A veces las cosas son lo que parecen

Madrid

Uno de los principales gestores de grandes fortunas españolas utilizó el ya famoso despacho de los papeles de Panamá para esconder patrimonio de sus clientes y ayudarles a evadir impuestos. Es noticia que les cuente esta mañana la Cadena Ser. Ese gestor se llama Arturo Fasana y su nombre aparece repetidas veces en el sumario de la trama Gürtel. Fasana creó al menos siete empresas pantalla con la firma Mossack Fonseca en Panamá y casi siempre se ponía él mismo como testaferro. Este broker, de nacionalidad suiza, ha llegado a gestionar, que sepamos, el patrimonio de 52 millonarios españoles.

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Es la novedad que hoy les cuenta la SER, de un caso, los papeles de Panamá que se ha llevado por delante ya al primer ministro de Islandia.

Los policías curtidos suelen decir que en la mayoría de los casos las cosas son lo que parecen de entrada cuando se llega a la escena del crimen. Presumiendo la inocencia jurídica, hasta que un juez diga lo contrario, llevarte tu dinero a 8.300 kilómetros de casa no suele ser por turismo financiero.

También en el caso de la venta de viviendas sociales, protegidas, que hizo el Ayuntamiento de Madrid en tiempos de Botella a un fondo buitre, dice la Cámara de Cuentas que las cosas son lo que parecieron en principio. Un despropósito y una injustica realizada en teoría para llenar las arcas públicas. Se vendieron las viviendas con los inquilinos dentro, jóvenes y familias sin recursos. Y el fondo buitre subió los precios del alquiler social, casi los duplicó en algún caso, y empezaron los desahucios.

Un juez archivó la denuncia de los afectados, pero la Cámara madrileña en su informe preliminar dice que aquello que nos pareció una barbaridad lo fue; que hubo información privilegiada, falta de transparencia, ausencia de concurrencia y publicidad y un quebranto millonario para las arcas públicas.

A falta de las alegaciones que presente el equipo de Botella, en un caso, y a falta de saber qué explicación dan los españoles que se llevaron su fortuna a Panamá, a 8.300 kilómetros de casa, en el otro, podemos ir concluyendo que a veces las cosas, por desgracia para todos, son lo que parecen.