"¡Están de morir!": los tres bares de barrio que Alberto Chicote frecuenta en el centro de Madrid
El cocinero propone un pequeño recorrido gastronómico por locales cercanos a su restaurante
Madrid
Aunque mucho antes de aparecer en La Sexta ya era uno de los cocineros más exitosos de Madrid, Alberto Chicote se ha hecho famoso gracias a los restaurantes que visita en Pesadilla en la cocina, un programa en el que todos los episodios empiezan igual: con una degustación de la carta (que suele acabar mal) y una pequeña inspección al backstage del restaurante (que suele acabar peor).
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Pero en su tiempo libre, claro, el cocinero madrileño prefiere comer en sitios bonitos y de calidad (no necesariamente muy caros), en los que los camareros no te hacen esperar más de la cuenta y donde te tratan de manera profesional. Sin pesadillas, vaya.
En la última entrevista concedida a Gastro SER, Chicote dejó claro que está muy ilusionado con Omeraki, el restaurante que abrió el año pasado junto a Inma Núñez, su mujer, en el madrileño barrio de Goya. "Durante el confinamiento tuvimos mucho tiempo para pensar y decidimos que queríamos poner en marcha un proyecto que fuese muy personal. Pero en ese momento yo tenía 52 años y llegamos a la conclusión de que, para desarrollarlo, necesitábamos al menos 15 o 20, por lo que teníamos que empezar ya".
¡Dicho y hecho! Omeraki —con tres menús de 65, 78 y 95 euros— se ha convertido en uno de los restaurantes más interesantes de la ciudad. Los viejos clientes de Nodo o Pandelujo pueden toparse con algún plato de esa época, pero el grueso del menú, que cambia cada semana, lo forman nuevas creaciones, como la tarta de cebolla con chantilly, el bogavante con chili crab o la naranja asada en papillote.
Gastro SER | Entrevista a Alberto Chicote
57:34
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El hecho de haber montado su restaurante en una de las zonas calientes de la hostelería de la ciudad, además, le permite disfrutar de la oferta de otros negocios "A lo largo de mi vida he ido cambiando de un sitio a otro y el lugar donde estoy currando es el que se acaba convirtiendo en mi barrio porque yo vivo en Las Rozas y allí hay poca cosa, la verdad. Así que ahora me muevo mucho por la zona de Felipe II", señala.
El Pescaíto (Duque de Sesto, 33)
Al pedirle algunas recomendaciones, el chef asegura que tiene "un vecino maravilloso" en Duque de Sesto, la misma calle que Omeraki: "Se llama El Pescaíto y lo hacen de puta madre. Rico, sencillo, sin historias... Fríen bien y lo cuidan todo con cariño. ¡Están buenas hasta las aceitunas! Y con un precio bastante ajustado para la calidad que ponen".
Javier Barroso, responsable de El Pescaíto, explica que abrió el negocio en 2008 y que, desde entonces, su oferta no ha variado en exceso: fritura andaluza, pescados a la plancha, ensaladas, algo de carne... Con una clientela formada, sobre todo, por vecinos y trabajadores de la zona, los platos más vendidos son la bandeja de fritura de pescado (23 euros) —con chopitos, calamares o boquerones—, las gambas a la plancha y los platos de jamón. "Hace ilusión tener como cliente a alguien del gremio, como Chicote. Todas las noches, cuando sale del restaurante, le veo pasar", explica.
La Catapa (Menorca, 14)
Otra de las debilidades de Chicote por la zona, aunque ya cruzando O'Donnell para adentrarse en la zona de Retiro, es La Catapa: "También lo tengo muy cerca, pero es que Miguel Ángel y yo empezamos en la escuela el mismo día y, además, compartimos taquilla. Nos conocemos desde hace 37 años y le quiero un montón, pero es que además cocina de puta madre. Es un tío fantástico y lo hace fenomenal".
Conocida por la calidad del producto y por su extensa oferta en vinos, su carta incluye platos como la ensaladilla de faisán escabechado (14,50), empanadillas de bacalao ajoarriero (14), las verdinas guisadas de carabineros (24,50) o las mollejas de cordero salteadas con boletus (21,50). Chicote destaca que "hace muy buenas croquetas" y que "el muestrario de pescado siempre está de cine".
Taberna Laredo (Dr. Castelo, 30)
Al preguntarle por sus favoritos del barrio, Chicote menciona también la Taberna Laredo, un negocio que acaba de cumplir 30 años gracias, entre otras cosas, a su amplia oferta en vinos y también al nivel de su cocina: ensalada con trigueros y ventresca, tempura de langostinos, salmorejo, marmitako de bonito, judías de Tolosa...
"A veces me siento en el restaurante, pero en la barra se come de cine", explica el chef. "Los langostinos fritos con espárragos están de morir y la tortilla con la panceta está buenísima. ¡También las chuletitas de conejo! Pero es que te pides una copa de vino o una cerveza y te pone unos quesos superbien elegidos".
El Pescaíto, La Catapa y Taberna Laredo, pues, se suman a la larga lista de restaurantes humildes que tanto gustan a los grandes chefs. A José Andrés, por ejemplo, le gusta la tortilla de Casa Dani y desayunar en el Mercado de Los Mostenses (Madrid). Ferran Adrià se queda con Ultramarinos Marín (Barcelona) o el Bar Frau (Palma), y Karlos Arguiñano con la Sidrería Izeta. A Dabiz Muñoz, por su parte, le chifla el arroz con bogavante de La Paloma II; y a Dani García, el Bar Fiesta de Marbella.
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...