un punto de inflexión en la música. Tras décadas en las que el protagonismo lo marcaban las bandas, los ochenta consagró el individualismo, el ego y a las grandes divas y reyes del pop. Aquella fue la década de Madonna, Prince, Whitney Houston y Bruce Springsteen, grandes estrellas que se cansaron de vender discos y que fueron los grandes protagonista de aquella época, pero en los ochenta hubo hueco para todo tipo de artistas y sonidos. Esta semana recopilamos algunos de los discos a los que hemos dedicado programas en las últimas temporadas para hacer un dibujo más completo de aquella década.
Recopilamos todos los programas de la octava temporada de Sofá Sonoro
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Tracy Chapman | Tracy Chapman
Con 24 años, Tracy Chapman puso la música del revés con un debut que nadie esperaba y que triunfó en una escena marcada por la música pop, los ritmos discotequeros y canciones carentes de mensaje. Tracy propuso justo lo contrario y recuperó la tradición de las canciones políticas, sociales o comprometidas, el homónimo debut de Chapman apenas tenía sentido comercialmente en aquel contexto musical, pero se convirtió en uno de los discos más impactantes de 1988.
The Cure | Disintegration
En 1989, Robert Smith se preparaba para entrar en la treintena y estaba angustiado. Pensaba que todos sus héroes musicales habían firmado sus grandes obras antes de cumplir los 30 y se puso manos a la obra. Bajo esa presión, Smith compuso las canciones de Disintegration, la obra más exitosa de The Cure. Smith creía tanto en aquellas canciones, en esa vuelta a la oscuridad, que estaba dispuesto a editarlas como un disco en solitario si no gustaban a sus compañeros de banda. No hizo falta. Tampoco tuvo miramientos hacia su sello, que calificó el disco de suicidio comercial. Smith siguió adelante, lanzó su órdago y se llevó la partida convirtiendo a Disintegration en el álbum más vendido de su carrera.
Bruce Springsteen | Nebraska
Tras comenzar la década a lo grande con The River y antes de asaltar la banda con Born in the USA, Bruce Springsteen editó el disco más sorprendente de su carrera. Nebraska iban a ser solo unas maquetas, un boceto, una idea, pero finalmente se convirtió en un disco crudo donde el músico de Nueva Jersey mostraba sus miedos y hacía uno de los mejores retratos de esos Estados Unidos que no salen en las guías de viaje.
Paul Simon | Graceland
En plena década de la exploración sonora llegó a las tiendas Graceland, séptimo álbum de estudio de Paul Simon tras sus días junto a Art Garfunkel. Simon, consciente de que no tenía ya mucho que perder, prefirió el riesgo y la aventura: lanzarse a descubrir. Con todo eso en la mochila llegó a Sudáfrica retando a todos y enfrentándose a la ONU y las quejas de lo señalaron por saltarse el boicot cultural a la Sudáfrica del apartheid, pero Simon también encontró apoyos en el mundo de la cultura que valoraron lo que el músico quería hacer. El resultado fue un disco revolucionario, valiente y con un sonido vibrante que se convirtió en uno de los grandes éxitos de su carrera.
U2 | The Joshua Tree
U2 cambió el rumbo de su carrera al cambiar el foco de la mirada y ampliar el horizonte al retratar de una manera magistral su visión del sueño americano. The Joshua Tree (marzo de 1987) fue el punto de no retorno hacia el estrellato. A sus 27 años, Bono mostró una capacidad única de mirar EEUU con crudeza, pero también con cariño y con la experiencia de alguien con muchas más vidas a sus espaldas. Aquel trabajo llegó a lo más alto de las listas de éxito en una veintena de países, pero más allá de eso o de los millones de discos vendidos, U2 se convirtió en la banda sonora de jóvenes de todo el mundo.
Prince | Purple Rain
Tras 1999, su anterior disco, Prince comenzó a dar forma Purple Rain, su revolución sonora, una visión que transformó la música y que se adelantó a cosas que sucederían años después. Su apuesta fue a lo grande, un disco, una película y una gira que lo convertirían en la gran estrella de un año en el que coincidieron Thriller, de Michael Jackson, y el Born in the USA. Pero Purple Rain pasó a la historia por su fuerza, originalidad y valor, una muestra de los talentos del añorado Prince.
Kate Bush | Hounds of Love
Resulta maravilloso que cuarenta años después millones de adolescentes hayan descubierto a Kate Bush gracias a Stranger Things. Reconocimientos al margen, Hounds of Love es una obra enorme, compleja y excepcional. Un trabajo único creado por una mujer en la cima de su creatividad tras un comienzo tan precoz como arrollador. Su sonido, puesta en escena, letras, incluso los vídeos musicales muestran a una artista inigualable rodeada, además, de una dosis de misterio maravillosa.
The Smiths | The Queen is Dead
El tercer disco de The Smiths llegó en 1986 tras el número 1 que Morrissey y compañía habían logrado con su anterior trabajo. En esta entrega, The Smiths no vivió un proceso de sentarse a escribir canciones sino que fueron pariéndose en la carretera, en hoteles, en paradas de la gira anterior. Todo es mezclado con presiones, discusiones y dudas. El resultado fue una obra enorme que se convirtió en algo generacional y que encumbró a sus autores como los grandes referentes del rock británico de aquella década.
Sofá Sonoro: The Smiths y el caos alrededor de una obra maestra (28/10/20)
Tina Turner | Private Dancer
No ha habido en la música un regreso más potente que el de Tina Turner. Tras su éxito con el maltratador de su marido y su posterior ruptura, Tina pasó por un infierno y acabó jugando en tercera división pasados los 40 años y lejos de sus días de gloria. Sin embargo su determinación marcaron un regreso inesperado y maravilloso. Con Private Dancer arrasó, vendió millones de copias y llenó estadios. A Tina le quedaba rock para dar y tomar y lo ha estado haciendo desde entonces como si cada actuación fuese la última de su carrera.
The Stone Roses | The Stone Roses
El debut de The Stone Roses a finales de los ochenta marcó el camino sonoro y la revolución musical que se viviría en el Reino Unido durante el primer lustro de los noventa. Aquel disco enseñó un camino, definió un estilo y también una actitud. Con su limón en la portada, el álbum acabó siendo votado en la revista NME arrasando en todas las categorías de lo mejor del año. Pero luego el camino de la banda se torció por temas contractuales y cuando llegó su siguiente trabajo el tren se había largado. Sin embargo es un disco enorme y con esa influencia que solo tienen las obras maestras o las que casi lo son.
Madonna | Like a Prayer
Madonna reinó tanto en los años ochenta que se puede discutir un buen rato sobre cuál es su mejor disco de aquella racha maravillosa. Con Like a Prayer, Madonna se mostró más abierta, su lado más íntimo y personal. En pleno proceso de divorcio del actor Sean Penn, la cantante se abrió a cantar sobre su madre muerta, sobre la relación sobre su padre y le dio tiempo a meterse también un poco con su ex. Una obra enorme que definió el pop femenino de su década y de las que vendrían después.
Roy Orbison | Mystery Girl
Tras unos años ochenta perdido, como la mayoría de pioneros de su generación, Orbison se reencontró de la mano de Jeff Lynne, líder de la ELO, y fue parte de aquel fabuloso experimento de los Traveling Wilburys. De todos ellos, Orbison era el que se encontraba en un momento más complicado de su carrera y el que más fortalecido salió de aquel viaje. Pero fue en ese periodo cuando Orbison regresó también al estudio para grabar un álbum propio después de varios años. Lo hizo con los Hearthbreakers, la banda de Petty, como escuderos y con canciones escritas para él por tipos como Elvis Costello o Bono y The Edge de U2. 'Mystery Girl' iba a ser el álbum que consagrase de Orbison como un artista vigente, actual y con futuro, pero Roy no llegó a verlo en las tiendas. Tras unos tiempos de molestias en el pecho le confesó a Johnny Cash que estaba asustado y le prometió ir al médico. Murió unos días después.
Roy Orbison y el mayor drama de la música
Chris Isaak | Heart Shaped World
Isaak lo tenía todo para triunfar en la música, pero no encontraba el camino hasta que David Lynch usó una versión instrumental de Wicked Games en su película Corazón Salvaje. Un pinchadiscos enamorado del cine se emocionó con la canción y la viralizó al estilo ochentero. Gracias a estas carambolas Isaak acabó teniendo un enorme éxito y dando altavoz a este disco arrollador, sensual y divertido que cerró la década abriendo una nueva vía para su autor.
Traveling Wilburys | Traveling Wilburys
Puede que no haya habido en la música una banda con más talento que Traveling Wilburys, la unión de George Harrison, Bob Dylan, Tom Petty, Roy Orbison y Jeff Lynne. En 1988 el grupo se juntó de casualidad y dieron un golpe encima de la mesa en un momento de duda en sus respectivas carreras. El experimento dejó los egos a un lado, se pusieron nombres falsos, y firmaron las canciones de manera cooperativa. Pero todo encajó y funcionó a la perfección regalando al público una disco nada pretencioso y tremendamente maravilloso.
Sofá Sonoro: Traveling Wilburys, la banda más sobrada de la historia de la música
Franco Battiato | La Voce del Padrone
Franco publicó en 1981 un álbum que cambió su vida y que le dio fama en todo el mundo, La Voce del Padrone. Tras una etapa de experimentación Battiato conquistó el pop sin hacer concesiones, siendo él, mostrando su fabuloso mundo. Visto con el tiempo resulta increíble con un hombre con esa música, ese estilo incluso con ese físico trascendiese como los hizo Battiato, pero el cantante italiano lo consiguió haciendo que su música gustase entre distintas clases sociales, entre personas muy diferentes que lo dejaban todo a un lado para entregarse a su música. Las canciones de esta joya tienen ese don y esa fuerza. Todo un milagro.
Las maravillosas locuras de Franco Battiato